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En efecto, hay muchas maneras de usar las manos para dibujar o pintar. Basta observar el comportamiento de los niños pequeños cuando garabatean sobre un papel para comprobar que no es necesario manejar bien los dedos para dibujar algo significativo con un lápiz o un marcador.
El tema del dibujo es inagotable. Es interesante, por ejemplo, estudiar los autorretratos de grandes pintores. En Amsterdam hay un óleo de Chagall que se llama "Retrato con siete dedos" (1912). La mano derecha sostiene la paleta y los pinceles, es una mano normal con cinco dedos, pero la izquierda señala la obra con sus siete dedos. Seguramente Chagall era zurdo (hay otros autorretratos que lo representan con la paleta en la derecha y el pincel en la izquierda) pero no tenía una polidactilia, simplemente se pintó así, con una mano sobreabundante, tal vez para simbolizar el polimorfismo del gesto creador. En todo caso hace reflexionar.
En efecto, hay muchas maneras de usar las manos para dibujar o pintar. Basta observar el comportamiento de los niños pequeños cuando garabatean sobre un papel para comprobar que no es necesario manejar bien los dedos para dibujar algo significativo con un lápiz o un marcador. Ni siquiera es preciso usar un instrumento, los dedos impregnados con colores bastan. Pero hay más, podemos obviar hasta los propios dedos de las manos. Los pintores sin manos son a veces muy hábiles con la boca o con los pies. Lo esencial es controlar algún movimiento. Para cierto tipo de diseños técnicos también es posible usar solamente la palabra para dibujar, sin necesidad de mover las manos. Basta un reconocedor de comandos verbales que opere un programa de diseño gráfico. Estos sistemas se han aplicado con éxito en la rehabilitación de personas cuadripléjicas, por ejemplo.
El tema merece consideración. Ya no es más el fino control "paso a paso" de un gesto, de un movimiento muscular preciso, como trazar una línea con una regla o un círculo con un compás, sino el comando hablado a una máquina digital. Los dígitos, en este caso no son los dedos de la mano sino las dígitos binarios, 1 y 0, de los códigos de la computadora. No hay diferencia alguna en la calidad del diseño final. Simplemente se ha provocado un cambio en el cerebro. Ahora se utilizan las áreas del lenguaje para dibujar en lugar de las áreas motoras. Pero el lenguaje se basa en unidades discretas, fonemas o sílabas. En cambio, la actividad motora es un continuo de flexiones y extensiones musculares. Son dos mundos complementarios, el lenguaje es predominantemente digital, el motriz es analógico. Este es un tema central de la neuroeducación: la posibilidad de activar, gracias a las prótesis informáticas, algunas nuevas zonas del cerebro para llevar a cabo determinadas tareas que normalmente son ejecutadas por otras áreas. Convendría, ciertamente, explorar más el "dibujo dictado" en los talleres de diseño gráfico con computadora. Tal vez surgirían nuevas aplicaciones de la voz en el complejo proceso creativo del dibujo.