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Durante treinta años, la autora dio clases en una escuela de élite, y durante los treinta años siguientes se dedicó a la educación de los más desfavorecidos y marginados. En este libro cuenta sus experiencias educativas en los dos ámbitos. La diferencia entre ellos es abismal, pero la autora demuestra que tanto en unos como en otros los niños y los jóvenes son «dignos de descubrir el mundo» -así como aquel maestro de Camus consideraba a sus alumnos?-.
A través de numerosos casos concretos, la autora demuestra que tanto en la escala social más alta como en la más baja, cualquiera es capaz de descubrir la riqueza de nuestro mundo, el exterior y el interior, cuando alguien sabe sacar lo mejor de nosotros, lo que supone la esencia misma de la educación.
«Nadie habla hoy de educación entre nosotros con esta frescura, esta inmediatez, este lenguaje claro y directo, esta soberanía.» Del prólogo de Gregorio Luri
Parte I. Nota autobiográfica
1. «Quiero ser maestro»: una historia que marcó mi vida
2. «Lo primero que se aprende es lo último que se olvida»
3. «La verdad puede esperar porque es eterna»
Parte II. Arriba y abajo
1. Dos experiencias: la de los privilegiados y la de los olvidados
2. De la Rambla de Cataluña a las barracas de la postguerra: dos mundos por descubrir
3. Cuarenta rostros me miran
4. Abriendo ventanas al mundo que hay que descubrir
5. Reconocer talentos y darles salida
6. El mayor gozo del educador
7. Solo el amor puede educar
8. Educar y acompañar en situaciones límite
9. Y, en el acto supremo de la muerte, se igualan los dos mundos descubiertos a su debido tiempo
Editorial: Plataforma
ISBN: 9788418285899
Publicado:2/2021
Páginas: 168
Idioma: Español
Encuadernación: Rústica