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La gran diversidad de capacidades, limitaciones y necesidades de las personas con TEA suponen un reto para los profesionales encargados de proporcionarles apoyos flexibles, que abarquen distintos ámbitos de la vida de las personas y se centren en mejorar la calidad de ésta y sus familias.
Existen otras condiciones como la discapacidad intelectual y algunos síndromes genéticos que comúnmente aparecen asociados al TEA Además, se presentan trastornos del sueño como menor necesidad de dormir o bien dificultad para quedarse dormidos. Estudios indican que alrededor del 8% de las personas con TEA sin DI y el 20% de las personas con TEA y DI presentan algún tipo de epilepsia
La gran diversidad de capacidades, limitaciones y necesidades de las personas con TEA suponen un reto para los profesionales encargados de proporcionarles apoyos flexibles, que abarquen distintos ámbitos de la vida de las personas y se centren en mejorar la calidad de ésta y sus familias. Resulta necesario diseñar programas educativos y terapéuticos que nos permitan promover el bienestar emocional de la persona con autismo; aumentar la espontaneidad y flexibilidad de acción, así como su funcionalidad y eficacia. Promover la autonomía personal; desarrollar destrezas cognitivas y de atención; aumentar la capacidad de asimilar y comprender las interacciones humanas y dar sentido a las relaciones con otras personas. Desarrollar destrezas de aprendizaje y las competencias comunicativas. El tratamiento del autismo debe ser individualizado y se requiere de un trabajo paciente y continuo con el objetivo de dar sentido a su mundo.
Rivière (1997) propone que el tratamiento para las personas con autismo se deben basar en la idea de aprendizajes sin errores y no por ensayo y error, además, se debe tratar de producir aprendizajes y desarrollo en contextos lo más naturales posibles, así como acentuar la necesidad de que en todos los ámbitos sociales exista coherencia en tanto a objetivos y procedimientos educativos. Los tratamientos deben de dar prioridad a las competencias de comunicación, consideradas desde perspectivas pragmáticas y funcionales, además de emplear a los iguales y a las figuras adultas significativas como agentes importantes de cambio evolutivo.
La escolarización de las personas con TEA es una realidad y un reto, ya que supone ubicar en un entorno social a personas con trastornos de comunicación y dificultdes para relacionarse.
En el contexto escolar es importante que exista una persona de apoyo, tomando en cuenta el bienestar emocional del niño y que realice un seguimiento de sus progresos. Asimismo, es prescindible un especialista en comunicación para desarrollar su lenguaje y sus habilidades sociales. Además, para lograr una buena integración escolar, es conveniente informar a los compañeros para que puedan comprenderlo y apoyarlo en sus aprendizajes y relaciones (Sorensen, 1996; Rivière, 2001), sin olvidar que la participación activa de la familia y de las personas del entorno más próximo es un factor fundamental en el éxito de las intervenciones (Rivière, 2011, AETAPI, 2011).
Las personas con TEA pueden presentar un perfil de capacidades cognitivas, de interacción y emocionales muy desarmónico, y, debido a que la escuela es un contexto donde surge la interacción entre iguales y existe un universo de emociones y donde se reestructuran conocimientos puede llegar a ser un entorno hostil y persecutorio, pues necesitan un ambiente estructurado y previsible.
La evolución, las capacidades y las necesidades del alumno en cada momento concreto de su escolaridad será lo que marque y determine el recorrido educativo del niño con TEA, por lo que los profesionales deberán trabajar en conjunto. Un espacio organizado y predecible hará que poco a poco tolere los cambios y permitirá crear actividades funcionales y significativas que impliquen buscar información, llevar material, tener responsabilidades y colaborar con otros alumnos y así puedan ir adquiriendo autonomía.
El niño con TEA tiene que experimentar e interiorizar la vivencia de que alguien lo contiene y lo protege, de esta manera él podrá integrar experiencias significativas. Un centro escolar, le ofrecerá espontánea y naturalmente situaciones donde tenga que relacionarse, diferenciar o perder el control del entorno. Las actividades serán el medio para trabajar aspectos educativos y terapéuticos
En términos generales, el trabajo del psicoterapeuta consistirá en tolerar y en verbalizar lo que hace, lo que externaliza, y lo que consigue con lo que hace y el sentimiento que eso le genera o que genera en los demás, para que pueda pasar del plano de la vivencia a la mentalización.
La psicomotricidad es importante en el desarrollo global del niño porque le permite organizarse a través de las experiencias sensoriomotrices que tiene con el mundo que le rodea; es empezar a construir una identidad.
La musicoterapia a se vez, permite integrar los aspectos cognitivos, afectivos y motrices; desarrollar su conciencia, facilita la comunicación con su entorno y favorece la integración social. Por su parte, la arteterapia se acerca a la compleja realidad de los niños con TEA mediante los diferentes materiales plásticos y les permite acercarse a la posibilidad de hacer algo, de crea,r al mismo tiempo que les permite jugar y dar forma a sus miedos y dificultades.
La intervención logopédica formará parte de la atención integral del niño. Dentro del centro educativo o en atención ambulatoria, aportará estrategias para potenciar la relación y la comunicación de forma que verbalice “traduzca” aquello que la persona con TEA está viviendo, sintiendo y exteriorizando de alguna manera y así se vaya estructurando el pensamiento del niño.
En la actualidad no existe la cura para los trastornos del especto autista, por lo que los tratamientos van enfocados a mejorar la calidad de vida de las personas con TEA
Referencias
TODO SOBRE EL AUTISMO. Los trastornos del espectro del autismo (TEA). Ma. de los Angeles Martínez Martín. José Luis Cuesta Gómez. Alfaomega, 2013.
EVALUAR E INTERVENIR EN EL AUTISMO. Daniel Valdez. Ant Machado Libros, 2005.