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Puberfonía

Todos cambiamos la voz durante la pubertad, aunque esa muda de la voz es mucho más notable en hombres que en mujeres. El adolescente debe cuidar su voz cada día y más en este proceso de cambios. Los padres y profesores tanto en el aula como en casa pueden crear un clima más sosegado, donde no forzar la voz o enseñarle nuevas técnicas para ello.

La puberfonía o la muda es la persistencia de la voz infantil en una persona que ya ha mudado la voz, sin que haya una causa orgánica que lo justifique.

 

Todos cambiamos la voz durante la pubertad, aunque esa muda de la voz es mucho más notable en hombres que en mujeres. La laringe crece de forma muy rápida y las cuerdas vocales aumentan su tamaño. Esos cambios hacen descender el tono habitual con el que hablamos. Se produce en tres o cuatro meses y durante este tiempo es normal que haya cierta inestabilidad (bloqueos y gallos) que desaparecen en poco tiempo.

 

¿Cómo cuidamos la voz del adolescente?

El adolescente debe cuidar su voz cada día y más en este proceso de cambios, puede seguir estas recomendaciones:

  • No hacer uso de la voz en situaciones de labilidad laríngea. (Catarros, crisis de asma, alergias respiratorias).
  • Eliminación mediante los tratamientos, tanto médicos como quirúrgicos, de infección de las vías aéreas superiores.
  • Eliminación de factores irritantes de las cuerdas vocales (tabaco, alcohol, ambientes secos, cambios bruscos de temperatura, polvo ambiental).
  • No realizar reposo vocal sin estar prescrito por el médico foniatra.
  • Tener una alimentación regular, tanto en cantidad como en calidad.
  • Evitar hablar en situaciones como   ansiedad, descontrol emocional y otras alteraciones del equilibrio psicológico.
  • Tener un ritmo adecuado del descanso nocturno. Sueño regular y estable.
  • Utilizar la voz hablada siempre con un volumen moderado.
  • Evitar el uso de la voz en situaciones donde se realiza un esfuerzo físico considerable.
  • Utilizar el grito lo menos posible.
  • No competir, mediante la intensidad de la voz, en las grandes multitudes o lugares de considerable ruido.
  • Cuando hable en ambientes ruidosos, utilice amplificación.
  • No cantar si se debe forzar la voz.
  • No "acostarse" en el teléfono al conversar; "acostar" el teléfono entre la cabeza y el hombro durante períodos prolongados puede causar tensión muscular en el cuello.
  • No usar producciones de voz forzadas.
  • Hacer ejercicios físicos regularmente. Esto ayuda a mantener una buena postura y respiración, necesarios para hablar adecuadamente.
  • Evitar toser excesivamente.
  • Evitar el carraspeo o aclaramiento de la garganta (generalmente producido por la necesidad de limpiar la laringe, que suele presentarse asociado a factores alérgicos, cuadros gripales o reflujo gástrico. Carraspear puede convertirse en un hábito nocivo.
  • Minimizar el uso de la voz, si está alterada.
  • En los estudiantes de magisterio, arte, etc. donde la voz se usa profesionalmente, se debe evitar el uso de tiza, que puede ser perjudicial especialmente para los que tienen problemas alérgicos
  • Al utilizar la comunicación cara a cara, hacerlo a una distancia prudencialmente corta. No hablar desde lejos; pues se está obligando a contestar forzando la voz para ser oído.
  • Examen estomatológico y mantener eficiencia en la higiene bucal.
  • Autoexamen bucal a partir de los 15 años de edad.
  • Conocer y controlar los factores de riesgo presentes en el ambiente escolar y su entorno.
  • Controlar estos factores, de manera especial, en centros de alto nivel de riesgo: escuelas de enseñanza deportiva, de arte, politécnicos (donde la exposición a ruidos y contaminantes puede ser mayor en tiempo de duración e intensidad)

 

¿Cómo pueden actuar los padres y profesores?

Los padres y profesores tanto en el aula como en casa pueden crear un clima más sosegado, donde no forzar la voz o enseñarle nuevas técnicas para ello:

  • Enseñar las técnicas de comunicación no verbales (gestos, miradas, señales) para comunicarse.
  • Mantener un clima en el aula calmado, donde no se tenga que forzar la voz.
  • Corregir la postura corporal y de la cabeza para mantener una respiración adecuada.
  • Aprender a escuchar, escuchar el silencio también es importante.
  • Evitar contaminantes en el aula como tiza, insecticidas.
  • En casa, evitar discusiones y mantener charlas más tranquilas de sus problemas, de su día a día.
  • No llamarse a voces, sino utilizar campanas o golpes.
  • Apoyarle en este cambio y no exigirle mejoras rápidas.

 

Referencias

Diagnóstico y tratamiento de los trastornos de la voz: García R., Tapia N. Edit. Gunsi. S. A. Sociedad española de ORL y patología Cérvico-facial, 1996.

La voz en la adolescencia. Sus cuidados. http://www.uvsfajardo.sld.cu/la-voz-en-la-adolescencia-sus-cuidados.  Marzo 2015.

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