!-- Google tag (gtag.js) -->
Los terapeutas ayudaron a J.D. a levantarse y cuidadosamente lo guiaron hasta la silla. Antes de marcharse los terapeutas explicaron a la pareja que en ese momento la recomendación era que J.D. fuese a un centro de rehabilitación al salir del hospital y siguiese trabajando con terapeutas.
Tras ayudar a J.D. a sentarse en el borde de la cama, éste pareció más despierto y capaz de seguir instrucciones.
A pesar de haber explicado a J.D. las restricciones a seguir con los brazos, éste los empujaba contra la cama fuertemente para mantener el equilibrio. Los terapeutas ayudaron a J.D. a sentarse de forma que sus pies tocaran el suelo para que no necesitase usar los brazos.
El TO mostró a J.D. y a su mujer una cartulina naranja con las tres restricciones escritas en letras grandes y la colgó en la habitación donde ambos pudieran verla.
Cada día al comenzar la sesión, el TO haría que J.D. le repitiese de memoria las restricciones. Los terapeutas ayudaron a J.D. a levantarse y cuidadosamente lo guiaron hasta la silla.
Antes de marcharse los terapeutas explicaron a la pareja que en ese momento la recomendación era que J.D. fuese a un centro de rehabilitación al salir del hospital y siguiese trabajando con terapeutas.
Sin embargo, explicaron que esta recomendación podía cambiar en los próximos días dependiendo de la evolución y que no era inusual que pacientes con esa operación fuesen directos a casa tras salir del hospital.
En los días siguientes el estado mental de J.D. volvió a la normalidad y los terapeutas incrementaron el nivel de actividad. El TO se centró en educar y mostrar a J.D. la manera menos dolorosa y segura de levantarse de la cama o la silla.
Resulta imprescindible en rehabilitación física movilizar a los pacientes y educarles sobre la necesidad de levantarse de la cama varias veces al día para prevenir complicaciones médicas como la formación de coágulos, la neumonía, o la atrofia de los músculos.
El siguiente paso en la rehabilitación cardíaca consistió en aumentar la resistencia física paulatinamente. Durante este período, se observan en todo momento las constantes vitales y la sesión se interrumpe en el momento en que éstas no son las idóneas.
El TO y J.D. determinaron que vestirse y arreglarse por sí mismo era lo más importante para J.D. ya que así no supondría una carga para su mujer por las mañanas.
Primero J.D. tuvo que ser capaz de completar el aseo matutino sentado en la silla (cepillarse los dientes, peinarse el pelo, lavarse la cara).
J.D. poco a poco fue recuperando fuerzas y cuatro días más tarde fue capaz de vestirse sin ayuda y cepillarse los dientes de pie junto a la pila.
Mientras el TO trabajaba en las actividades de la vida diaria con J.D., el fisioterapeuta se encargaba de caminar cada día un poco más con el paciente. El objetivo era poder tolerar un paseo de 25 metros sin que le faltase el aliento. Una vez J.D. pudiese hacer eso, comenzarían a trabajar en las escaleras.
Si en el momento en que J.D. estuviese médicamente listo para que le dieran el alta, éste fuese capaz de subir 12 escalones (las escaleras hasta su casa) y de completar la rutina de aseo matutina sin problemas respiratorios, él y su mujer podrían volver a casa juntos y continuar la rehabilitación en un centro de día varios días a la semana o en el domicilio.
Si por el contrario necesitase la ayuda de otra persona para realizar estas tareas y para recordarle las precauciones a seguir continuamente, el mejor plan sería pasar unos días en una clínica de rehabilitación hasta que recuperase las fuerzas.
El sexto día tras la operación J.D. fue trasladado a la planta ya que su estado de salud estaba fuera de peligro.
Para seguir incrementando la resistencia física, el TO decidió llevarlo a la cocina del departamento de rehabilitación y preparar el desayuno.
J.D. necesitó sentarse un par de veces para descansar, pero fue capaz de preparar sin ayuda unos cafés, una tortilla y pan tostado.
J.D. estaba visiblemente feliz por su logro y por el rico desayuno que había preparado por sí mismo. Tres días más tarde J.D. fue dado de alta y pudo volver a su propia casa.
Los terapeutas recomendaron que J.D. recibiese terapia en casa 3 días a la semana hasta que su resistencia volviese a la normalidad.
La tarea del TO en el cuidado agudo de pacientes había terminado.