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El método Montessori tiene muchas posibilidades de aplicación en el ámbito logopédico: desde el uso de los materiales típicos Montessori en sesiones de logopedia hasta la aplicación de la filosofía de la pedagogía científica durante éstas.
El método Montessori ha ganado mucho auge en los últimos años, y no sin motivo. Se trata de un método educativo basado en las enseñanzas de la pedagoga italiana María Montessori, creadora de la pedagogía científica. El método se basa en fomentar la autonomía del niño (de ahí que su máxima sea »ayúdame a hacerlo por mí mismo«) y dejar que éste aprenda gracias a un proceso interior de observación individual, al que ayudamos proporcionando al niño un entorno sosegado y rico en experiencias.
El método Montessori tiene muchas posibilidades de aplicación en el ámbito logopédico: desde el uso de los materiales típicos Montessori en sesiones de logopedia hasta la aplicación de la filosofía de la pedagogía científica durante éstas.
En mis numerosas visitas a consultas de logopedia he podido observar a varias profesionales que usaban materiales Montessori u otros muy similares durante sus sesiones. Asimismo, en mi experiencia personal con mis hijos, los materiales Montessori nos han ayudado en numerosas ocasiones a sobrevivir las sesiones de ejercicios en casa, que suelen terminar por ser bastante repetitivas. Muchos materiales didácticos Montessori, especialmente los materiales destinados al aprendizaje de la lectura, pueden ser adaptados para el uso en consultas de logopedia o para el trabajo en casa con muy poco esfuerzo. Es cierto que Montessori no se centra en el aspecto lúdico de los materiales, sino en el puramente científico, pero es muy sencillo adaptar, por ejemplo, las tarjetas de tres partes, para crear un entorno de trabajo en el que aprenderemos y trabajaremos un cierto fonema.
Por ejemplo, uno de los materiales que usamos a menudo para trabajar la conciencia fonológica son los cajones de sonidos. Se trata de una caja con cajoncitos que contienen objetos pequeños clasificados por su sonido inicial. En cada cajón pegamos una pegatina con la letra correspondiente. Por ejemplo, tendremos un cajón con la a, en el que introduciremos objetos como una aguja, una abeja de juguete, un trozo de algodón, un anillo, etc. Si estamos trabajando con un niño que tiene dificultades distinguiendo varios sonidos (por ejemplo, la c y la f), podemos jugar a clasificar objetos en el cajón adecuado, nombrándolos previamente con voz alta y clara para que el niño pueda apreciar la sutil diferencia en el sonido y la posición de la lengua y los labios. A los niños les gusta poder tocar e inspeccionar los objetos, de modo que el ejercicio se vuelve más divertido e interesante para ellos y les cuesta menos prestar atención si les ofrecemos al mismo tiempo una experiencia táctil.
Cajones de sonidos. En el ejemplo, el cajón de la letra p (pinza, piedra, palo).
Otro uso que podemos dar a los materiales Montessori es el de »descanso« cuando el niño lleva a cabo un ejercicio de logopedia. En mi caso, a menudo teníamos que repetir ejercicios de soplo o ejercicios para fortalecer la musculatura de la lengua. Las primeras veces era divertido, pero después de dos o tres repeticiones el niño perdía el interés. En estos casos es útil tener algún juego que al niño le interese, pero que sea al mismo tiempo breve y que no lo excite demasiado para no perder el hilo de la sesión. El alfabeto móvil, o las tarjetas de tres partes, ofrecen la posibilidad de dar al niño un respiro de cinco minutos sin sobreexcitarlo ni distraer la atención del concepto que queremos trabajar. Por ejemplo, podemos elegir tarjetas que incluyan el fonema deseado, y leerlas juntos en voz alta, dejando después que el niño las palpe, investigue y observe los dibujos y fotografías libremente. El material no debería ser tratado como un premio, ya que es conveniente que el niño comprenda que su verdadero premio es, por ejemplo, aprender a pronunciar el fonema r. Se trata más bien de un cambio de actividad para evitar la saturación y la monotonía.
Muchos materiales Montessori trabajan los sonidos de las letras de forma lúdica e interesante para el niño.
Por último, un aspecto del método Montessori que puede ser sumamente útil en el entorno logopédico es el de dejar al niño elegir la actividad que desea realizar. Si ofrecemos al niño varios materiales y le damos la posibilidad de escoger con cuál desea trabajar durante la sesión, las posibilidades de éxito de ésta serán mucho mayores que si lo obligamos a usar el material que decida el adulto. La libertad de elección es una de las máximas Montessori que los adultos solemos olvidar, y al mismo tiempo una de las más efectivas cuando queremos que un niño colabore con nosotros. La clave es ofrecer una elección controlada entre tres o cuatro materiales preseleccionados, de modo que cualquier material de trabajo que el niño elija sea útil para nuestro cometido.
Referencias
Guía práctica del Método Montessori: Con más de 100 actividades para hacer en casa de 0 a 6 años (2017)
Leer con el Método Montessori: Cuaderno de actividades con letras para trazar, tarjetas de tres partes y recortables (2019)