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Los juguetes se deben considerar como neutros, no están destinados a un sexo de niño en específico, aunque los publicidad nos reitera en cada momento que los coches son para los niños y las muñecas para las niñas. Además no hay que olvidar la parte de interacción social que ejerce el juego, no solamente en los niños, sino en las personas en general.
Es falsa la creencia de que las niñas juegan a muñecas y los niños al fútbol. La creencia de que existen juguetes para niños o para niñas es una visión muy radical.
El problema no es el juguete que selecciona el niños sino de la interpretación que hacen los adultos de elementos como la taza de té, la muñeca o el carro. “El ser humano ve con más naturalidad que un joven use un pendiente hoy, pero hasta hace poco era etiquetado de manera ofensiva por direcciones sociales o de machismo". Esto prueba que los entornos, las épocas y las modas tienen que ver en el proceso psicológico de los niños.
Los juegos no determinan ni el comportamiento sexual ni el género de los menores de edad. “Es verdad que los juguetes influyen en su vida, pero de la misma manera que una película o la actitud de la madre frente al embarazo de la vecina. El niño está expuesto a 2.500 estímulos distintos”, explica el especialista del Centro de Psicología y Sexología del Caribe.
Haciendo un uso responsable y moderado como con cualquier otro aparato, para nada. Es más, es un elemento beneficioso que ayuda a estimular la imaginación, los reflejos y el cerebro. Pero reiteramos siempre que se vigile el tiempo dedicado a ellos, evitando el sedentarismo, el aislamiento social o la interacción con otros niños o la familia.
Lamentablemente las consolas, como la televisión, son el elemento fácil para mantener ocupado al niño y que los padres "puedan hacer sus cosas", hay que vigilar que los juegos promuevan la creatividad y la cooperación en niños.
Se sugieren ocho pautas para limitar el tiempo de uso de videojuegos:
1. No utilizar los dispositivos para callar al niño.
2. Marcar los horarios de uso y respetarlos.
3. Moderar la compra de videojuegos.
4. La consola es de los padres.
5. Ofrecer actividades alternativas en casa.
6. Programar salidas al aire libre.
7. Padres compañeros de juegos.
8. Promover las relaciones con niños de su edad sin aparatos electrónicos.
Jugar en familia ayuda a construir una relación familiar sólida y duradera. Jugar en familia supone la necesidad de organizarse, y adquirir conciencia de aprender a construir juntos un clima de respeto y cooperación.
No hay que olvidar que el juego en la infancia es el aprendizaje de la vida de adulto. ¿Cómo queremos que sean nuestros niños de hoy los adultos del futuro?