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Acoso escolar en niños hipoacúsicos. Algunas consideraciones

Un niño con deficiencias auditivas afronta un reto muy difícil dado que tiene que adaptarse a todo tipo de factores externos que pueden ser muy impredecibles y estresantes para el niño. Aunque quiera, tiene la incapacidad de poder expresarse libremente de una manera verbal y/o audible con los profesores y compañeros.

La mayoría de los niños empieza el día con toda la ilusión porque sabe que es su primer día de escuela. Su gran día.

Algunos no aceptan muy bien el hecho de tener que ir a un lugar desconocido, lejos de la seguridad y calidez que representa su hogar. De tener que cambiar su rutina normal de un día a otro, lo que supone estrés para el niño, que, no puede comprender del todo el porqué del repentino cambio de sus horarios establecidos por la familia. Ahí entra la importancia de la comunicación entre el niño y los progenitores. Una comunicación activa. La importancia de validar sus sentimientos y sus preocupaciones. Los padres tienen el deber de explicarle de una manera clara, empática y amable del por qué es necesario ir a un lugar donde puede tener muchas oportunidades de mejorar y desarrollarse como futuro adulto responsable y participativo en la sociedad.                                                                  

Los padres pueden aprovechar el momento de llevar al niño a la escuela para darse una vuelta, con el fin de conocer las aulas, el patio de recreo, la cafetería, los baños, las canchas de futbol y entre otras instalaciones. Así, como, conocer los horarios programados de la escuela y las actividades escolares que van a hacer. Es importante que el niño conozca todo eso; eso crea una sensación de seguridad, confianza y control. De esa manera, puede conocer el seguimiento de las rutinas escolares, a las cuales podrá adaptarse sin mayores problemas. Otra cosa es la interacción social con otros compañeros de aula y los profesores.                                        

Los padres pueden explicarle que habrá otros niños con quienes tendrá que convivir todos los días. Los niños no tienen mayores dificultades para desenvolverse naturalmente entre las personas, ya que son muy sociables, dado que, a una edad temprana, se acostumbran a interactuar y participar activamente en los encuentros familiares. Es evidente, que existen casos excepcionales en los que algunos niños no gustan de interactuar con otras personas, especialmente con los extraños, lo cual es una cualidad admirable que se debe de respetar y valorar, puesto que los niños son muy vulnerables del mundo a la violación de los derechos humanos que incluyen la violencia de cualquier tipo, el abuso sexual, la explotación infantil y la negación de sus derechos civiles y políticos.                                                                                                   Lo cual es un punto muy importante que debemos tomar en cuenta: el acoso escolar. Es un tema muy recurrente y muchas veces discutido hasta el hartazgo. Desgraciadamente, el acoso escolar es una realidad que sigue sucediendo en las escuelas y en todas partes del mundo, sin importar las épocas que existan, las culturas distintas, aún con toda la tecnología avanzada y con una sociedad empática y abierta que va abrazando las sensibilidades del ser humano. Es decir, una sociedad más consciente sobre la validación del ser humano y sus derechos humanos.      Ahora bien, es un fenómeno muy común que los niños experimenten ansiedad en grados distintos cuando se trata de enfrentar el hecho de asistir a la escuela. La ansiedad va dependiendo de la perspectiva que tiene cada niño. Algunos pueden ver la escuela bajo un enfoque positivo y nuevo; otros ven la escuela con desconfianza, descontento y miedo, porque no conocen ese lugar y no se sienten seguros, lejos de sus padres que aportan seguridad y comodidad.                                               

Se le denomina como "fobia escolar" que designa a los niños que no desean ir a la escuela debido a su ansiedad, que los mantiene en sus casas. La fobia escolar no es una auténtica "fobia". Es mucho más compleja y variada; es decir, puede llegar a involucrar una variedad de trastornos. Entre ellos, la ansiedad por separación, la agorafobia y la fobia social. Todo niño experimenta ansiedad de maneras distintas y no siempre son iguales los síntomas psicosomáticos.                                                            

Tales síntomas de angustia tienen lugar con tanta regularidad con respecto al ambiente escolar. No siempre resulta claro qué provoca exactamente la conmoción en el niño y, en ocasiones, se ve afectado tan severamente que no puede concurrir a la escuela. No es lo mismo que un niño que falte constantemente a las clases y que no quiera ir a la escuela porque no tiene interés en el aprendizaje, no experimenta ansiedad alguna al respecto, que un niño ansioso, tiene deseos de aprendizaje, no quiera ir a la escuela por motivos desconocidos.                 

Un niño con deficiencias auditivas afronta un reto muy difícil dado que tiene que adaptarse a todo tipo de factores externos que pueden ser muy impredecibles y estresantes para el niño. Aunque quiera, tiene la incapacidad de poder expresarse libremente de una manera verbal y/o audible con los profesores y compañeros. Debido a eso, puede generarse un distanciamiento de interacción social entre ambos. Como consecuencia, se alimenta la presión y el estrés para la salud mental del niño hipoacúsico, quien solo desea convivir y participar activamente en la escuela. Tener una buena calidad escolar, pero debido al empobrecimiento de sus formas de comunicación verbales no se lo permiten, pues la terapia auditiva verbal requiere ritmo y tiempo que podría durar meses e incluso años para perfeccionar su lenguaje hablado.                                                                                                                                   

Y, se añade otro problema al enlistado de los inconvenientes del niño hipoacúsico: la dificultad de percibir mensajes a través de la audición. Ese inconveniente cuenta con varios factores que entorpecen su captación de sonidos, tales como: ruidos del aula, profesores que hablan muy rápido o en voz muy baja, compañeros que suelen moverse mucho de un lado a otro hablando sin permitirle al niño hipoacúsico la oportunidad de leer sus labios o, por lo menos, entender sus mensajes de una manera audible y pausada.                                                                        

Los compañeros del aula no tienen ni la paciencia ni la madurez emocional suficientes para explicarle las cosas relacionadas con la escuela al niño hipoacúsico como las tareas que deben realizar, las actividades escolares que tienen que hacer. A partir de ese momento, empieza un proceso de marginación social que afecta de forma plautina al niño hipoacúsico, debido a que simplemente tiene capacidades distintas a las de sus compañeros. Es un proceso gradual, que, a simple vista, no se puede ver, pero el comportamiento de los compañeros lo evidencia cuando se comportan distinto con un niño hipoacúsico que con un niño oyente.                         

Por lo que es necesario realizar una reunión con los profesores y con los padres del niño hipoacúsico para que estén pendientes de los factores que pueden afectarle al niño. Es vital que los maestros y los padres establezcan una comunicación abierta y libre de prejuicios, -sobre la sordera-, con la finalidad de ayudar al niño hipoacúsico a adaptarse de la mejor manera posible a su escuela, donde debería ser un lugar de aprendizaje amistoso. Es decir, un lugar de comodidad y seguridad, en el cual tendrá que pasar la mayor parte de su vida.  De esa manera, los profesores desarrollarán una debida responsabilidad sobre la situación del niño hipoacúsico. Instarán a los alumnos a estar conscientes de su condición.

 

¿Cómo hacerlo?

 

Realizar una animada reunión en la que todos los niños se reúnen para platicar sus gustos, sus pasatiempos, sus aspiraciones, sus ejemplos a seguir. Así como los profesores darán un resumen breve de las capacidades del niño hipoacúsico que pueden ser un poco diferentes a las de los demás. Entonces, los alumnos podrán entender la magnitud de su condición, tal como:

-Hablar claro y suavemente para que el niño hipoacúsico pueda captar sin mayores problemas el mensaje.

-Hablar claro y suavemente en un lugar despejado de ruidos que puedan generar interferencias. De esa manera, el niño hipoacúsico pueda participar activamente en las conversaciones amenas.

-Ayudar al niño hipoacúsico en actividades escolares y tareas asignadas por el profesor en el caso de que no pueda entender algo.

-Invitar al niño hipoacúsico en juegos, pláticas y convivencias propias de su edad.

-Tratarlo como si fuese una persona oyente sin distinción alguna de sus diferencias. De esa manera, el niño hipoacúsico se sentirá agradecido.

 

Estos son los puntos importantes que se deben implementar en las aulas escolares y en todo el sistema educativo.

 

Referencias

Child Rights International Network. (2021). NIÑOS EN SITUACIÓN DE VULNERABILIDAD. 10 de noviembre, de Child Rights International Network Sitio web: https://archive.crin.org/es/paginal-principal/derechos/temas/ninos-en-situacion-de-vulnerabilidad.html

Christine Macintyre. (2009). El acoso escolar en la infancia. España: Editorial Desclée De Brouwer, S. A.

 

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