Arte Terapia: discurso de imágenes.

En este texto se expone un tramo particular del tratamiento de una paciente drogadependiente en sesiones de Arte Terapia. Al mismo tiempo se articula el material clínico con ciertas líneas de pensamiento a la luz de las ideas de Susanne Langer, cuyos desarrollos sobre el Arte arrojan clara luz sobre los fundamentos teóricos de la Arte Terapia.


Una producción artística es una forma expresiva creada que nuestra percepción capta a través de los sentidos, y lo que expresa es sentimiento humano, tomando la palabra sentimiento de modo abarcativo, incluyendo así tanto la sensación física, experiencias sensoriales, desde el dolor hasta las más complejas emociones, y por qué no también elaboraciones intelectuales.

El lenguaje es el gran artificio simbólico que ha desarrollado la humanidad. Mediante el lenguaje podemos concebir cosas intangibles e incorpóreas como nuestras ideas así como los hechos que percibimos. Podemos describir cosas y representar sus relaciones, expresar reglas de sus interacciones, especular, predecir y razonar. Podemos comunicarnos produciendo una compleja red de palabras audibles o visibles. Este uso del lenguaje constituye el discurso, pero la estructura del discurso tiene sus límites de utilidad.

Cierta franja de experiencia de la vida que es cognoscible, resiste a la formulación discursiva, y por lo tanto a la expresión verbal. Esa franja es el aspecto subjetivo de la experiencia, el sentido de esa experiencia. Experiencias que carecen de nombres. Si son nombradas, lo son mediante ciertas condiciones externas que las acompañan normalmente. Solamente las más notables entre ellas tienen nombres como: amor, odio, temor, ira, llamadas en conjunto “emoción”. Pero estos son como nombres genéricos, como grandes grupos, apellidos de emociones, pero no nombres propios.

Sentimos muchas cosas que no llegan a ser emociones designables. Los modos en que somos conmovidos tienen matices variados hasta el infinito. Todos estos elementos inseparables de la realidad subjetiva hacen parte de la “vida interior” de las personas. Solemos diseccionar ese caudal vital de unidades mentales, emocionales y sensoriales en un esquema de simplificación que hace posible la aprehensión en términos científicos. Todo lo que se resiste a la formulación en el modo discursivo del lenguaje es difícil de concebir y difícil de comunicar. Nuestro conocimiento es mucho más vasto que nuestro discurso. Hasta en el uso del lenguaje, si queremos nombrar algo que es demasiado nuevo para tener un nombre o queremos expresar una relación para la que no hay verbo u otro vínculo verbal, recurrimos a la metáfora, lo mencionamos o describimos como si fuera alguna otra cosa, algo análogo.

La comprensión de una cosa a través de otra parece un proceso mental tan natural que a veces no distinguimos la forma simbólica expresiva de lo que transmite ese símbolo, la confundimos con la cosa misma que representa, como cuando alguien dice, al mirar una foto: acá está fulanito.

Estas cuestiones las podemos “visualizar” en unos pocos dibujos en la práctica de Arte Terapia, a modo de ejemplo, no presentando el caso, que implicaría un trabajo mucho más extenso, aunque sí con dibujos de la misma paciente, para vincular algunos por lo menos. La paciente es una mujer de 40 años, en tratamiento por adicción al uso de sustancias: cocaína y marihuana, y el abordaje es integrado e intensivo en una modalidad ambulatoria de medio día, en un centro de atención privada.

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