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La plasticidad cerebral le permite a las neuronas regenerarse anatómica y funcionalmente para formar nuevas conexiones sinápticas, pero, ¿por qué es tan importante que nuestras neuronas formen nuevas conexiones?
La plasticidad neuronal, plasticidad cerebral o neuroplasticidad se refiere a la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y su funcionamiento como reacción a la diversidad del entorno; es decir, requerimos de un cerebro flexible para adaptarnos al medio ambiente y poder sobrevivir.
La plasticidad cerebral le permite a las neuronas regenerarse anatómica y funcionalmente para formar nuevas conexiones sinápticas, pero, ¿por qué es tan importante que nuestras neuronas formen nuevas conexiones?
Recordemos que las neuronas se comunican entre sí por medio de conexiones llamadas sinapsis, y estas vías de comunicación se pueden regenerar a lo largo de toda la vida. Cuando adquirimos un nuevo conocimiento se realizan algunas conexiones nuevas entre algunas neuronas y a través de la práctica repetida de dicho conocimiento esas sinapsis se van reforzando.
Nuestro sistema nervioso cambia adaptativamente su organización estructural y funcional ante diversos estímulos. Nuestros recuerdos no son permanentes, el cerebro deshecha aquellos que no nos serán útiles para sobrevivir en un futuro y “hace un hueco” para el aprendizaje.
El aprendizaje se produce de muchas formas y por muchas razones y en cualquier momento a lo largo de nuestra vida, o después de un daño neurológico o un accidente cerebrovascular, por lo que la neuroplasticidad adquiere un valor importante. El cerebro trata de compensar las funciones de las áreas afectadas (plasticidad compensatoria); haciendo uso de la facultad que tiene para recuperarse y reestructurarse.
El cerebro elimina las redes no utilizadas (poda sináptica) o conforma muchas más redes a través de la neurogénesis. Mediante la plasticidad neuronal somos capaces de modificar hábitos o conocimientos predeterminados y aprender cosas nuevas.
La formación de las conexiones sinápticas continúa después del nacimiento. Durante los primeros tres años recogemos la mayor cantidad de información relevante que posteriormente nos servirá para sobrevivir, pero a lo largo de nuestra vida el cerebro va cambiando generando nuevas redes de comunicación en función de la estimulación que recibe.
Uno de los problemas que aparece al llegar la vejez es el deterioro cognitivo, sin embargo, durante el envejecimiento también seguimos aprendiendo, quizás a un ritmo más lento. En el declive neurobiológico que se presenta con la edad, el cerebro pone de manifiesto su plasticidad para reorganizar sus redes neurocognitivas. Sin embargo, la actividad intelectual y mental induce la plasticidad cerebral.
La neuroplasticidad es aún menor en personas con Alzheimer que en personas sanas de la misma edad. Las neuronas realizan un sobreesfuerzo crónico para mantener niveles de plasticidad cerebral que terminan siendo insostenibles.
Las alteraciones cerebrales en los niveles genéticos o sinápticos son provocadas tanto por la experiencia como por los factores ambientales. Es importante ejercitar la plasticidad neuronal, de esta forma evitaremos que los procesos cognoscitivos, sensoriales, perceptuales, motores y de procesamiento emocional se deterioren. Para ello es importante la realización de acciones que reten al cerebro tales como la práctica de la lectura o resolver crucigramas y realizar ejercicio, así mismo, la privación de sueño inhibe la plasticidad, por lo que es necesario dormir por lo menos ocho horas diarias.