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La voz se convierte en el reflejo de nuestro ritmo interno, por eso en muchas ocasiones el habito de gritar puede ir acompañado de alteraciones de tipo psicológico, emocional o situaciones de angustia.
Mi hijo siempre está ronco.
Los problemas de voz en los niños empiezan a ser bastante frecuentes en la practica logopédica. No se conocen tanto y hay que reconocer que la intervención es mucho más compleja que en los adultos. Es corriente al hacer la historia que los padres comenten que al comienzo de la mañana su voz es más normal y queda completamente ronca al finalizar el día. Generalmente, cuando acuden al otorrino, la lesión en las cuerdas ya ha hecho acto de presencia. Puede que esto se deba a que, muchas veces, los padres ven con demasiada normalidad que un niño tenga largos periodos de disfonía: Se han acostumbrado a su voz y normalizan un problema.
Por regla general los problemas de voz en los niños se hacen evidentes cuando empiezan su vida escolar. Aproximadamente y según las estadísticas, entre el 30 y el 40% de los niños escolarizados en educación infantil presenta disfonía, un porcentaje demasiado elevado que nos debería hacer reflexionar.
Eliminando otro tipo de causas como infección de vías respiratorias altas, papilomas, alergias, reflujo gastroesofágico o cualquier otra de tipo orgánico, la causa más frecuente que solemos encontrar es el abuso vocal.
Y es en el abuso vocal donde encontramos una serie de malos hábitos vocales: gritos, garraspera, hablar en exceso y a gran volumen en el recreo o en la practica deportiva. En la mayor parte de los casos, esto va a derivar en una hiperfunción laringea consecuencia del aumento de la intensidad. Es frecuente que se trate de niños nerviosos, autoritarios, algo agresivos y con mucha ansiedad.. Aunque en menor porcentaje también encontramos el caso contrario, niños introvertidos y tímidos que parece que ahogan la voz, de la misma manera que sus emociones
Seria un error, en la rehabilitación logopédica, centrarnos solo en las cualidades acústicas de la voz (timbre, tono, intensidad) dejando de lado el estado de todo el sistema funcional vocal. En la disfonía infantil son muchos los factores que van a actuar de desencadenante por lo que su estudio y actuación van a ser complejos, teniendo en cuenta que el niño con disfonía debe de ser explorado y tratado atendiendo a una diversidad de factores, en su globalidad, sino el tratamiento está destinado al fracaso.
Debemos tener en cuenta que va a estar alterada la postura, la verticalidad, aumentada la tensión de la musculatura perilaríngea. Observo con mucha frecuencia que el niño habla en inspiración y que durante la fonación hay sobreesfuerzo sobre la musculatura perilaríngea y podemos observar la dilatación de las venas yugulares. En todos los casos que he atendido he observado una dehiscencia de la línea alba abdominal.
Podemos observar que el tono esta alterado, que hay una alteración entre la resonancia nasal y bucal, con hiper e hiponasalidad. La intensidad es demasiado suave o demasiado fuerte. La altura tonal no es la adecuada para la edad, tamaño y sexo. Se encuentra alterado el ritmo, la modulación y la vocalización. Hay sobreesfuerzo en la emisión, fatiga vocal, variaciones en la frecuencia fundamental, imposibilidad para proyectar la voz, el timbre esta alterado y describen sensaciones subjetivas como picor de garganta, opresión o sensación de cuerpo extraño.
La voz se convierte en el reflejo de nuestro ritmo interno, por eso en muchas ocasiones el habito de gritar puede ir acompañado de alteraciones de tipo psicológico, emocional o situaciones de angustia. He observado un porcentaje nada despreciable de casos asociados a tartamudez. Y es que, en muchos casos, la tensión es tanto laríngea como mental. Es verdad que la expresión vocal forma parte de la personalidad del niño y debemos valorar hasta que punto debemos modificarla. Quizá lo primero que debemos hacer en muchas ocasiones es preguntarnos porque gritan.
En el entorno familiar se habla con el televisor o la radio como sonido de fondo y a elevado volumen, los padres reprenden a voces, el "modelo educativo" de la televisión en el que desde dibujos animados, pasando por series, al resto de la programación “pensada para ellos”, se les enseña que para hacerse oír hay que gritar, y lo que es peor, el que grita es el vencedor, el popular y el que modera el volumen de la voz y escucha a los demás, generalmente es el pardillo.
La voz es la más clara manifestación de las emociones y el vehículo de nuestra más poderosa arma: la palabra.
Quizá se trate de hacer ver los factores de riesgo y potenciar aún más el ámbito de acción familiar. Campañas de prevención familiar, en la escuela, en los medios de comunicación, alertando sobre las consecuencias del abuso de la voz en los niños, serian un paso importante, un acto de responsabilidad ante una patología que entre todos podemos prevenir.
Y sobre todo, enseñarles el autentico valor de la voz, de la palabra y tantas veces del silencio...