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El primero que concibió la idea de la lectura de puntos en relieve fue un militar francés, Charles Barbier. El método que terminó como el sistema de lectoescritura utilizado por los ciegos fue, en sus inicios, inventado como un código militar para que los soldados pudieran escribir en la obscuridad. Junto el sistema inventó la pizarra y el punzón para la escritura táctil.
En México se concibió a la educación, como una modalidad educativa dedicada a atender a los alumnos considerados como “especiales” en espacios escolares separados de la educación de la educación básica regular. Se inició con tres grupos de la población en educación especial: inadaptados sociales, sordomudos y ciegos (SEP, 1984). Para el XII Censo General de Población y Vivienda 2000, el INEGI considero cinco tipos de discapacidades que son:
1) Motriz. Se refieren a la pérdida o limitación de una persona para moverse, caminar, mantener algunas posturas de todo el cuerpo o de una parte del mismo.
2) Visual. Incluye la pérdida total de la vista, así como la dificultad para ver con uno o ambos ojos.
3) Mental. Abarca las limitaciones para el aprendizaje de nuevas habilidades, alteración de la conciencia y capacidad de las personas para conducirse o comportarse en las actividades de la vida diaria, así como en su relación con otras personas.
4) Auditiva. Corresponde a la pérdida o limitación de la capacidad para escuchar.
5) De lenguaje. Limitaciones y problemas para hablar o transmitir un significado entendible.
Figura 1. Distribución porcentual de la población según tipo de discapacidad (año 2000).
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL SISTEMA BRAILLE
Los antecedentes históricos del sistema Braille, haciendo una breve síntesis sobre la educación de los ciegos a través de la historia, habría que decir que los invidentes han sido marginados en todas las épocas y en casi todas las culturas.
En el siglo XVI, los ciegos habían de dedicarse a la mendicidad para poder sobrevivir. A partir de este siglo surgen los asilos para los ciegos, instituciones que no revestían, aún, un carácter educacional propiamente dicho. Durante todo este tiempo se pensó, por lo general, que los faltos de vistas eran incapaces de ser educados y que, si alguno destacaba por su inteligencia y cultura, se debía a “poderes especiales”.
La idea generalizada de que se pueda educar a una persona ciega es relativamente moderna. A ello contribuyó de manera excepcional el francés Valentín Haüy, que fundó en París a principio del siglo XVIII, una institución para ciegos que, por primera vez, se concebía como centro educativo, Valentín Haüy comenzó a utilizar letras en relieve impresas sobre papel para que pudieran ser leídas por los ciegos. Mediante este procedimiento, que se valía de las mismas letras que la escritura normal, se editaron los primeros libros que podían ser leídos por ciegos y videntes. Este método resultó ser poco eficaz, pues, aunque facilitaba la lectura, este se hacía de una forma muy lenta, dado que el dedo debía seguir el contorno de las letras, y la escritura se hacía complicadísima o era inexistente.
El primero que concibió la idea de la lectura de puntos en relieve fue un militar francés, Charles Barbier. El método que terminó como el sistema de lectoescritura utilizado por los ciegos fue, en sus inicios, inventado como un código militar para que los soldados pudieran escribir en la obscuridad. Junto el sistema inventó la pizarra y el punzón para la escritura táctil.
Sin embargo, el gran paso hacia la total inserción de los ciegos en el mundo de la palabra escrita se debe a la obra del francés Luis Braille (1809-1852). Ciego desde los tres años como consecuencia de un accidente, fue alumno y profesor del Instituto de Ciegos de París. Aprendió a leer gracias al sistema de Valentín Haüy, pero se interesó por el método de Barbier. De la complejidad del sistema Barbier, que utilizaba demasiados puntos que no podían ser abarcados en su totalidad por un solo dedo, y de acuerdo a su propia experiencia, llegó a la conclusión de que seis puntos era la máxima cantidad que podía ser percibida por la yema de los dedos de forma simultánea. En torno a la combinación de los seis puntos ideó un sistema que hoy es universalmente aceptado y que aún no ha sido superado.
Luis Braille murió sin que su sistema fuese reconocido oficialmente. El principal obstáculo para su implementación fue el rechazo de las autoridades académicas que pensaban que la utilización de este sistema marginaría más a los ciegos. Sin embargo, eran tantas las ventajas del mismo, que los propios ciegos se encargaron de popularizarlo y lograr su reconocimiento.
El sistema Braille fue introducido en España en el año 1840 por Jaime Bruno Berenguer, profesor de la Escuela Municipal de Ciegos de Barcelona. Tras sufrir diversas vicisitudes, en 1918 fue declarado como método oficial para la lectura y escritura de los ciegos (Bautista, 1994, p. 227).
Desde los acuerdos de Montevideo de Junio de 1987, vigentes desde enero de 1988 para todo el habla hispana, existe una unificación de la signografía braille para el castellano.
CARACTERÍSTICAS DEL SISTEMA BRAILLE
El Braille se define como un sistema de lectoescritura táctil para ciegos, basado en la combinación de seis puntos en relieve, dispuestos en dos columnas verticales y paralelas de tres puntos cada una.
Este signo, formado por los seis puntos, se denomina signo generador o elemento universal del sistema braille, o generador braille.
Los puntos se disponen y numeran según se indica en la Figura 2.
Figura 2. Combinación de seis puntos.
A partir de estas seis posiciones se pueden realizar 64 combinaciones diferentes. Braille organizó estas combinaciones en series o grupos de diez caracteres cada uno.
Referencias