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Los objetivos del proceso de enseñanza aprendizaje en su dimensión comunicativa (Parte IV)

Una adecuada determinación y formulación de los objetivos del proceso de enseñanza aprendizaje potenciará la construcción de un aprendizaje participativo, dialógico y desarrollador, donde el estudiante se implique en ese proceso.
Gisela Bravo López | 1/02/2006
En contraste, esta nueva forma de formulación, por su carácter generalizado, permite una mayor apertura, más posibilidades de adaptación a situaciones concretas, a ulteriores precisiones, teniendo en cuenta intereses de los estudiantes y características del grupo, lo cual se ajusta a nuestra concepción del aprendizaje, como proceso comunicativo, activo, creador, y transformador de la propia personalidad del estudiante, a su condición de sujeto activo de su aprendizaje.

Otro aspecto a tener en cuenta en la formulación de los objetivos desde nuestra concepción, es el nivel de entrada de los estudiantes. Para su determinación sugerimos la aplicación de pruebas diagnósticas de conocimientos y habilidades generales y especificas que constituyan requisitos previos de los objetivos a lograr o del conocimiento nuevo de las asignaturas, para que logren una mejor comunicación entre los participantes de dicho proceso.

En aquellos casos en que el estudiante no domine los conocimientos y las habilidades necesarias, ellas se formaran, o bien en cursos introductorias previos, especialmente diseñados para estos fines, o bien en casos muy limitados, en el propio proceso de formación de nuevos conocimientos y acciones.

Lo importante es que el profesor parta, de la definición de este nivel de entrada, (diagnóstico del grupo) para organizar las vías de corrección de estas insuficiencias de la formación anterior del estudiante, y organizar el proceso comunicativo a partir de sus intereses y posibilidades intelectuales reales.

Aunque se deduce de lo anterior expuesto, es necesario precisar que en esta concepción cambia también el lenguaje en que se formulan los objetivos. Si tradicionalmente los objetivos se formulaban de una forma muy descriptiva, ahora se formula en términos de acciones productivas, intelectuales a realizar por el estudiante. Esto permite no solo una mayor objetividad en la formulación sino también una mayor posibilidad para que pueda desempeñar la función de guía que le corresponde en el.

Además de que se facilita su instrumentación en el proceso, se posibilita su valoración durante y al final del proceso, cuando aspiramos como profesores a retroalimentarnos sobre los resultados logrados y a retroalimentar al estudiante sobre su desarrollo alcanzado.

Para garantizar una formulación correcta de los objetivos desde la perspectiva comunicativa, estos además deben ser:


Comprensibles, que exista claridad en su redacción, que se comprenda claramente lo que se espera lograr, que el lenguaje que se utice este acorde al desarrollo del estudiante.


Viables, que puedan lograrse teniendo en cuenta: tiempo, base material de estudio, el nivel de entrada de los estudiantes y las posibilidades reales que ellos tienen de superar las insuficiencias, en los requisitos previos. Esto de ninguna manera quiere decir que no sean susceptibles de modificación y ajuste en relación con los intereses de los estudiantes o con las condicionantes que impone su propia realización a la práctica de la enseñanza.


Susceptibles de ser valorados, deben contener los indicadores de calidad que permitan su ulterior valoración.


Una adecuada determinación y formulación de los objetivos del proceso de enseñanza aprendizaje potenciará la construcción de un aprendizaje participativo, dialógico y desarrollador, donde el estudiante se implique en ese proceso.

Pero, ¿Cómo elaborar los objetivos de manera que los alumnos se impliquen en el proceso de su aprendizaje desde una visión comunicativa ?.

Deben elaborarse de manera que tengan un sentido personal para el estudiante, lo cual no dependerá del contenido en abstracto de la actividad que en consecuencia debe realizarse, sino de la forma concreta en que se construya y se desarrolle por los mismos.

En el objetivo debe quedar reflejado tanto la actividad a realizar cómo las condiciones que posibilitan el desarrollo personal del alumno y en su elaboración han de establecerse las relaciones necesarias que aseguren la implicación personal de los sujetos que participan en el proceso de aprendizaje, lo que significa combinar inteligentemente y con amplias dosis de flexibilidad lo que los profesores, expertos, interpretan como convenientes y lo que los alumnos consideran necesario, interesante, (expectativas), esto implica emocionalmente a ambos en el proceso que se realiza y potencia el proceso comunicativo , ya que en lo planteado se ven sus finalidades.

Coll (1990:185) refiere que "el sentido que los alumnos atribuyen a una tarea escolar y en consecuencia los significados que pueden construir al respecto, no están determinados únicamente por sus conocimientos, habilidades, capacidades y experiencias previas, sino también por la compleja dinámica que se establecen en múltiples niveles entre los participantes, entre los alumnos y muy especialmente entre el profesor y los alumnos".

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