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Los bebés prematuros necesitan cuidados especiales ya que generalmente no han desarrollado el patrón de succión, deglución y respiración, por lo que no pueden alimentarse de manera automática.
Los reflejos son acciones o movimientos involuntarios que ocurren como respuesta a la estimulación; uno de los reflejos con el que nacemos es el reflejo de succión, el cual se desarrolla alrededor de la semana 32 del embarazo y no se desarrolla completamente hasta la semana 36 aproximadamente; por ello el reflejo de succión en los bebés prematuros puede ser débil o inmaduro.
El reflejo de succión es instintivo y tiene como objetivo garantizar la supervivencia del bebé, permitiéndole alimentarse desde el primer momento, y es necesario para la lactancia materna, pues además de alimentarse, también estimula la producción de leche en la mamá y tiene un efecto relajante para el bebé.
En el caso de los bebés prematuros (que nacen antes de la semana 37 de embarazo) es muy probable que necesiten cuidados especiales ya que generalmente no han desarrollado el patrón de succión, deglución y respiración, por lo que no pueden alimentarse de manera automática. En esta situación es indispensable la valoración de un fonoaudiólogo para determinar si la alimentación oral es suficiente, o bien, si es necesario recurrir a terapia para despertar y entrenar el reflejo de succión en el bebé mediante la estimulación de la lengua, mejillas y labios.
Regularmente los bebés prematuros nacen con un peso bajo, por lo que es necesario seguir las indicaciones del médico, también es probable que presenten más problemas digestivos que un bebé que nace a término.
Algunos consejos que pueden ayudar al bebé son:
Llevar un registro de su alimentación con la finalidad de saber qué tan seguido tiene reflujo.
Revisar que esté completamente despierto antes de darle de comer.
Estar al pendiente de las señales que indiquen que ya está satisfecho.
Elaborar un horario para alimentarlo y tratar de apegarse a él.
Supervisar su progreso de crecimiento.
Un programa de estimulación temprana también es de utilidad.
Es recomendable iniciar la alimentación parental y enteral en los primeros cinco días de nacido para evitar complicaciones futuras, esto favorecerá la integridad funcional y estructural del aparato gastrointestinal entre otras cosas, además el bebé podrá obtener los nutrientes y calorías necesarias para un óptimo desarrollo y crecimiento.
Todos los bebés prematuros necesitan atención especial y tendrán que permanecer en el hospital hasta que sean capaces de respirar, succionar y deglutir por ellos mismos y cuando sean capaces de mantener su temperatura corporal. Dependiendo de cada bebé esto podrá tardar semanas o meses.