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Integración escolar de niños hipoacúsicos. Heterogeneidad de casos y diferentes abordajes (Parte II)

En cualquier proceso de integración hay aspectos que no deben descuidarse, tales como conocer el marco legal que ampara a la integración educativa; una amplia comunicación con la institución educativa; conocimiento de las características pedagógicas del alumno por parte del docente, y si es necesario la modificación de las estrategias educativas.

Conocer los marcos que amparan a la integración educativa, permitirá a todos los profesionales involucrados, defender los derechos de sus alumnos. Pero esto no es lo único necesario, sino que también se debe conocer que en cualquier proceso de integración hay aspectos que no deben descuidarse. Entre ellos encontramos:

  • Sentido de las integraciones educativas: existe la idea generalizada de que cuando un niño es integrado, independientemente de sus características, debe asistir a la institución con su pareja pedagógica o su maestro de apoyo a la integración y que sin él no puede ingresar a la escuela. Esta es una forma de desconocimiento acerca de en qué consisten las integraciones educativas reales. Generalmente en estas situaciones suele propiciarse la formación de aulas paralelas, en donde por un lado se encuentra el sujeto integrado con su docente y por otro los demás niños con el maestro del aula. Una de las formas de revertir esto, es tomar conciencia de que esta modalidad educativa implica el compromiso de la institución toda de abogar por las necesidades del alumno, y también un trabajo en conjunto y exhaustivo del docente del aula junto con el docente de apoyo. Ambos deben conocer las necesidades del niño, cuáles son sus capacidades, que adaptaciones se están realizando, cuáles son sus avances, etc.; es decir que la comunicación será de suma importancia durante todo el proceso.
  • Cultura escolar: El proceso de integración debe ser un hecho que impregne la institución y que no solo se limite a las acciones llevadas a cabo dentro del aula.
  • Conocimiento del alumno: es muy importante que el docente de apoyo a la integración tenga un conocimiento muy profundo acerca de las características pedagógicas del sujeto. Para esto resulta de gran utilidad la realización de un diagnóstico inicial que servirá de base para planificar las adaptaciones curriculares ajustadas al caso y el correspondiente Documento Individual de Adaptaciones Curriculares (DIAC). El mismo implicará la toma de decisiones sobre el proceso de integración y definirá en forma completa las características del mismo, no solo en sus aspectos pedagógicos, sino también en cuanto a los tiempos académicos, personas implicadas, duración de las adaptaciones, posibles reuniones con el personal de la institución, etc.
  • Utilización de evaluación formativa: A lo largo del ciclo lectivo es fundamental la aplicación de dicha evaluación que es reguladora del aprendizaje y permite conocer al alumno e ir modificando en caso de ser necesario, las estrategias del proceso de enseñanza.

A partir de lo expresado, se debe tener en cuenta que los resultados de las integraciones educativas dependerán de múltiples factores entre los cuales se destacan: las posibilidades de la institución para recibir alumnos con discapacidad -contempladas en el Proyecto Educativo Institucional (PEI)-, la predisposición y apertura de los docentes comunes, la participación de los padres, el acompañamiento de profesionales especializados y también, las características personales de cada niño. La relación y concreción adecuada de estos factores posibilitarán un proceso de integración exitoso.

En cuanto a la apertura de la institución y sobre todo de los docentes a recibir niños con diferentes problemáticas, se debe propiciar que la escuela integradora en caso de no contar con un gabinete o con profesionales especializados, pueda recibir el asesoramiento externo adecuado y se desarrollen tareas conjuntas con el personal, organizando estrategias de trabajo cooperativo y monitorización.  Esto es fundamental, ya que a veces los docentes de las aulas comunes sienten que no se encuentran realmente preparados para la tarea. Es por eso que se hace necesario que la integración este incluida y regulada desde un proyecto educativo de la institución, en donde todos los profesionales de la misma se comprometan activamente.

Por otro lado, en relación a la participación de los padres en las actividades, debe existir la idea de que si bien el compromiso de enseñar será compartido entre la institución integradora, el docente de apoyo a la integración y en caso de ser necesario, los profesionales externos; los padres deben acompañar activamente la integración de sus hijos.

Por último, una parte depende de las características de cada niño. Hay niños que poseen una gran apertura a compartir y experimentar con sus pares y hay otros que presentan más resistencia, simplemente porque no han tenido la oportunidad de hacerlo. Por lo tanto, es fundamental para una exitosa integración que se motive y promueva al alumno y a sus compañeros a compartir.

La integración escolar es una tarea difícil si no están dadas las condiciones adecuadas, pero que es posible cuando todos los actores comprometidos en el proceso trabajan para asegurar una educación apropiada y ajustada a las necesidades del alumno.

 

La integración educativa de alumnos hipoacúsicos

 

Cuando hablamos de integración educativa de niños hipoacúsicos, lo que se intenta favorecer es la educación dentro de un marco de enseñanza y aprendizaje compartido con oyentes y que trata de propiciar un desarrollo integral. En este sentido, Marchesi (1998) considera que el proceso de integración intenta procurar un desarrollo integral que no solo contemple lo educativo, sino también los aspectos lingüísticos, personales, etc.; y por ende no debe comprenderse como un intento de apartar al niño del mundo y de la cultura sorda.

Pero para que el proceso se aborde adecuadamente, se debe conocer la heterogeneidad de los alumnos con deficiencia auditiva integrados a escuelas comunes. Uno de los aspectos que diferencian el abordaje pedagógico que se llevará a cabo con cada niño está relacionado con el lingüístico, es decir con las adquisiciones lingüísticas y también auditivas que haya logrado hasta el momento de ingresar a la escolaridad común.

En este sentido, por un lado encontramos aquellos alumnos que -ya sea por no poseer un resto auditivo aprovechable o por decisión de los padres-  poseen como primera lengua la LSA, que es considerada la lengua natural de la comunidad sorda.

Los niños que se comunican en dicha lengua, no están exentos de poseer equipamiento auditivo. Incluso muchos de ellos poseen audífonos de última generación y en algunos casos son usuarios de implantes cocleares, que en general han sido colocados en forma tardía y por ende esto no les ha permitido adquirir la lengua oral en un periodo óptimo.

Por otro lado, están aquellos sujetos que poseen como primera lengua, la Lengua Oral (LO). Macchi y Veinberg (2005) consideran que las características auditivas de este grupo, les permitirá participar de todas las actividades: “(…) si él o ella es capaz de comprender lo que sucede a su alrededor y aprehender el mundo de la misma manera que lo hacen sus compañeros no sordos, estaremos ante un posible proceso de integración”. 

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