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La calidad de la información que se proporciona al paciente, basada en la mejor evidencia científica disponible, y la eficacia de la comunicación, inteligible, bidireccional y efectiva, son dos herramientas fundamentales que debemos manejar en la evaluación e intervención con el paciente que se va a realizar la cirugía.
Consideraciones Post quirúrgicas
Los problemas de postcirugía también están presentes para los adolescentes que están involucrados en el tratamiento quirúrgico. En los primeros días después de la cirugía, los jóvenes se quejan de molestias, si no dolor absoluto. Las dificultades para respirar y comer conducen a sentimientos de frustración, y el adolescente puede parecer irritable y poco cooperativo. Al regresar a casa, los sentimientos de autoconciencia sobre la hinchazón facial, babeo y dificultad para respirar y hablar pueden llevar al adolescente a retirarse socialmente. Algunos se sienten aislados de las actividades con amigos y familiares debido a restricciones dietéticas. Algunos adolescentes no pueden regresar a la escuela de manera oportuna debido al dolor, fatiga o preocupación por las reacciones de sus compañeros. Incluso después de la curación está bien en el camino, algunos adolescentes todavía están enfermos en la facilidad con otros debido a los cambios en la apariencia facial.
El adolescente que es reacio a reanudar las interacciones entre compañeros puede ser alentado a invitar a una o dos personas a su casa para romper el hielo. Como él o ella reciben la afirmación positiva de las posibilidades provocadas por la cirugía, la vacilación social debe disminuir.
Con un número creciente de adolescentes y adultos jóvenes que buscan tratamiento ortodóncico, existe un número creciente de pacientes que requieren procedimientos quirúrgicos del esqueleto facial. La adolescencia es un período vulnerable en el desarrollo emocional, y el estrés de la cirugía aumenta aún más esta carga. A diferencia de los adultos, la interacción entre los pacientes adolescentes y sus cuidadores debe ser evaluada en la planificación general del tratamiento para un resultado exitoso desde la perspectiva del adolescente. Aunque la atención se centra generalmente en corregir la deformidad morfológica por parte del equipo quirúrgico-ortodóntico implicado, la evaluación y la planificación del tratamiento también deben incluir aspectos psicosociales del paciente. Los adolescentes y adultos jóvenes sometidos a cirugía ortognática con evidencia de necesidad de apoyo psicológico deben ser seguidos de cerca en varios puntos del tiempo desde el inicio, en el período postoperatorio inmediato, y continuar hasta al menos 1 año después de la cirugía.
Así, el éxito de la intervención quirúrgica debe medirse no sólo en función de la función oclusal y de la mejora morfológica, sino también en los cambios en la interacción psicosocial y en la mejora de la calidad de vida del adolescente o del adulto joven.
CONCLUSIONES
La mayoría de las afecciones psicológicas del paciente quirúrgico en ortodoncia deberían ser evaluadas antes y después de la realización de técnica quirúrgica en el marco de un abordaje multidisciplinario.
La respuesta del paciente al que se le propone la intervención quirúrgica, como alternativa de curación, dependerá de cómo el profesional defina la relación médico – paciente. En esta relación profesional es donde naturalmente se manifiesta la ansiedad producida por el proceso; no debe dejarse al azar, a la improvisación o a la intuición.
La reacción o la respuesta de la persona que debe enfrentarse a vivir la situación de cirugía está en relación directa con su estilo personal de responder a las diferentes circunstancias de su vida; estas respuestas son variadas, y van desde las respuestas consideradas “normales”, hasta las de carácter patológico; y el médico debe estar preparado o tener conocimiento de las respuestas psicológicas del individuo, para poder diferenciar ante qué tipo de paciente se enfrenta.
La calidad de la información que se proporciona al paciente, basada en la mejor evidencia científica disponible, y la eficacia de la comunicación, inteligible, bidireccional y efectiva, son dos herramientas fundamentales que debemos manejar en la evaluación e intervención con el paciente que se va a realizar la cirugía.
Referencias
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