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Con la hipótesis a más persona, más artista, el autor indaga en experiencias de sensibilización (equilibrio, tacto, gusto, etc.) desde la corpóreo hasta lo anímico. Enseñar arte es hacer feliz, porque a través de la propia expresión se crea un camino para reencontrarse en este maravilloso mundo.
El texto ofrece numerosos ejercicios para tomar consciencia de un hecho singular: querámoslo o no, pintamos constantemente en el aire con nuestra presencia. El arte cobra sentido cuando celebra la preciosa existencia humana. Y eso no está limitado sólo a los profesionales, sino al alcance de toda persona.
I. Habilitar el yo.
1. La mordaza consentida.
2. El cuerpo como plantilla del mundo.
3. La lógica poética.
4. El alma y el aire.
II. Descubrir el tú.
5. Lo invisible: la presencia auténtica.
6. Intuición y empatía.
7. Tocar
8. Figura y fondo.
III. Celebrar el todo.
9. El cuerpo en el flujo.
10. Descubrir otros mundos.
11. El gusto. La digestión de la vida.
12. La bondad fundamental.
Editorial: Octaedro
ISBN: 9788495345806
Publicado:6/2010
Páginas: 254
Idioma: Español
Encuadernación: Rústica