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Vigostki planteaba que "dos acciones pueden transcurrir en su aspecto exterior de manera idéntica, pero por su origen, por su naturaleza, pueden ser profundamente diferentes una de otra" de ahí que "es imprescindible con la ayuda del análisis, poner al descubierto lo que hay debajo de la forma externa de sus manifestaciones" (Vigotski, 1989).
Resulta importante tener en cuenta que este concepto de necesidades educativas especiales subraya la naturaleza interactiva de las dificultades de aprendizaje (si tomamos en cuenta el carácter interactivo del aprendizaje), al analizarlo nos permite comprender que las dificultades no sólo se hallan en el alumno, sino también pueden estar dadas en las características del entorno educativo en el que se desenvuelve y/o en la respuesta educativa que se le ofrece, valorando además como el marco apropiado la misma escuela común y considerando como último recurso la escuela especial. También este criterio ha favorecido centrar la atención en las verdaderas potencialidades de los escolares, dejando de etiquetarlos, estigmatizarlos, poner la mirada en supuestas limitaciones que no puede superar.
Este mismo carácter interactivo de las necesidades educativas especiales ha llevado a darle otro carácter al proceso de evaluación-intervención, el que tampoco entonces se centra exclusivamente en el escolar, sino también en el amplio contexto donde desarrolla su proceso de aprendizaje, de lo que se desprende la necesidad del seguimiento al proceso de enseñanza-aprendizaje, traducido en su evaluación continua dentro del propio ámbito educativo, por lo que los docentes no sólo atienden las deficiencias del escolar, sino que también contemplan las acciones educativas a desarrollar con los diferentes contextos donde se desenvuelve el menor. De ahí la necesidad de realizar un proceso evaluativo donde nos permita desentrañar las causas de las dificultades, atendiendo la situación educativa en la que se encuentra inmerso el escolar.
Vigostki planteaba que "dos acciones pueden transcurrir en su aspecto exterior de manera idéntica, pero por su origen, por su naturaleza, pueden ser profundamente diferentes una de otra" de ahí que "es imprescindible con la ayuda del análisis, poner al descubierto lo que hay debajo de la forma externa de sus manifestaciones" (Vigotski, 1989).
Por ejemplo:
La escritura espontánea o al dictado de dos alumnos puede caracterizarse, entre otras cosas porque se realiza en bloque, pero en uno, la situación puede estar asociada a un insuficiente desarrollo de los procesos fonético-fonemáticos, mientras que en otro, la escritura en bloque está relacionada con un insuficiente dominio del análisis sonoro de la oración debido a un inadecuado uso del método fónico analítico sintético por parte del maestro. Debido a que la causa no es la misma en ambos casos, la acción interventiva será diferente.
Las relaciones causales que están detrás de las manifestaciones externas de la situación educativa no son factoperceptibles, es decir, no se ven a simple vista, por eso, a diferencia de la evaluación que se realiza en un plano empírico, el diagnóstico –entendido este desde la perspectiva sociopsicopedagógica, donde se definen las necesidades del escolar- ha de realizarse en un plano teórico, a través de un proceso de formación de conjeturas sobre las relaciones que se están desarrollando entre el alumno y su entorno educativo, esto conforma lo que denominamos situación educativa.