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Hay que tener presente que el lenguaje supone un conjunto de variables que habrá de considerar de un modo independiente y en el contexto físico, emocional y sociocultural del niño(a). El conocimiento detallado de cada componente enriquecerá el resultado final.
Al menos en la literatura en español no es fácil encontrar un texto esclarecedor que aborde el desarrollo del lenguaje en estos dos segmentos importantes de la vida: infancia y adolescencia. La Dra. Ana María Soprano, médico y psicopedagoga del Servicio de Neurología J.P Garrahan, Buenos Aires, Argentina. Profesora también de Neuropsicología en la Universidad de Buenos Aires desarrolla en su texto “Como Evaluar el Lenguaje en Niños y Adolescente”, Ed. Paidós (2011). Los temas de mayor relevancia para profesores y padres interesados en aprender desde este campo son, entre otros, cómo evaluar la comunicación tanto en niños(as) como adolescentes: complejidad teórica y práctica como las dimensiones de un sistema lingüístico: fonética (sonidos/fonemas), sintáctica (frases/oraciones), semántica (significados) y pragmática (contextos de usos). La observación neurolingüística y los test de lenguaje. Hay también un panorama general sobre los trastornos del lenguaje (pronunciación, problemas específicos (taquilalias, rinolalias), los hablantes tardíos, afasias, farfulleo o taquifemia (decir algo de prisa o apresurada y confusa, habla sin ritmo), tartamudez, problemas auditivos, etc.
El capítulo 5 trata el lenguaje en los distintos cuadros clínicos como el retraso mental (RM), epilepsias, el espectro autista, síndrome del acento extranjero (SAE), déficit atencional (con/ sin hiperactividad ). Un capítulo muy especial y al alcance de cualquier profesor, es el que enseña sobre la lengua oral en la escuela (intra/extra aula). Lo que necesitamos conocer del lenguaje del alumno y del docente (la formalidad en la lengua de la enseñanza). Observación en el aula (qué /cómo y cuándo observar), registro de datos, el discurso “plurigestionado” (exposición, explicación, diálogo, descripción, narración y argumentación). Actividades propicias para la evaluación del lenguaje, conversaciones inter-pares, cuestionarios y guías de observación para profesores.
En el capítulo 6 encontramos muchas ideas para la evaluación temprana del lenguaje; niveles de identificación, formas de abordarla, signos de alarmas. Instrumentos como las escalas de desarrollo, tests de lenguaje, lista de chequeos, cuestionarios para padres, etc. En general y en particular el texto responde, explica o da cuenta sobre la siguiente observación que a menudo escuchamos en ambientes familiares y pedagógicos, como por ejemplo: “Mati no pronuncia la rr”, “Tomas no habla, pero entiende todo”, “Sofía no entiende cuando le digo ‘cuelga tu mochila’ y………”. Seguramente, Ud. que lee esta columna puede recordar otras expresiones como señales de alta importancia en el desarrollo comunicativo de niños(as) y adolescentes a lo que no siempre le ponemos debida atención. Recalca la autora de este texto, al no atender estos problemas en la edad escolar, los mismos pueden llegar a tener complicadas consecuencias más adelante en los aprendizajes, y en la misma adolescencia.
Esta complejidad de los cuadros que comprometen el desarrollo del lenguaje hace que los mismos puedan ser “parcialmente identificados” con los problemas que conlleva al niño(a) en su entorno familiar y académico. Hay que tener presente que el lenguaje supone un conjunto de variables que habrá de considerar de un modo independiente y en el contexto físico, emocional y sociocultural del niño(a). El conocimiento detallado de cada componente enriquecerá el resultado final. En realidad, vemos la utilidad y necesidad de recurrir a las metodologías de análisis que nos provee la Lingüística como ciencia del lenguaje. El proceso de la comunicación humana es tan complejo sostiene el Dr. Ambrosio Rabanales (1917-2010) nos legó “cada vez se siente más la necesidad de un trabajo interdisciplinario(ar) que dé cuenta de un modo orgánico y no tan atomizado como lo hace el campo clínico de lo que este proceso tiene de biológico, lingüístico, psicológico, y sociológico”. A menudo echamos de menos la presencia de un lingüista en los grupos de trabajo que abordan los trastornos del habla y lenguaje. Todo lo que pueda hacerse, en realidad, redundará en un mejor conocimiento del proceso de la comunicación humana, y, también en el manejo de pacientes que en algún momento de la vida se encontraron con la imposibilidad de moverse en este espacio comunicativo “disfuncional” tratadas en el texto de la Dra. Soprano. Uno siempre espera que ello pueda subsanarse con un Depto académico que cubra esta área más allá de las “teorías del discurso”.