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Trabajo interdisciplinario a favor del sordo (Parte II)

3.2 Bases médicas

El médico es el profesional responsable de diagnosticar la sordera. Aquí tenemos algunos alcances en cuanto a las bases médicas de la sordera.

"La sordera es la pérdida parcial o total de la capacidad auditiva, esto implica una pérdida en la sensibilidad del oído, probablemente en el sistema auditivo periférico".2 Cuando escuchamos un sonido lo que realmente hacemos es interpretar un patrón de vibraciones originado en algún lugar cercano. Estas vibraciones que llamamos sonido son similares a las ondas en forma de círculos concéntricos que se producen cuando arrojamos una piedra al agua. Las ondas sonoras tienen un tono (que puede ser puro o complejo), una frecuencia (medida en hertz o ciclos por segundo) y una intensidad (que se mide en decibeles) .3

"La frecuencia de un sonido se refiere a la altura tonal que tiene, es decir, cuán grave o agudo es . Por lo general la recurrencia es regular y cada uno de los intervalos regulares de tiempo se conoce como ciclo".4

Para medir la frecuencia del sonido se cuenta el número de ciclos por segundo. Un ciclo es la distancia entre una onda y la que sigue. Los seres humanos podemos oír frecuencias que van desde los 20 hasta los 20 000 ciclos por segundo. Cuanto más cercana esté una onda de otra, más alta será su frecuencia. Mientras la frecuencia de la onda determina su tono, la intensidad de la misma está definida por su amplitud y se mide en decibeles (dB). Para medir la intensidad del sonido se utiliza un decibel. La intensidad mínima que percibe el oído humano es de cero dB. Una persona susurrando registra 30 dB; el nivel normal de una conversación corresponde a 45 - 50 dB; lo cual puede causar pérdida temporal y parcial de la audición. El oído es especial porque convierte las ondas sonoras en vibraciones mecánicas, y éstas a su vez, en impulsos eléctricos que interpreta nuestro cerebro.

El oído se compone de tres partes y comprende desde el pabellón auricular (oreja) hasta la corteza cerebral.

Oído externo: Es un aparato de recepción de sonido integrado por la oreja, el pabellón auricular y el conducto auditivo externo.

La oreja recoge las vibraciones sonoras (sonido) y las transmite, a través del conducto auditivo, hasta el tímpano. El tímpano es una membrana que vibra porque está tensa (al igual que la superficie de un tambor).

Oído medio: También llamado caja del tímpano. Transmite y amplifica las ondas sonoras. Está formado por la membrana timpánica y una caja llena de aire que contiene tres huesecillos articulados en cadena: martillo, yunque y estribo (llamados así por su forma). Son los huesecillos más pequeños del cuerpo humano. Los movimientos del tímpano ponen a trabajar la cadena de huesecillos y convierten las vibraciones mecánicas captadas por el oído interno.

Oído interno: Aparato de recepción y transducción formado por la cóclea (o caracol). Aquí las vibraciones mecánicas se transforman en impulsos eléctricos que viajan a través del nervio auditivo hasta el cerebro. La otra parte del oído interno se llama vestíbulo, e incluye los canales semicirculares (sáculo y utrículo) que se encargan de regular el equilibrio, el cual rara vez se afecta en los niños con deficiencia auditiva.

TIPOS Y GRADOS DE PÉRDIDA AUDITIVA

La persona que ha perdido parcial o totalmente la capacidad de oír tiene una hipoacusia. Según el grado de pérdida, los problemas auditivos pueden clasificarse de la siguiente manera de acuerdo al decibel más bajo que escucha:
10 - 15 Audición normal en niños. Sin problema
16 - 25 Audición limítrofe en niños. Puede presentar dificultad para oír, y un
habla débil o distante.
26 - 40 Pérdida superficial. Requiere de amplificación. No oirá consonantes,
especialmente las de frecuencia alta.
41 - 55 Pérdida moderada. Requiere de amplificación. Vocabulario limitado y
calidad de voz monótona.
56 - 70 Pérdida moderada o severa. Requiere de amplificación. Necesitará un
maestro o un grupo especial para desarrollar el lenguaje.
71 - 90 Pérdida severa. Requiere de amplificación y un programa auditivo oral
de tiempo completo.
91 o más Sordera profunda. Requiere de un programa especial para niños con
sordera que enfatice las habilidades del lenguaje y el área académica.
Existen tres tipos de pérdida según la ubicación del daño:
Conductiva: El daño está localizado en el oído medio o el oído externo.
Sensorioneural: El daño está localizado en la cóclea y vías nerviosas superiores.
Mixta: La pérdida auditiva tiene componentes conductivos y sensorioneurales.
Causas más frecuentes de la sordera

Cerca del cuarenta por ciento de los casos de deficiencia auditiva se debe a causas desconocidas; sin embargo, algunos problemas genéticos o congénitos pueden asociarse a una pérdida auditiva.

Factores hereditarios (genéticos)

-Antecedentes familiares de hipoacusia
-Problemas asociados con algún síndrome como: Down, Alport (asociado a problemas del riñón), Waardenburg (cambio de pigmentación en piel y ojos), Crouzón (anormalidades en cabeza, ojos y cara), Usher (pigmentación de la retina).
-Malformaciones craneofaciales: Labio y/o paladar hendido.

Factores congénitos:

Se refiere a factores externos que afectan a la madre durante el embarazo:
-Diabetes
-Toxemia
-Problemas de tiroides
-Infecciones virales (rubeola, toxoplasmosis, citomegalovirus, parotiditis)
-Infecciones bacterianas (sífilis, herpes, incompatibilidad del RH en sangre.
-Intoxicación con drogas o medicamentos

Factores de riesgo durante el parto y en los primeros días de nacido:

-Prematurez (el bebé nace antes de las 36 semanas de gestación).
-Bajo peso al nacer (menos de 1500 gramos).
-Hipoxia neonatal (falta de oxígeno al nacer).
-Lesiones en el cráneo por aplicación de fórceps.
-APGAR bajo (medición de algunos signos vitales del recién nacido)
-Ictericia neonatal (aumento de bilirrubina)

Factores de riesgo en la infancia:

-Intubación en el período neonatal por más de 48 horas
-Meningitis
-Encefalitis
-Enfermedades de la infancia: sarampión, paperas, varicela, fiebres muy altas y escarlatina.
-Aplicación de medicamentos ototóxicos.
-Golpes en la cabeza (accidentales o provocados)-
Un niño con alguno de estos factores de riesgo debe ser evaluado periódicamente.

Síntomas o indicadores de pérdida auditiva:
Aunque casi todos los bebes (oyentes o hipoacúsicos) tienen las mismas reacciones, hay señales de alarma a las que los padres deben estar atentos:

-Si el bebé (de 6 - 9 meses) no se sobresalta ni despierta a pesar de ruidos estruendosos; no busca la voz de su madre a menos que ella esté frente a él; no localiza los sonidos del medio ambiente ni el de los juguetes; no se mueve al ritmo de la música a menos que sea por imitación; no emite sonidos ni desarrolla lenguaje (un bebé que no oye deja de balbucear a los nueve meses) y no obedece órdenes verbales.

El niño mayor que ya ha desarrollado lenguaje pero presenta una pérdida auditiva leve o moderada presenta fallas de articulación (el ritmo y la modulación de la intensidad del lenguaje está de acuerdo con la pérdida auditiva y con la buena adaptación y buen uso de los auxiliares auditivos); puede ser señalado como distraído o lento en el aprendizaje; sube el volumen a la televisión o la radio; tiene dificultades de aprendizaje; sobre todo en el área de lectura; puede ser tímido, retraído, agresivo, muy frecuentemente usa señas contextuales para comunicarse.

El adulto que va perdiendo su capacidad auditiva discrimina mal el lenguaje: contesta incorrectamente a nuestras preguntas; no modula la intensidad de la voz; si el problema está avanzando comienza a cometer fallas de articulación; tiende a negar el problema, trata de disimularlo, se muestra irritable, intenta que el problema pase desapercibido.

FORMAS DE DIAGNÓSTICO

El médico audiólogo es el encargado de confirmar a través de una evaluación completa la sospecha de algún problema auditivo, a través de diversas pruebas:

POTENCIALES EVOCADOS AUDITIVOS DEL TALLO CEREBRAL (PEATC).
Esta prueba se realiza en niños pequeños de los que no se puede obtener una respuesta voluntaria y confiable.

Consiste en un registro de las ondas correspondientes a la respuesta eléctrica del tallo cerebral ante el sonido. Esta prueba no implica ningún dolor o riesgo para el niño, puede practicarse a cualquier edad y da una medida bastante cercana a su umbral auditivo.

IMPEDANCIA: permite determinar si existe algún impedimento en el oído medio.

REFLEJO ESTAPEDIAL: Se refiere a una protección contra los sonidos fuertes. Su ausencia puede ser indicativo de falta de audición.

AUDIOMETRÍA TONAL: Es el estudio más completo para determinar la intensidad de decibeles que escucha una persona; es decir cuán suaves o fuertes son los sonidos que percibe. Mide también las frecuencias que la persona capta, desde las más graves hasta las más agudas. Se realiza con un audiómetro y dentro de una cámara aislada del ruido; se obtiene una curva para cada oído que corresponde al umbral auditivo por frecuencias.

LOGOAUDIOMETRÍA: Esta prueba también utiliza un adiómetro y analiza cada oído por separado, sólo que en vez de usar tonos se utilizan palabras. Las personas tienen que repetir las palabras que se le dicen en diferentes intensidades. Por razones obvias no se puede realizar en niños que no han desarrollado lenguaje oral.

TRATAMIENTO

La sordera afecta al niño en diversos aspectos; el primero y fundamental es en el área del lenguaje verbal. El niño con audición normal adquiere el lenguaje de manera natural al relacionarse con su medio ambiente; paralelamente al desarrollo de su lenguaje se da el de su pensamiento abstracto.

El niño con sordera requiere un apoyo especializado, específico y sistemático para desarrollar el lenguaje tanto en la comprensión como en la expresión. Si el desarrollo de su lenguaje es pobre o deficiente no podrá acceder a la lectura, pues aunque sepa cómo suenan las letras no podrá captar, plenamente, su significado. Estas limitaciones en los procesos cognitivos pueden limitar el desarrollo y la expresión de su inteligencia.

CIRUGÍA

Algunos casos de hipoacusia pueden tratarse quirúrgicamente: cuando es necesaria la reconstrucción del tímpano o los huesecillos, o el implante de tubos de ventilación. Hay que resaltar que el paciente sometido a cirugía necesita, de todas maneras, de una terapia del lenguaje para que se le entrene psicolingüísticamente para aprender a oír e interpretar los sonidos.

AUXILIARES AUDITIVOS

Cuando la pérdida es congénita o adquirida antes de los tres primeros años es especialmente importante que el niño use auxiliares auditivos tan pronto como le diagnostiquen la sordera (puede usarlos desde los seis meses de edad). Los aparatos proveen un vínculo vital entre el niño y los sonidos que son básicos para el desarrollo del lenguaje; si se deja pasar el tiempo sin adaptarse él o los auxiliares, el desarrollo y comprensión del lenguaje pueden verse severamente afectados.

El niño debe pasar por un período de adaptación al amplificador y por un proceso de aprendizaje auditivo que le permita aprender a localizar, identificar, discriminar e interpretar los sonidos; esto es, debe aprender a oír.

TÉCNICAS DE HABILITACIÓN Y REHABILITACIÓN

Los principales medios para la habilitación lingüística del niño con sordera son la oralización y el sistema manual o gestual. Cuando ambos se usan a la vez se está utilizando el Método Bimodal. En ambos casos la intervención temprana y comprometida de la familia es absolutamente necesaria.
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