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Los parámetros o valores juegan un rol fundamental para entender la diversidad lingüística, igual que los átomos en química. Un pequeño cambio en los parámetros puede crear un gran cambio en las lenguas. Por lo tanto, la diversidad lingüística no es solo socio-cultural.
Sí, todas las lenguas son diferentes, ello ha sido siempre materia de debate con profundas implicancias lingüísticas y filosóficas. Si fueran similares, significa que tendrían muchos puntos en común, fundamentales para la “inteligibilidad mutua”. Así, no habría problemas en el aprendizaje o adquisición de una u otra lengua.
Nos encontramos en la actualidad, según los avances de las ciencias del lenguaje, en los inicios de resolver este problema. El Dr. Mark C. Baker, Profesor en el Departamento de Lingüística y Centro para las Ciencias Cognitivas en la Universidad de Rutgers, EE.UU. muestra cómo los investigadores han utilizado la teoría de uno de los lingüistas más sobresalientes del mundo, Noam Chomsky, para revelar que las similitudes entre las lenguas son más profundas que las diferencias. Las lenguas cuyas gramáticas parecieran ser incompatibles pueden, en efecto, ser estructuralmente idénticas, excepto en algunas reglas que se tienen que aprender: Baker nos plantea que el descubrimiento de tales reglas y como varían, promete entregarnos una especie de “tabla periódica de elementos”, igual que en la química, como un marco para entender la estructura fundamental de todas las lenguas humanas, por ende, del “lenguaje”.
Justamente, el texto The Atoms of Language” (2021) tiene como subtítulo “las reglas mentales ocultas de la gramática” (The mind’s hidden rules of grammar). Motivador subtítulo que nos pone en sintonía con el verdadero ámbito de la “lingüística” moderna. Y que nos hace mirar las lenguas desde una perspectiva novedosa apartándose de enfoques meramente tradicionales de la lingüística descriptiva.
Si recordamos nuestras primeras clases de química, allí nos hablaron de la “sal común” – el condimento infaltable en la cocina- constituida de sodio, un metal gris explosivo y un gas verde venenosos de color verde (cloro) que dan origen al cloruro de sodio. Nuestro mundo material está constituido por más de 100 diferentes tipos de átomos en distintas combinaciones o relaciones. Existe igualmente una similitud cierta también en las diferentes lenguas que se hablan en el mundo (unas 6000 aproximadamente) aparentemente diferentes unas de otras. El mohawh, por ejemplo, es totalmente diferente al japonés, inglés, el swahili, navajo o el walpiri que el Dr. Baker desarrolla en este texto. Hoy sabemos que tales diferencias se deben a un pequeño número de “factores discretos”, dice Baker, llamados “parámetros” que interactúan internamente para crear una amplia variedad de lenguas en nuestro mundo. Las fórmulas que hacen diferir una lengua de otra es un solo “factor” el que hace al niño o niña que aprende o adquiere su lengua, tomar este u otro camino. En el bilingüismo irse por el inglés si es lengua materna, o, español si es lengua secundaria, y viceversa. Los parámetros o valores juegan un rol fundamental para entender la diversidad lingüística, igual que los átomos en química. Por ello es que el estudio de este libro da sentido a estos fascinantes descubrimientos cuando se estudia la diversidad lingüística a la luz de la gramática generativa Chomskiana. Un pequeño cambio en los parámetros puede crear un gran cambio en las lenguas. Por lo tanto, la diversidad lingüística no es solo socio-cultural. Es interna al sistema de una lengua. Si así procedemos, atendiendo al descubrimiento de los “parámetros” nos daríamos cuenta de la verdadera naturaleza de los aprendizajes verbales diseñando metodologías de investigación y de enseñanza apropiada. Es tiempo en que la “teoría paramétrica” nos entregue una completa lista de parámetros que definan todas las lenguas del mundo igual como lo hizo D. Mendeleyev con la “tabla periódica de elementos” en química. El Dr. Baker, al final de su libro, presenta una tabla periódica de las lenguas. En resumen, los valores que hacen una lengua diferente a otras se debe a las siguientes combinaciones básicas: SVO (inglés, indonesio), SOV (japonés, quechua, turco),VSO (zapoteca, gales), VOS (tzozil) OVS (hixkariano) OSV(warao) (sujeto, verbo, objeto o complemento). Varias lenguas originarias son “polisintéticas”, es decir, las palabras se forman combinando morfemas en una sola unidad, por ej. El nahuatl, donde, las relaciones gramaticales, se expresan por medio de afijos. Sin duda, esto merece una columna aparte. Es un gran desafío a seguir en la senda de los estudios del lenguaje desde una perspectiva netamente científica. Sería interesante ver cómo operan estos parámetros en las lenguas originarias del mundo.
El aprendizaje o adquisición de una lengua es un proceso complejo de conocimientos que puede alcanzar el cerebro humano en los primeros seis años de vida. Es lo que podemos afirmar desde la “ciencia cognitiva”. Todo niño/a está equipado para los aprendizajes lingüísticos dada su “dotación biológica” que le permite distinguir qué elementos o componentes son similares o diferentes en una lengua u otra lengua que le permiten avanzar en dicho proceso. Por ello sigue siendo importante disponer de los datos que nos ofrece el “análisis contrastivo”, aunque no suficiente. En esto consiste la ”gramática universal” (GU) que N. Chomsky nos lega y que S. Pinker denominó “instinto del lenguaje”, características o rasgos que todas las lenguas poseen y que en los aprendizaje verbales el niño (a) deben descubrir gradualmente en la exposición natural a la lengua sobre la base de la facultad del lenguaje que opera en la mente-cerebro.
Las siguientes interrogantes: ¿la GU equipa al niño(a) para aprender o adquirir una lengua? El conocimiento previo de su lengua materna le posibilita adquirir/aprender cualquier forma dialectal como el habla flaite, o el castellano rural, o habla de comerciantes de una feria libre, o el mapudungun de Junín de Los Andes, Argentina. Es interesante tener en cuenta – así lo plantea Baker – que el cerebro humano inicia su vida con bastantes facilidades para adquirir cualquier lengua de su experiencia socio-cultural. La tarea, por lo tanto, es captar las “complejidades” de esa lengua que se habla a su alrededor. Es cierto, de acuerdo a la GU, que pueda descubrir gradualmente los mecanismos sintácticos que subyacen a una lengua en cuestión, ya sea a nivel fonético, sintáctico o semántico. De aquí la importancia de los descubrimientos graduales de las reglas que subyacen al sistema fijando valores positivos en aquello propios de su lengua para la comunicación. Los “parámetros” son los átomos de la diversidad lingüística- parafraseando al Dr. Baker. Los parámetros los permite la GU. Toda lengua tiene reglas fonéticas, fonológicas sintácticas y semánticas, hecho que cobra vigencia en todo aprendizaje verbal. Las reglas de uso social es un asunto aparte, por ahora. A la hora de hablar sobre bilingüismo se hace más necesario asomarse al ámbito de la “psicolingüística del desarrollo”, olvidándose de cualquier ideología social o política. Un desafío académico para los “analistas del discurso”.