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Las reacciones psicológicas de los pacientes ante un proceso quirúrgico – ortodontico requiere de una comunicación y un proceso de información.
En todo caso, es importante y resulta beneficioso indagar con tacto los temores y las preocupaciones, que por lo general no son de fácil relato, sólo se logran conocer cuando se ofrece un espacio apropiado para ello. Así como contar con el consentimiento del paciente para el procedimiento que se va a realizar.
Respuesta de tipo melancólico: “Yo esto lo sabía, ya me lo imaginaba, y ahora ¿ qué será de mí?” El paciente da por seguro lo peor. La actitud es de entrega pasiva no al profesional sino al destino, a la fatalidad, más en el fondo culpa y castigo. Ante este tipo de pacientes, el médico deberá diferenciar entre la depresión reactiva o la personalidad melancólica; será necesario tener en cuenta antecedentes psiquiátricos, familiares, consumo de fármacos, en otras palabras una buena historia clinica.
Respuesta fóbica: “No doctor, no me operaré, tengo miedo de morir, de no despertarme, de que me pase algo durante la operación”. La actitud pesimista, no es de resignación, como la anterior respuesta melancólica, sino de terror y deseos de fugarse. Este tipo de pacientes no observan la eficacia del tratamiento quirurgico como un bien.
Respuesta contrafóbica: “Vea doctor, si hay algo que hacer, hay que hacerlo enseguida, mientras más pronto mejor”. Si se examina a este paciente se encontrará taquicardia, piel húmeda, temblor, etc. El cuerpo denuncia el temor negado por la mente y esto lo podemos evaluar en la consulta a traves del lenguaje no verbal. Ante situaciones como ésta el profesional no debe dejarse apresurar, más bien tomar las cosas con la calma correspondiente, sin olvidar detalles.
Respuesta maníaca: “No puede ser doctor, si yo siempre he sido sano. Hace poco que tengo esta molestia, ¿Está seguro?” En este caso lo que se niega no es el riesgo de la cirugía sino la misma enfermedad. Este paciente demorará en regresar al consultorio, en realizarse los exámenes complementarios, incluso podrá no aparecer.
Respuesta histérica: En donde el paciente hará un drama de su situación, y convertirá al cirujano / ortodoncista en su héroe y a la familia en sus espectadores. No va a manifestar sus miedos mediante la huida, sino por medio de síntomas de conversión somática, difusos: dolores inespecíficos, taquicardia, etc. Este estilo de respuesta del paciente, obliga al cirujano a ir descartando, a veces con dificultades, uno a uno el origen orgánico de las “complicaciones”. En estos casos el profesional con toda amabilidad y con toda cordialidad, tratará de no caer en el juego seductor de su paciente, y se mantendrá alerta para no plegarse a su voluntad.
Respuesta paranoide: “Doctor usted me examinó hace poco tiempo y no me dijo nada; será que el diagnóstico anterior no era apropiado. ¿Es necesaria la operación?”. Se evidencia una gran desconfianza por parte del paciente, quien se siente perjudicado por la propuesta, creándose un clima de agresión que llega a involucrar al personal auxiliar, al médico, etc., ante cualquier dificultad. Ante este paciente, el médico debe documentar sólidamente su propuesta, sin traspasar el límite del consentimiento. Es necesario no enojarse y comprender que de lo que el paciente desconfía es de sus propias capacidades para hacer frente a la situación y no del médico quien es solo objeto de las proyecciones del paciente
Respuesta obsesiva: Es el prototipo de paciente controlado, y razonador. El médico no debe dejarse engañar por el aparente equilibrio y tranquilidad de su paciente; el miedo es muy intenso y lo controla mediante su excesivo control y rigurosidad. Lo hacen candidato a una gran tensión con todas sus complicaciones, puesto que el acto quirúrgico y la anestesia le impiden ejercer el control que desea. Este paciente necesita sentir, con tendencia a prolongar la conversación sobre aspectos técnicos y no hablar de sus temores. A veces una mano en el hombro, en el momento oportuno, puede resquebrajar la coraza de estos pacientes.
Respuesta hipocondríaca: Este paciente, con sus síntomas complicados y múltiples, su desconfianza, su conocimiento de la patología y de las contraindicaciones de la medicina, es la pesadilla para algunos médicos. El cirujano se convierte en su salvador, es la forma de demostrar que tenía razón. Aunque proteste verbalmente, sin embargo su rostro transmite gran satisfacción ante la indicación quirúrgica. El peligro con estos pacientes es extralimitarse en la indicación e importancia de la operación.
Las reacciones psicológicas de los pacientes ante un proceso quirúrgico – ortodontico requiere de una comunicación y un proceso de información. Donde se hará la anamnesis de cada paciente para una mejor interpretación de los datos obtenidos.
Cuando se obtiene conocimiento de las respuestas psicológicas del individuo, el equipo médico esta preparado para entender que:
- Un paciente que transgrede indicaciones suele estar negando la realidad de su enfermedad porque ésta le resulta muy difícil de aceptar.
- Un paciente con rasgos maníacos puede tener un subregistro del dolor y enmascarar síntomas importantes de ser tratados a tiempo.
- Un paciente negador que parece muy tranquilo puede demorar aceptar la indicación por miedo.
En todo caso, es importante y resulta beneficioso indagar con tacto los temores y las preocupaciones, que por lo general no son de fácil relato, sólo se logran conocer cuando se ofrece un espacio apropiado para ello. Así como contar con el consentimiento del paciente para el procedimiento que se va a realizar.
El valor que se da a la información y al consentimiento por parte del paciente tiende a resaltar su autonomía y su capacidad para resolver y decidir sobre su futuro y sobre los tratamientos que recibirá. Se evita el paternalismo médico que en ocasiones es autoritario y hasta omnipotente.
Con respecto a la información brindada, es frecuente que el paciente está presionado por malas noticias y por una realidad amenazante ante su diagnostico, sus mecanismos psicológicos de defensa le impidan que escuche o que comprenda la información brindada.
La necesidad de cirugía puede ser un shock para los adolescentes y sus familias, en particular para aquellos niños cuya deformidad se presenta como un trastorno del desarrollo y no secundaria a una lesión o problema congénito como la fisura facial. A diferencia de los adultos, la cirugía en este grupo de edad presenta factores adicionales que el cirujano y el ortodoncista deben tener en cuenta: el papel de toma de decisiones de los padres y el cumplimiento de los adolescentes en este contexto a medida que buscan la independencia, la complejidad de la interacción social con Sus compañeros, el cambio a menudo dramático en la apariencia y la interiorización de la nueva auto-imagen como parte de su identidad, y el impacto del tiempo del tratamiento en su educación. Este artículo tiene como objetivo primordial sensibilizar al equipo quirúrgico-ortodóntico de estas cuestiones y analiza las necesidades de los adolescentes y sus familias a medida que se preparan y se someten a una cirugía esquelética facial.