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Reflexiones y abordaje terapéutico desde la Psicomotricidad (Parte II)

Los trastornos en la atención: algunas manifestaciones más frecuentes.

Algunas manifestaciones muy frecuentes en la casa o en la escuela, las encontramos en las siguientes conductas, algunas de las cuales pueden ser orientadoras para alertar a padres y maestros. A estas conductas con categoría de signos, desde la Psicomotricidad las denominamos trastornos tónicoposturales, a saber:
- Descargas tónicas, como: golpetear los dedos, diferentes tipos de ritmias y balanceos (mecerse en el asiento), onicofagia (comerse las uñas), morder diferentes objetos (útiles escolares o ropas).
- Dificultades para permanecer sentado o quieto cuando la actividad así lo requiere.
- Dificultades para inhibir o interrumpir una actividad o un discurso.
- Discontinuidad en el hacer, en el decir o en el jugar.
- Marcada intolerancia a la espera o desorganización al iniciar o finalizar una actividad (con compromiso de la temporalidad).
- Pérdida o rotura de objetos (útiles escolares o juguetes).
- Elevado aumento del tono (paratonías) o, por el contrario, caída o descenso tónico (hipotonía), que en muchas ocasiones los hacen chocarse con los objetos o las personas (con compromiso de la espacialidad).
- Dificultades para escuchar lo que se les dice, recordar o prestar atención (aunque pueden concentrarse en actividades que sí les interesan).
- Niños demasiado pendientes de la mirada de los otros, sea para organizarse o para desorganizarse, muchas veces aparentando ser sumamente independientes.
- Dificultades para sostener un proyecto motor (planificar, continuar y resolver una actividad).
- Respuestas impulsivas o compulsivas que se desprenden de la tendencia a actuar por sobre el pensar (con compromiso de las representaciones).
Existen otras expresiones que denotan la labilidad en la percepción de sí mismos2, a nivel del esquema y la imagen corporal, estas son: - Importantes dificultades en la aceptación de reglas o límites (aunque los buscan incesantemente), quedando muchas veces expuestos a situaciones de peligro o riesgo.
- Con frecuencia no cuentan con el otro (como otro diferente de sí mismo), anulándolo, desestimándolo, o confrontando con él; a veces tienen la apariencia de niños abúlicos o tiránicos.
- En su mayoría son niños muy inteligentes pero pueden presentar disgrafías (dificultades en la escritura y en el uso del espacio gráfico). En otros casos la conflictiva de base repercute a nivel de los aprendizajes escolares.
- A veces presentan rasgos de torpeza en la relación con los objetos y el espacio (con dificultades en las coordinaciones finas o gruesas).
- Dificultades en el desarrollo del lenguaje interno y la creatividad, y en otros casos son niños muy creativos.

Es importante ubicar que esta lista no es exhaustiva y que para sospechar ADD deberán coexistir muchas de estas conductas, tanto en el hogar como en el ámbito escolar, durante un período de tiempo significativo. Por otro lado, frente al sobrediagnóstico de este síndrome, es responsabilidad del neuropediatra realizar un exhaustivo examen neurológico y diagnóstico diferencial para ajustar con precisión la presunción diagnóstica de ADD3.

Conjuntamente a estos fenómenos visibles, es imprescindible tener en cuenta la historia de cada sujeto en particular, desde el nacimiento y aún antes de nacer, esto es, la historia del cuerpo, los avatares de la relación del pequeño bebé con sus padres (especialmente la madre), la manera en que el deseo de hijo se ha inscripto en el tono y la postura, el valor dado al movimiento y a la quietud y toda la historia de intercambios que el niño ha hecho con los otros y los objetos (valor de la vivencia y la experiencia que arma inscripción significante).

Acerca de la organización psicomotriz y la atención Dice el diccionario, respecto de la atención4: facultad de atender; a) de aplicar el oído, la vista y la inteligencia a la percepción de cosas; b) de dedicar la actividad mental y física al cuidado de algo o alguien. Atender: (lat. atténdere) tender con el oído a algo; 1- esperar; 2- disponer los sentidos y la mente para enterarse de algo que se dice, se hace u ocurre en su presencia; 3- a) hacer caso, tomar en consideración, tener en cuenta; b) satisfacer las peticiones, quejas, etc, de alguien; 4) estar en, ocuparse de, considerar, mirar.

Querría destacar las definiciones que hacen referencia a la puesta en funcionamiento del oído y la vista, esto es al campo de la sensopercepción como vía de acceso al cuerpo y al campo de las representaciones.

Desde un punto de vista neuropsicológico, la atención es una de las funciones cerebrales superiores ligada a otras como la percepción y la memoria. La atención y la memoria son procesos paralelos que operan en conjunto, y desde una perspectiva de la Neuropsicología del desarrollo están sujetos a cambios. De ahí que las formas más tempranas de funcionamiento atencional están subordinadas y jerárquicamente integradas hacia formas más avanzadas.

Desde el punto de vista psicomotor, la atención es una función puesta en funcionamiento muy tempranamente (desde el nacimiento), a partir de la demanda que el otro ejerce sobre el cuerpo del bebé y hacia quien el bebé se dirige. "Alguien", por lo menos uno en la familia, tiene que escuchar al niño para que la atención sea capturada y dirigida "hacia".

La función "atención" cobra sentido en el funcionamiento por la presencia del otro que arma una direccionalidad a las producciones corporales del pequeño. Por lo tanto la atención es una de las primeras funciones que se ponen en funcionamiento, básicamente ligada al campo de la postura y a la función tónica en el circuito tensión-distensión que se arma a partir de la vivencia de satisfacción.

Atendiendo a las relaciones existentes entre las estructuras, las funciones y el funcionamiento, la Psicomotricidad se va a interesar en este último punto, ya que cuando hablamos del funcionamiento, éste alude a la manera singular en que el bebé se apropia del cuerpo y las funciones. Quiero decir que las estructuras y las funciones orgánicas no se ponen en marcha únicamente por las disposiciones genéticas o neurometabólicas, sino que partiendo de las competencias iniciales del recién nacido5 ligadas a la sensorialidad, es imprescindible que se abra la vía de la erotización de la actividad (postural, sensorial, tónica y motriz) del niño con la madre. Los intercambios entre la madre y su hijo se asientan en intercambios de posturas6, en donde existe un placer para el niño y un placer para la madre. Es la actividad erotizada, como plus de placer, como huella de la presencia-ausencia del otro, la que da origen a la psicomotricidad. Podríamos decir que la función atencional puesta en funcionamiento va dando cuenta, desde momentos muy tempranos, de la constructividad corporal, de la organización psicomotriz.
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