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Arte Terapia en trastornos de conducta alimentaria (Parte II)

Los elementos que intervienen en la terapia por el arte elevan contenidos desde el inconsciente que requieren la lectura de sentido. Ese material crudo que se presenta lo vamos observando y recorriendo para revisar los contenidos y relacionarlos con el material ya trabajado, la conflictiva, la historia, etc. Los pacientes van descubriendo lo que habita sus imágenes a medida que las van describiendo.

Se les pidió trabajar con la pregunta: ¿qué me está pasando?

Paciente A.
“Yo dibujé un castillo. Yo estoy ahí arriba, mirando, como que estoy muy aislada, tengo miedo de enfrentar las cosas. Quisiera avanzar en mi profesión, pero me da miedo. Es como que estoy muy sola, si bien hay gente que me quiere ayudar, pero soy yo la que no puede. Nadie puede acceder al castillo”.
Pregunto qué hay en la torre. Responde: “nada, está vacío”. Esto es recurrente con el vacío del dibujo donde se sitúa mirando desde la ventana. Pregunto cuánto tiempo hace que está ahí. Responde: “desde siempre”.

En otra sesión se les pidió dibujar su lugar ideal



Paciente A.
“Es el garaje de mi casa. Elegí dos lugares posibles: mi habitación o el garaje. Este lugar es más sano que mi habitación, donde hay muchos recuerdos de mi enfermedad. En el garaje yo tengo las cosas que uso para trabajar, para dar clase: las colchonetas, un cajón con pesas. Y también está la mesa y la caja con las cosas que uso para hacer artesanías”. Pregunto por la diferencia con la habitación y la asociación con la enfermedad. Dice: “es en mi habitación donde intenté suicidarme, y también donde sentía que me podía esconder, por ejemplo para vomitar”.

Se pidió plasmar cómo se ven a sí mismas.


Paciente A.
“Yo dibujé partes diferentes de mí, una mano trabajando, haciendo artesanías, u otras cosas, pero trabajando. Otra parte soy yo en movimiento, yo siempre me estoy moviendo, ya sea en mi trabajo o no, como en una forma de torbellino, esto es algo que me dicen mucho los demás: como que hago las cosas con mucho impulso, intranquila, sin medir lo exagerado del esfuerzo. Acá estoy yo, acostada, pero agobiada, sin fuerzas, como queriendo levantarme con los brazos y sin poder, agotada. Yo siento que cada día me agota todo lo que tengo que hacer, a veces en situaciones determinadas, como en este momento la enfermedad de mi abuela, o el trato de mi papá en el trabajo, y mi enfermedad. Y acá también estoy yo, triste, con los ojos cerrados, adormecida, no dormida y descansando sino adormecida, triste, que es algo que siento a veces constantemente.


Paciente B.
Ante la propuesta pregunta: “en alguna situación? Con una persona determinada? Porque depende con quien”. Esta pregunta de la paciente nos ubica en su dificultad de percibirse a sí misma más allá de cómo que cree que la ven los demás.
“No sé si es que no entendí, pero me resultó muy difícil. Yo me dibujé como en una mariposa, que primero es un capullo, después cae y después vuela cuando es mariposa”.

Se les pidió ubicar cuáles son los logros hasta ahora y qué objetivos hay por cumplir en el tratamiento.


Paciente A.
“Yo, hace mucho hice un dibujo donde había un mar muy grande y yo estaba también de este lado de la tierra, pero en otra posición. Y en este dibujo lo que veo del otro lado, que es a donde quiero llegar, aparece con colores más atractivos que donde yo estoy: quiero ir ahí. Pero a mí me cuesta acercarme. En este dibujo yo tengo las piernas puestas en el agua, como más dispuesta a cruzar, todavía no me atrevo pero me animo más, y además hay personas que me ayudan (mis compañeras del grupo, los terapeutas, mi familia). Toda esta línea de gente me espera para que yo cruce. Y también: si me quedo acá, este pájaro vuela bajo, y si cruzo están estos pájaros que vuelan alto”.


Paciente B.
“Yo dibujé mi pie, que me representa a mí, y el camino. La parte del camino que está pintada son los logros: que me siento más segura de mí misma, más confiada. Y lo que me queda como objetivo es: dibujé el espejo para verme cómo soy: la imagen real de mi cuerpo y puse el plato de comida, yo quiero poder disfrutar de la comida tanto como disfruto de otras cosas, no quiero que sea un problema. Puse un pimpollo porque quiero seguir creciendo”.
En el siguiente ejemplo se sugirió que ya que todos tenemos aspectos que nos gustan más que otros pudieran elegir algo que les guste de ellas mismas para expresarlo.


Paciente A.
“Yo puse primero un ojo porque de mi cuerpo lo único que me gusta son mis ojos. A mí me gustan mucho los árboles. Y me dibujé a mí misma con raíces a la tierra y en las ramas les puse frutos. A mí me gusta hacer cosas con las manos, trabajo con las manos, hago artesanías y pinto y eso me encanta, entonces es como los frutos. También puse mi energía que circula y también sé que tengo buen corazón. Pero pongo mucha energía en los demás, en hacer cosas para los demás. Atrás puse un círculo, como que es lo que genero con mi propia energía. Hoy usé muchos colores, yo uso menos colores, uso la gama de los marrones y juego más con los matices de esos colores”.

Se propone que en la naturaleza vemos permanentemente ciclos para que cada una se concentre en qué aparece también como ciclos en la vida respectiva, haciendo hincapié en por lo menos alguna cuestión que se repite.


Paciente B.
“Yo pensé en algo que hasta ahora se repitió pero la última vez no. Cuando venía mi hermana a visitarme yo me sentía invadida. Nosotras tenemos una relación muy buena,muy fuerte, desde chicas. Antes cuando una tenía un problema la otra trataba de resolverlo, éramos como una sola persona. Y cuando ella me decía que venía a mi casa, por más que yo estuve siempre interesada en saber como estaba, qué le pasaba y la extrañaba un montón, cuando me decía que venía yo sentía un rechazo y no tenía ganas de que venga. La última vez que vino fue diferente: pudimos hablar de eso. Yo se lo expliqué, y ella también me dijo que cuando yo voy para la casa ella se sentía también invadida. Lo bueno fue que pude mostrarme con lo que me pasa. Antes era como que estaba toda la semana tratando de demostrar que estaba bien. Ahora pudimos ser transparentes y pude decirle como estoy de verdad. Siento que esto nos unió mucho más, como cuando éramos chiquitas”.
La hermana aparece en el dibujo abrazada a ella en trazo punteado, como en un intento de representar el proceso de separación y salida exogámica, diferenciándose de esa unidad de la infancia, según refiere.


El arte en este modelo de trabajo es un intermediario a través del que podemos armar junto al paciente una organización visual y verbal de sus vivencias. Cualquiera de los trabajos realizados en plástica conforma una imagen, ya sea que se trabaje sobre el plano o con técnicas que cobren espacio tridimensional. Las imágenes apelan a un lenguaje metafórico por excelencia, se prestan a la ambigüedad y a la multiplicidad de sentidos. La “interpretación” unívoca por parte del terapeuta no es de utilidad, lo terapéutico resulta de comprometer a su propio autor en el procedimiento de significarlas. Esto no quiere decir que el terapeuta no tenga ciertas hipótesis respecto del sentido de estas producciones. No solamente que las tiene, sino que las utiliza guiando y preguntando al paciente, pero no las devuelve a modo de “la verdad que se oculta detrás de los dibujos”. De manera que la elaboración del material proyectado es conjunta: entre paciente y terapeuta. Visualizar los propios trabajos y describirlos hace que los mismos pacientes cobren claridad simplemente por el hecho de tener delante de su propia vista las imágenes producidas. En la medida en que los pacientes se confrontan con su producción como un objeto externo a sí mismos, comprenden que eso que ven reproduce lo que hay en su interior. Aunque es importante destacar que en la enorme mayoría de los casos el efecto de sorpresa al ver emerger los contenidos es muy grande.

Una de las cuestiones cruciales con las que nos encontramos en los trastornos de la conducta alimentaria es cierto nivel de fracaso de los pacientes en su capacidad de simbolizar y verbalizar sus conflictos interiores así como de reconocer sus emociones. El trabajo con el arte ayuda a tomar conciencia de sentimientos ocultos, confusos o de los que se tiene poco registro.
Los elementos que intervienen en la terapia por el arte elevan contenidos desde el inconsciente que requieren la lectura de sentido. Ese material crudo que se presenta lo vamos observando y recorriendo para revisar los contenidos y relacionarlos con el material ya trabajado, la conflictiva, la historia, etc. Los pacientes van descubriendo lo que habita sus imágenes a medida que las van describiendo. Tal como lo sintetiza Margaret Naumburg, “sucede con frecuencia que al reflejar gráficamente las experiencias internas, éstas adquieran una mayor articulación verbal”. Para el caso de los trastornos alimentarios, logramos aquí un efecto doble: en primer lugar los pacientes toman contacto con sus emociones y confusiones. En segundo término aporta al establecimiento de una vía de comunicación tanto con el terapeuta como con otros pacientes, pero entablada a partir de sus propias percepciones y vivencias internas, no desde la temática de la delgadez, el peso corporal o las calorías de los alimentos, que son las temáticas que los obsesionan.

Tanto las imágenes en sí mismas como su elaboración suele hacer emerger otros temas relacionados. La multiplicidad de elementos que hay en las imágenes puede describir muchos aspectos de lo vivido de modo simultáneo. Como las producciones son cosas tangibles que están presentes para ser observadas, se prestan a la ilusión de que se habla a través de otra cosa, y ello permite hablar sobre cuestiones no tan fáciles de encarar. La imagen está mucho más potenciada por lo emocional que la palabra.
Las producciones plásticas son registros concretos que se pueden desplegar retrospectivamente y observar en el curso del tratamiento. Así, se las utiliza para volver sobre ellas ya sea para comparar producciones o para hacer revisiones parciales del tratamiento. Esto redunda en un mayor nivel de conciencia por parte del paciente acerca de su proceso, y posibilita además que algunas imágenes sean resignificadas en el transcurso del tiempo.

 

Referencias

Crowl Marianne A. "Art therapy with patients suffering from anorexia nervosa". En: The Arts Psychotherapy, vol. 7, pp. 141-155, Ankho International Inc, 1980. USA.
Kaplan Louise J. "Anorexia nerviosa. Una búsqueda femenina de la perfección". En: El adiós a la infancia. Cap. 10. Editorial Paidós. 1991.
Luzzatto Paola: "Anorexia nervosa and the art therapy: the "double trap" at the anorexic patient". En: The Arts in Psychotherapy, vol. 2, núm. 2, pp. 139-143. 1994, Pergamon press.
Murphy June. Empleo de la terapia artística en el tratamiento de la anorexia mental. En: Dalley Tessa. El arte como terapia. Herder. Barcelona, 1987.
Mitchell Diane: "Anorexia nervosa". En: The Arts in Psychotherapy, vol. 7, pp.53-60, Ankho International Inc. 1980. USA.
Naumburg Margaret. La terapia artística: su alcance y función. En: Tests proyectivos gráficos. Emanuel F. Hammer. Paidós. Buenos Aires, 1978.
Pike Khateleen M.: "Long term course of anorexia nervosa: response, relapse, remission, and recovery". En: Clinical Psychology review. Columbia University, vol.18, núm. 4, pp. 447-475. 1998.

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