El aburrimiento se presenta entre el IMPEDIMENTO y la inhibición, porque toca la imagen, dejando al sujeto sin emoción, ocupando el eje de la sincronía, produciendo atemporalidad, impotencia de lo imaginario, eje metonímico, del Ideal
Conclusiones:
El aburrimiento se presenta entre el IMPEDIMENTO y la inhibición, porque toca la imagen, dejando al sujeto sin emoción, ocupando el eje de la sincronía, produciendo atemporalidad, impotencia de lo imaginario, eje metonímico, del Ideal. El encuentro con la inhibición implica un hito clínico porque:
1) antecede al síntoma;
2) allí anida el inicio de la secuencia que desembocará en la letra comandada por el inconsciente como fundamento.
Si la analizante está inhibida y el dormir separa el cuerpo del goce fálico, funcionando cuasi función privación, si el sueño es una inhibición activa, injerto lo Simbólico por la vía de la Interpretación (Mirada y Voz) ubicada en espejo a ella.
El síntoma en un adolescente es a construir CON la presencia del analista, luego de vaciar de sentido las representaciones, responde al síntoma de la pareja, representante de la VERDAD, más cerca de la subjetividad materna, la adolescencia se nos presenta como un momento óptimo para oír el síntoma y producir una rectificación subjetiva.
El recorrido del síntoma en un adolescente es doble, síntoma en lo Real cuya dificultad se expresa en lo Simbólico, el cual siempre es incompleto:
- del s (A) …………………..> A (1er piso del grafo, lugar del enunciado en el entrecruzamiento con el objeto metonímico)
- del s (A) ……………………> S <>a (2do piso del grafo, lugar del fantasma, de la fórmula de la pulsión)
De donde se desprende que:
$ = a
S1 x donde x= S1 x a /$ siendo x el lugar ocupado por el aburrimiento
Juana es tomada como “objeto” de la madre, su única función es revelar la Verdad de este objeto cual negativo de una fotografía mal tomada: el “a” saturando la falta y respondiendo con su obesidad, su cuerpo, buscando en el analista el lugar de esta falta desconocida en la madre; hay un exceso de la falta de la falta. La relación del sujeto con el deseo necesita la estructuración del fantasma el cual termina de consolidarse en la adolescencia, sincopado temporal de la función del a.
Una ocupación comienza a convertirse en seria cuando lo que la constituye, su regularidad llega a ser perfectamente aburrida. Esta serialidad podemos seguirla dentro del marco de lo familiar: es más aburrido lo que se le presenta en casa que en la Escuela, Juana creía antes de todo esto que asistía para divertirse.
Algunos adultos creen que los niños tienen que acostumbrarse a todo y soportan SIN MANIFESTACIONES APARENTES, la ausencia de intercambios simbólicos para su deseo y la pasividad solitaria a la que se ven reducidos: la analizante asistió durante 4 meses a la Guardería del Hospital donde trabajan los padres: “nunca lloró” – dijo la madre orgullosa. Son bebés que comen y duermen, no molestan a nadie, no se asoman al deseo porque no hay simétricamente un prójimo que desee ver y escuchar jugar a los niños con él, aislamiento de la cuna, carencias del Otro que al cruzar estructuran un sentimiento de abandono que se convierte en modo de vida de un aburrimiento latente en el que se siente seguro.
En el sueño, el fallido “lo enterraron” "lo internaron"........ lo refería a la muerte de su abuelo materno, sucedido a sus dos años y medio de edad. Sin saberlo, Juana se estaba refiriendo al duelo de ambos abuelos, de lo cual la madre se dio cuenta dos semanas después, cuando al llegar a la consulta acompañándola, dijo que fueron juntas al cementerio, y por primera vez, lloró sin consuelo. La abuela paterna había fallecido tres meses antes de comenzar el tratamiento.