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Reflexiones y abordaje terapéutico desde la Psicomotricidad

El cuerpo del niño hiperkinético o con déficit atencional carece de palabras, hace discurso con su accionar y en particular hace hablar a los otros. El Dr. Bergès nos orienta al decir que, en verdad, hace pasar por el cuerpo porque no pudo hacer pasar por la palabra, pasa al acto porque está privado de palabra. Se trata de los avatares de la inscripción del lenguaje en el cuerpo.
ADD: una mirada desde la Psicomotricidad


El cuerpo del niño hiperkinético o con déficit atencional carece de palabras, hace discurso con su accionar y en particular hace hablar a los otros. El Dr. Bergès nos orienta al decir que, en verdad, hace pasar por el cuerpo porque no pudo hacer pasar por la palabra, pasa al acto porque está privado de palabra. Se trata de los avatares de la inscripción del lenguaje en el cuerpo.

Muchas veces padres, maestros y profesionales tenemos la impresión que el niño no escucha, que no nos escuchan... ¿No escuchan o no han sido escuchados a nivel del receptáculo corporal? ¿Será que en los tiempos primigenios sus decires corporales no fueron escuchados, receptados por el otro materno? ¿Será que el campo de lo sensible, de la sensorialidad y percepción no ha sido erotizado, o ha quedado excluído del campo del lenguaje?

Es bastante común observar a algunos niños que desde el pre-escolar o cursando los primeros ciclos de EGB, son particularmente inquietos, con impulsividad tanto en el nivel de la motricidad como en el de las emociones (lo que denominamos inestabilidad psicomotriz). Presentan además problemas para dibujar o escribir (disgrafías), con una labilidad atencional que los condiciona en el desempeño académico. En algunos casos manifiestan desorganización y desorden en la conducta.

Esta paleta de dificultades, denominada "disfunción cerebral mínima" en los '60 y "déficit atencional" o "ADD" -attentional defficit disorder- en los '80, se nos impone a los psicomotricistas atravesada por algunas cuestiones, que si bien no figuran en los manuales de orientación o clasificación, nos resultan orientadoras tanto para la comprensión como para pensar las estrategias terapéuticas: ¿Qué se le pide a los niños hoy? ¿A qué cantidad de estímulos se los expone? ¿Cómo apropiarse subjetivamente de los signos que los invaden? ¿Con qué recursos cuentan los niños para construir constancias perceptivas que les permitan sentirse seguros y con confianza para dirigir la atención? ¿Qué otras causas -intra e intersubjetivas- pueden estar en los orígenes del trastorno, de manera tal que arman obstáculo para que el niño disponga de su atención en el ámbito escolar y en relación a los aprendizajes? ¿Qué historia familiar, siempre única y singular, conduce a una manera particular de acceder al cuerpo y hacerlo propio? ¿Cómo acceder a un lenguaje propio que dé cuenta de la vivencia y la experiencia en su categoría de significante más que de signo? El objetivo de estas reflexiones intenta introducir la pertinencia de un abordaje psicomotor y considerar algunos obstáculos que se plantean en la comprensión de esta problemática cuando queda circunscripta con exclusividad al discurso médico y a la esfera neurobiológica, como única explicación posible que da cuenta de las causas que estarían en los orígenes de esta disfunción, y en consecuencia el tratamiento farmacológico que se deriva de él. Aún así, cuando el diagnóstico presuntivo pudiera ubicar una etiología neurobiológica, los efectos de la confirmación del diagnóstico de ADD, siempre tendrán resonancias singulares para cada niño y su familia.

La perspectiva psicomotriz intenta construir una praxis, (una práctica y una teoría) que incluya las diferentes variables que atraviesan al sujeto con un cuerpo en movimiento (biológica, relacional, deseante, fantasmática, sociocultural, escolar). Para ello he diseñado un abordaje interdisciplinario (Psicomotricidad, Psicología y Neuropediatría) a través de un Dispositivo Terapéutico Psicomotor.

ADD/H: definición La denominación ADD (attention defficit disorders o desórdenes de la atención), aparece en 1979 en el DSM IV como "desórdenes de la atención o trastornos de atención con o sin hiperkinesia", focalizando el problema en las dificultades para concentrarse y atender.

Tiene sus antecedentes en los conceptos de "lesión cerebral", o más concretamente luego, al no poder encontrar hallazgos o correlatos en el SNC, como "lesión cerebral mínima" o "disfunción cerebral mínima", conviniendo en que se trataba de una alteración funcional de los procesos de maduración. De acuerdo a lo expresado por el Dr. Mamóndez1, se acepta para el síndrome ADD una base neurobiológica constitucional, que se manifiesta como un desequilibrio entre los neurotransmisores excitatorios e inhibitorios de algunos sectores del área cerebral, a pesar de permanecer aún desconocida su etiología primaria. Toda la bibliografía especializada coincide en que el diagnóstico no es fácil de realizar.

De acuerdo a la escala de evaluación del DSM IV, se caracteriza por déficit de atención, impulsividad, hiperactividad. Se lo define como un trastorno de la conducta, de origen neurológico, crónico, que puede interferir con la capacidad de un individuo para inhibir la conducta (impulsividad), funcionar con eficiencia en actividades orientadas hacia un objetivo (falta de atención), o regular el nivel de actividad (hiperactividad) en formas apropiadas al estadío madurativo.

Básicamente se define al ADD como la dificultad para focalizar y mantener la atención de acuerdo a lo que el entorno espera y considera apropiado según la edad y madurez del niño en cuestión. E insistimos en que esta definición tiene sus orígenes en el campo médico, razón por la cual no es competencia de otras disciplinas hacer el diagnóstico, ni homologar al niño con el síndrome, ni achatar la complejidad del funcionamiento del cuerpo y su existencia histórica y relacional a la complejidad del funcionamiento del equipo neurobiológico. Más adelante veremos cuál es la perspectiva psicomotriz en el diagnóstico y tratamiento.
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