El término dislalia proviene de los vocablos griegos dis-dificultad y lalaein-habla. Ha sido interpretada de diferentes maneras por los investigadores, a lo largo del desarrollo histórico de la ciencia logopédica. En sus inicios se conoció como dislabia; ella agrupaba a todos los trastornos en la articulación.
Introducción
Los trastornos en la comunicación son tan antiguos como el surgimiento de ésta. La necesidad que tuvieron los hombres de comunicarse en el proceso de producción de alimentos ofreció otras posibilidades en sus relaciones. La propia evolución de las estructuras, no solo corticales sino periféricas, fueron garantizando, junto a las relaciones sociales, el perfeccionamiento de una poderosa herramienta: el lenguaje.
Con la aparición de la palabra articulada se acentúo la diferencia en la escala evolutiva y el hombre logro dominar al resto de los animales. El desarrollo de los tres canales de la comunicación: lenguaje, habla y voz son el resultado de largos períodos de evolución filogenética. El lenguaje tiene su concreción en la palabra articulada, el funcionamiento coordinado de los labios, lengua, dientes y velo del paladar aseguran la producción del enunciado verbal.
Según E. Ramos (2011), la articulación se refiere a los sonidos del habla que se producen para formar las palabras del lenguaje. Los instrumentos de la articulación son: los labios, la lengua, los dientes, las mandíbulas y el paladar. El habla se articula mediante la interrupción o modelación de los flujos de aire, vocalizadores y no vocalizadores, a través del movimiento de la lengua, los labios, la mandíbula inferior y el paladar.
El desarrollo de la articulación correcta es “… un proceso gradual que empieza en la infancia y continúa hasta el séptimo u octavo año del niño” (D. Lynn , 2010). El estudio de las desviaciones en la articulación de los fonemas ha ocupado a numerosos e importantes especialistas desde épocas remotas.
Como parte de las alteraciones de la articulación, las dislalias son los trastornos que aparecen en los niños con mayor frecuencia y de forma más variada; de ahí la imperiosa necesidad del abordaje de esta temática
Desarrollo
El término dislalia proviene de los vocablos griegos dis-dificultad y lalaein-habla. Ha sido interpretada de diferentes maneras por los investigadores, a lo largo del desarrollo histórico de la ciencia logopédica. En sus inicios se conoció como dislabia; ella agrupaba a todos los trastornos en la articulación.
En los años 30 del siglo XX el doctor suizo Schultzes introdujo el término dislalia, para diferenciarlo de la alalia (ausencia de lenguaje); con posterioridad los estudios desarrollados por A. Kussmaul (1879), Berkan (1892), H. Gutzman (1924), P. Liebmann (1924), Froschels (1928), y otros permitieron que llegara hasta nuestros días el término dislalia para definir aquellos trastornos en la articulación de los fonemas sin otra manifestación acompañante.(E. Figueredo, 1984).
En un análisis de esta definición hay que destacar que se está refiriendo a las desviaciones que se producen en la realización sonora de los fonemas del idioma y apunta a la falta de manifestaciones acompañantes, para diferenciarla de otros trastornos en la articulación que sí manifiestan otros síntomas y le dan un carácter más complejo, en este caso están la disartria y la rinolalia.
Diversos investigadores como P. Lokeshwar (2010), P. García (1995), J. Perelló (1981), R López (1980) y T.Trilla (1973), abordan diferentes definiciones de dislalia pero todos concurren en que la dislalia es un trastorno de pronunciación de los sonidos del habla, su mecanismo etiopatogénico se asocia, generalmente, a factores funcionales y no afecta otros canales de la comunicación (léxico semántico y morfosintáctico).