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Los reflejos son movimientos espontáneos que forman parte de las actividades habituales del bebé. Los reflejos en los bebés son indicadores cruciales del desarrollo neurológico y pueden proporcionar señales tempranas de posibles problemas.
Tu hijo ha nacido y es el momento de llevarlo a casa. Desde ahora, serás testigo de numerosos cambios en su vida, por lo que es esencial que prestes atención a su desarrollo. Un recurso importante para monitorear el desarrollo del sistema nervioso de tu hijo son los reflejos, que son movimientos involuntarios y automáticos con los que todo ser humano nace y que ayudan a preservar la vida en las mejores condiciones posibles. La ausencia de ciertos reflejos puede indicar una posible lesión cerebral.
Los reflejos son movimientos espontáneos que forman parte de las actividades habituales del bebé. Observa si el reflejo se manifiesta en ambos lados del cuerpo y si la intensidad es semejante en ambos lados. A continuación, analizaremos algunos de los reflejos más importantes.
Función: Prepara al niño para la alimentación.
Duración: Aproximadamente 3 o 4 meses.
Este reflejo comienza alrededor de la 32ª semana de gestación y se desarrolla completamente alrededor de la 36ª. Por ello, la succión de los bebés prematuros puede ser débil o inmadura. Los bebés también tienen el reflejo de llevar la mano a la boca, que les permite chupar los dedos o las manos.
Puedes observar este reflejo cuando acaricias las mejillas de tu hijo recién nacido con tus dedos; él moverá su cabeza hacia ese lado. Si acercas el seno materno a su mejilla, buscará con su boca el pezón y, cuando el techo de la boca del bebé siente el contacto, comenzará a succionar.
Función: Proteger al bebé ante una sensación de caída o sobresalto.
Duración: Hasta los cinco o seis meses de edad.
Este reflejo se inicia alrededor de la novena semana de gestación. También se le denomina reflejo de sobresalto.
Puedes observar este reflejo cuando se produce un ruido fuerte o cuando, al moverlo bruscamente, tu hijo estirará sus brazos y piernas, y en menor medida, la espalda y la cabeza, como si tratara de aferrarse a algo. Luego volverá a flexionar sus extremidades, apretando sus puños. Esto ocurre independientemente de que esté dormido o despierto. Si el sobresalto es fuerte, puede incluso llegar a llorar.
Función: Reacción a un estímulo de sobresalto menor.
Duración: Varía según el desarrollo del bebé.
Una variación del reflejo del Moro es el reflejo de alarma, que consiste solo en una flexión sin haberse estirado previamente, como respuesta a un pequeño susto.
Función: Permitir al bebé sujetarse y agarrar objetos.
Duración: Hasta los tres o cuatro meses de edad.
Puedes observar este reflejo cuando acaricias la mano de tu hijo o pones tu dedo dentro de ella. El bebé cerrará su puño apretando con tanta fuerza sus dedos que puedes elevarlo sobre su peso sin que se suelte. Este reflejo no dura más allá de un par de meses, siendo aún más fuerte en los bebés prematuros.
Función: Evaluar la integridad del sistema nervioso central.
Duración: Este reflejo surge en la 11ª semana de gestación y puede observarse hasta el final del primer año. Después de este tiempo, el bebé recoge los dedos hacia abajo.
Observa este reflejo si pasas tu mano acariciando la planta del pie del bebé, desde el talón hasta la punta del dedo gordo; entonces el bebé doblará el dedo gordo hacia dentro. Este movimiento dobla también los otros cuatro dedos, como si tratara de sostener algo con ellos.
Función: Ayudar al desarrollo de la coordinación ojo-mano.
Duración: Desde recién nacido hasta los siete días de vida. También se observa en niños prematuros. Desaparece después de la primera semana de vida.
Puedes observar este reflejo si acuestas a tu hijo y giras suavemente su cabeza y cuello hacia un lado; entonces, las extremidades del lado opuesto se flexionan. Verás cómo se extenderán el brazo y la pierna del lado al que le hayas girado la cabeza, mientras que las del lado contrario se mantendrán flexionadas.
Función: Preparar al ser humano para caminar.
Duración: Desde recién nacido, de preferencia después del cuarto día, y hasta los 2 meses.
Puedes observar este reflejo al tomar con delicadeza a tu hijo por las axilas y colocar sus pies sobre una superficie plana, sin que sostenga el peso de su cuerpo. Al contacto de sus pies sobre algo firme, el bebé avanzará hacia adelante como si estuviera caminando. Este reflejo tiende a desaparecer después del primer mes de vida, para surgir de nuevo después de los ocho meses, cuando tu hijo esté preparándose para caminar.
Función: Evaluar la función del tronco cerebral.
Duración: Desaparece a los 10 días y es reemplazado por el reflejo de fijación ocular.
Puedes observar este reflejo al elevar a tu bebé por la cintura a la altura de tus ojos, en posición vertical. Si lo mueves hacia los lados, verás cómo sus pupilas buscan permanecer centradas, no acompañando el movimiento de su cabeza. Al inclinar la cabeza del bebé hacia adelante, los ojos se dirigen hacia arriba. Si se inclina hacia atrás, los ojos miran hacia su barbilla.
Función: Ayudar al bebé a mantener el equilibrio y la postura adecuada.
Duración: No solemos ver estos reflejos después del primer año de vida.
Son dos reflejos que provocan movimientos similares pero se desencadenan de manera diferente. Acostado, al girar las caderas del bebé, su cabeza gira en la misma dirección. Al girar la cabeza, las caderas giran en la misma dirección.
Los reflejos en los bebés son indicadores cruciales del desarrollo neurológico y pueden proporcionar señales tempranas de posibles problemas. Estos reflejos, que incluyen el reflejo de búsqueda y succión, el reflejo del Moro, y muchos otros, ayudan a los bebés a interactuar con su entorno y a mantener su seguridad. Es esencial prestar atención a estos reflejos, observar su aparición y desarrollo en el tiempo adecuado. Si notas que algún reflejo no aparece o parece anormal, no dudes en consultar a tu médico.
La detección temprana de posibles irregularidades puede ser esencial para intervenir y apoyar el sano desarrollo de tu hijo, asegurando que reciba la atención y el cuidado necesarios para crecer de manera óptima.
Referencias
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