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La educación debe estar planificada para que todas las condiciones del éxito se encuentren en los planes y actuaciones de todos los miembros de la comunidad educativa hasta lograr con eficiencia su perfil profesional.
Desde hace varios lustros se viene observando que la educación vive una inconsistencia en las metas que se desean lograr para el futuro de sus profesionales.
Así como las corrientes pedagógicas y tendencias políticas existentes en los altos directivos del sector educativo, de igual manera son las tendencias y orientaciones del sistema educativo sin llegar en ningún momento a una estabilización de sus acciones y proyectos de desarrollo, mantenimiento e innovación; muestra de ello fue el período en que se ha establecido el COVID 19 como pandemia mundial.
Con la llegada en marzo 2019 del Covid, la única alternativa mediadora para la producción del acto didáctico fue la Virtualidad, modalidad que para su efectividad requería de equipamiento, conexión en el hogar de los docentes y alumnos; situación muy alejada de la realidad en muchas latitudes latinoamericanas.
Junto a la existencia de una conectividad efectiva se requerían docentes muy bien capacitados para el uso tecnopedagógico de las estrategias necesarias a implementar en las clases en línea mediante aulas y plataformas virtuales, por el otro lado, familias con una situación proactiva, que resultó con nula capacitación para enfrentar esas tareas tan importantes en el apoyo a sus hijos o familiares y así participar con utilidad y beneficio en la adquisición de los resultados de aprendizaje de sus acudidos.
Una limitación del buen funcionamiento de un sistema de educación virtual fue el manejo ecléctico de otros soportes tecnológicos que en conjunto requerían de seguimiento y control.
Un invalorable logro fue el cumplimiento de 2 años educativos en donde se lograron desarrollar planes y programas en diversos niveles de los sistemas educativos de nuestras regiones mundiales.
El señalar que se perdieron dos años en la educación producto de la EDUCACIÓN VIRTUAL, es auto culparse de NO HACERLO BIEN COMO SISTEMA EDUCATIVO, pues los logros, han sido evidente versus una PANDEMIA que destruyó las economías más sólidas del universo.
Esos logros tecnológicos en la docencia con la modalidad virtual deben seguirse aprovechando y no pensar de que fue eventual y sin fundamento pedagógico,
sino reforzar esa presencialidad con las experiencias exitosas dentro del accionar de la virtualidad en la docencia al nivel que sea dentro de un Sistema Educativo.
El haberse creado conductas de autonomía y seguimiento de asignaciones, prácticas y ejercitaciones a distancia llevó al estudiante a emplear infinidades de aplicaciones que le permitieron diseñar y elaborar trabajos, controlar su tiempo, afrontar responsabilidades, trabajar colaborativamente, saber investigar, redactar y presentar trabajos digitales con apoyo de audio, video y virtualidad total. Estas competencias ya adquiridas, en la presencialidad podían haber llevado años en su adquisición y no fue así en la virtualidad empleada en la pandemia del COVID.
Lo importante de los dos años a distancia bajo la modalidad virtual, es guardar y emplear esos repositorios de tecnologías aplicadas con buenos resultados en la adquisición de aprendizaje para emplearse en estrategias metodológicas de la presencialidad hoy reiniciada.
Esperamos que la virtualidad haya dejado muchos aprendizajes a todos los componentes del acto didáctico y asumir con mayor responsabilidad la atención del proceso educativo de los alumnos en casa y los docentes actualizarse en estrategias efectivas de enseñanza- aprendizaje, los responsables directos de ofrecer unas estrechas estrategias didácticas de control y evaluación en el desarrollo efectivo de cada clase de forma exitosa.
La educación debe estar planificada para que todas las condiciones del éxito se encuentren en los planes y actuaciones de todos los miembros de la comunidad educativa hasta lograr con eficiencia su perfil profesional.