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El correcto funcionamiento de la voz está relacionado con diversos factores físicos, emocionales, etc., que influyen en el desempeño laboral, en función de la exigencia vocal que se requiera. Los profesionales que experimentan problemas vocales perciben que estos tienen un efecto negativo en su trabajo y por ende en su calidad de vida, generando en ocasiones limitaciones e incapacidades ocupacionales pasajeras o permanentes.
Los problemas de voz son muy frecuentes en la población general, pues cualquier persona podría tener uno o más episodios de disfonía o afonía en algún momento de su vida.
Además, se observa que los casos de disfonía profesional han ido en aumento en los últimos años afectando sobretodo al sexo femenino. Según publica Hector Pellín Bermúdez en la ORP2015, dentro de la XV International Conference on Occupational Risk Prevention, las mujeres presentan problemas de voz en el 90,08% frente al 9,92% de los hombres. Por tanto, el sexo femenino se establece como un factor de riesgo de Disfonía Profesional.
Si partimos de que la voz es una de las herramientas más importantes de la comunicación, con la que contamos inexcusablemente tanto en nuestra vida laboral como social, es lógico pensar que el problema de la voz debe ser abordado desde ambos aspectos.
Si hablamos de un profesional de la voz, la mayoría pensaremos que seguramente estaremos con en una persona que se dedica al canto o a la interpretación artística (cine, teatro). Pero verdaderamente un profesional de la voz es todo aquel cuya profesión exige el uso prolongado de esta en el desempeño laboral.
Son muchas las profesiones en las que los empleados tienen la voz como herramienta de trabajo: profesores, locutores, comerciales, azafatas, asesores, camareros, servicio de atención al público, guías turísticos, sindicalistas, teleoperadores, y un largo etcétera.
El correcto funcionamiento de la voz está relacionado con diversos factores físicos, emocionales, etc., que influyen en el desempeño laboral, en función de la exigencia vocal que se requiera. Los profesionales que experimentan problemas vocales perciben que estos tienen un efecto negativo en su trabajo y por ende en su calidad de vida, generando en ocasiones limitaciones e incapacidades ocupacionales pasajeras o permanentes.
Los trastornos vocales se han asociado mayoritariamente a factores individuales del trabajador, incluso, en ocasiones, a causas de género, sin tener en consideración los factores ambientales u organizativos de la empresa.
A continuación, se explican algunas de las causas principales de los problemas de voz, tanto externas como individuales. Kaufman J. & Isaacson G. propusieron la siguiente clasificación de profesiones según el uso de la voz en función de las exigencias vocales y el impacto que tendría una alteración vocal.
• Nivel I: Profesionales de la voz de élite como cantantes y actores profesionales para los que padecer un trastorno leve en la voz puede tener repercusiones importantes en su carrera profesional.
• Nivel II: Profesionales de la voz como telefonistas, maestros, etc. para los que una alteración de grado moderado puede afectar en cierta medida a su desempeño laboral.
• Nivel III: Personas cuya herramienta de trabajo no es principalmente la voz, pero sí la usan para trabajar como abogados, médicos, vendedores, etc.
• Nivel IV: Personas que no necesitan su voz para trabajar y por tanto una disfonía o un trastorno vocal no influye en su desempeño laboral.
También Vilkman en el año 2000 propuso una clasificación de las profesiones en las que la voz es su herramienta de trabajo teniendo en cuenta la demanda vocal, pues cada tipo de uso profesional exige a la voz unas cualidades específicas. Por ejemplo, a un cantante profesional se le exige una calidad vocal y una resistencia excepcional, mientras que a un profesor su trabajo le exige mayor resistencia sin ser tan determinante el aspecto estético.
El anexo 1 del RD 1299/2006 se enumeran las enfermedades cuyo origen profesional ha sido reconocido a nivel legal y se relacionan con las actividades laborales que pueden producirla. La disfonía como Enfermedad Profesional figura por primera vez dentro de las Enfermedades Profesionales desde la entrada en vigor de este Real Decreto, enmarcada en las producidas por Agentes Físicos (Grupo 2), pero “únicamente se reconoce la disfonía por nódulos vocales” y como agente productor de los mismos el “uso mantenido de la voz”. Además, los colectivos profesionales en los que se reconoce la existencia de este factor de riesgo son entre otros: los docentes, los locutores, los artistas, los tele-operadores y los cantantes.
Esto hace que los trastornos de la voz, se estén convirtiendo cada vez más en un importante campo de interés para la medicina y para los ámbitos social, laboral y económico. Pero el desconocimiento y la no aceptación de la patología vocal como enfermedad profesional para otros ámbitos profesionales, hace que no se estén tomando las medidas adecuadas de educación y prevención, siendo éstas la mejor manera de afrontar, desde la raíz, la salud vocal para no llegar a un estado de patología.
A lo largo de los años, la sociedad ha invertido mucho dinero en la prevención de riesgos laborales en otros sectores, como la construcción, la conducción, el uso de máquinas, etc., mediante la puesta en marcha de medidas de seguridad, salud y prevención. Sin embargo, en el uso profesional de la voz todavía hoy no existe un plan estratégico de prevención a pesar de existir ciertas patologías vocales que pueden llegar a ser incapacitantes para el profesional, sin ser estas, a ojos de la administración, motivo de baja laboral.
Las empresas deben empezar a tomar medidas y a poner en marcha estrategias para garantizar la salud vocal de sus trabajadores evitando así bajas laborales y gastos adicionales de atención médica
Las empresas deberán:
Por todo esto, es importante que la persona que precise de un uso mantenido y continuado de la voz en el trabajo tiene que poder reconocer los síntomas por un uso incorrecto de ella, y debería consultar con su ORL o Foniatra, si estos síntomas se mantienen durante más de 15 días.
Recordamos los síntomas de alerta derivados de un problema de voz:
• ¿Tiene una sensación de bulto o inflamación en su garganta?
• ¿Tiene la sensación de cuerpo extraño en su garganta y la necesidad de toser y/o carraspear?
• ¿Siente la necesidad de tensar la garganta para producir voz o hablar?
• ¿Siente dolor, tensión en el cuello y parte alta de los hombros alrededor de su garganta?
• ¿Su voz es débil? ¿Está ronca?
• ¿Su voz va empeorando a medida que va pasando el día?
• ¿Su voz se entrecorta cuando habla, siente fatiga vocal?
• ¿Habla más alto que sus compañeros de trabajo?
• ¿Siente que le falta el aire cuando habla, necesita coger aire en forma de jadeo para tomar aire?
• ¿Siente acidez y/o quemazón que sube desde el tórax hasta el cuello?
Los trabajadores que emplean su voz de forma continuada en su empleo, necesitan conocer y poner en práctica una serie de cuidados vocales encaminados a evitar el abuso vocal que suele ser el inicio de los trastornos de la voz. Es fundamental su comportamiento personal y que implante un estilo de vida acorde con el uso profesional de la voz además de:
Por último, recordar que ante cualquier síntoma de alerta, se debe acudir primeramente a una revisión con el especialista en ORL o Foniatra para realizar una adecuada evaluación, establecer un diagnóstico preciso y decidir el tratamiento adecuado de las posibles alteraciones de la voz, y que probablemente derivará al logopeda, junto con un informe clínico, que servirá para establecer el plan terapéutico. Será el logopeda quien proporcionará diversas pautas específicas y enseñará ejercicios para retomar el equilibrio de nuestro cuerpo y de nuestro órgano de la fonación, en búsqueda de un mayor bienestar y eficacia vocal.
Referencias