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Acciones para la atención a escolares con disgrafia y sus familias desde Servicios Integrales de Rehabilitación. (Parte II)

Los autores reconocen la relación de la disgrafia con la dislexia como trastornos del aprendizaje escolar, de la lectoescritura, Vicente Martins expresa que la disgrafia y la ortografía se manifiestan cuando existe la dificultad en el plano de la lengua escrita o del acto de escribir.

 En la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE10)4 estos trastornos aparecen entre las enfermedades incluidas en   F80- F89:   trastornos que tienen en común las siguientes características:
 
a) comienzo siempre en la primera o segunda infancia.
b) deterioro o retraso del desarrollo de las funciones que están íntimamente relacionadas con la maduración biológica del sistema nervioso central.
c) curso estable que no se ve afectado por las remisiones y recaídas que tienden a ser características de muchos trastornos mentales.
 
En la mayoría de los casos las funciones afectadas son el lenguaje, el rendimiento de las funciones viso espaciales o de coordinación de movimientos. 
 
En F81 se incluyen los trastornos específicos del desarrollo del aprendizaje escolar. 
 
El concepto de trastornos específicos del desarrollo del aprendizaje escolar es comparable exactamente al de  trastornos específicos del desarrollo del habla y del lenguaje (F80) y básicamente pueden aplicarse las mismas pautas de definición y de medida. Son trastornos en los que desde los primeros estadios del desarrollo están deterioradas las formas normales del aprendizaje. El deterioro no es únicamente consecuencia de la falta de oportunidades para aprender, ni es la consecuencia de traumatismos o enfermedades cerebrales adquiridas. Por el contrario, los trastornos surgen de alteraciones en los procesos cognoscitivos, en gran parte secundarias a algún tipo de disfunción biológica. Al igual que la mayoría del resto de los trastornos del desarrollo, estos son considerablemente más frecuentes en varones que en hembras.
 
En la clasificación se describen los trastornos específicos de la lectura y el cálculo, no describe el trastorno de la expresión escrita, si bien en su lugar incluye el trastorno específico del deletreo. El DSM-IV 5 reúne los problemas de deletreo dentro de la definición del trastorno de la expresión escrita, aunque para realizar el diagnóstico resulta indispensable que existan dificultades para la escritura. Según la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV).
 
Los autores reconocen la relación de la disgrafia con la dislexia como trastornos del aprendizaje escolar, de la lectoescritura, Vicente Martins6 expresa que la  disgrafia y la ortografía se manifiestan cuando existe la dificultad en el plano de la lengua escrita o del acto de escribir.
 
Con relación a esto el CIE 104 deja claro que el trastorno de la lectura se asocia frecuentemente a los  trastornos del cálculo y la expresión escrita, siendo relativamente raro hallar alguno de estos en ausencia de aquél.
 
El diagnóstico y caracterización corroboró dificultades en el manejo de las disgrafias, su tratamiento y prevención, así como el predominio de disgrafias mixtas entre los escolares, lo que permitió el diseño de actividades para el tratamiento correctivo desde la terapia en las Salas de Rehabilitación, la preparación de los profesionales y la propuesta de un algoritmo de trabajo.
 
Se emplearon métodos del nivel teórico: enfoque sistémico estructural, análisis y síntesis, modelación; del nivel empírico: pruebas psicopedagógicas, entrevista y encuesta; estadísticos descriptivos en el procesamiento y análisis de los resultados: la distribución de frecuencias absolutas y relativas.
 
Cuando se revisan las concepciones que estudian las dificultades de aprendizaje se descubre un conjunto de intervenciones que lo abordan desde la labor reeducativa, pero que desafortunadamente no han logrado más que demostrar su poca eficiencia. Si buscamos comprender esta situación, dos explicaciones emergen. La primera tiene que ver con la evaluación misma de las dificultades de aprendizaje de los alumnos. La segunda cuestiona el modelo de intervención reeducativa. Es importante aplicar en el diagnóstico pruebas pedagógicas y psicopedagógicas. En la rehabilitación tener en cuenta las vertientes posibles en la afectación, las esferas psicológicas y afectivas, no solo cognitiva, se debe influir en el tercer nivel de prevención, en la repercusión psicológica a la que pueden dar lugar.
 

 

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