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La relación ancestral entre ser humano y perro ha generado, a lo largo de la historia, innumerables beneficios para ambas partes. El binomio hombre-perro se ha posicionado como una entidad sólida, de crecimiento y apoyo mutuo. Su introducción en el contexto terapéutico, guiados por profesionales cualificados, con los conocimientos y procedimientos adecuados, se consolida, en el área internacional, como una herramienta alternativa y complementaria de carácter rehabilitador.
Beneficios
Las investigaciones más recientes en el ámbito internacional certifican que la tenencia o presencia de animales de compañía se asocia a sensaciones de tranquilidad y relajación, así como reducción del ritmo cardíaco o de la presión sanguínea.
El perro, como animal de compañía, previene la soledad y el sedentarismo. Favorece la interacción social, nos obliga a salir a la calle (nos apetezca o no) y, una vez allí, actúa como catalizador estimulando la comunicación interpersonal.
El Perro de Terapia es un compañero de trabajo muy versátil. La IAA se puede desarrollar en una gran variedad de entornos, de manera individual o en grupo.
Son bien conocidas las ventajas que se desprenden del vínculo hombre-perro, así como los numerosos beneficios al integrar a estos últimos en los protocolos de los centros dedicados al tratamiento de personas con enfermedad mental, o en programas educativos para sectores que requieren una atención específica (población penitenciaria, personas mayores y/o con demencias, en centros geriátricos, niños con necesidades especiales, etc.)
Existen estudios que afirman que la sola presencia de un perro en una situación de terapia, sin necesidad que intervenga, produce mejores resultados que la no presencia del mismo.
Es fácil imaginar, entonces, lo que puede conllevar que éste forme parte activa del proceso terapéutico, en cuanto a la consecución de objetivos.
Los estudios sobre los beneficios genéricos de un programa de IAA demuestran que:
La IAA funciona como estímulo multisensorial que consigue romper la monotonía y atraer la atención del usuario.
El perro actúa como agente motivador, fomentando la colaboración en la intervención.
La mejor terapia es aquella que no lo parece El animal consigue eliminar la tensión y, en ocasiones, rigidez de una terapia convencional.
Favorece una alta adherencia a estos programas de intervención.
El animal de terapia es un facilitador social: es un elemento del que hablar y que sirve, por tanto, para conectar mejor con el paciente.
El perro coterapeuta no juzga y se entrega sin reservas al usuario y a la tarea.
Tras una sesión de IAA, se reducen los niveles de ansiedad (valores pre-post).
El perro de terapia actúa como lubricante emocional. Permite liberar y compartir emociones.
El usuario desarrolla una actitud positiva frente a la Terapia.
El perro coterapeuta se posiciona, como hemos comentado, como catalizador emocional, facilitando la consecución de los objetivos planteados en la intervención.
La involucración del perro de terapia en una sesión ordinaria aporta una perspectiva distinta en el desarrollo de la misma, abordando los objetivos desde un plano más dinámico, lúdico y enriquecedor para todas las partes.
A través de la IAA conseguimos logros medibles en las principales áreas de desarrollo humano, con frecuencia, deterioradas en las personas con las que trabajamos:
Homocanis Terapia Asistida con Animales
Conclusión
La relación ancestral entre ser humano y perro ha generado, a lo largo de la historia, innumerables beneficios para ambas partes.
El binomio hombre-perro se ha posicionado como una entidad sólida, de crecimiento y apoyo mutuo.
Las singulares y magníficas características del vínculo que se genera entre el animal y el humano posibilitan un espacio único para el desarrollo personal y la rehabilitación de la mayoría de las áreas en deterioro. Y de ellas nos hemos servido, desde tiempos remotos, para la promoción de la salud de las personas.
La Intervención Asistida con Animales (en este caso, con perros) se establece, entonces como firme candidata en al ámbito de la atención socio sanitaria.
La figura del Perro de Terapia adquiere especial trascendencia. Nuestros coterapeutas.
Su introducción en el contexto terapéutico, guiados por profesionales cualificados, con los conocimientos y procedimientos adecuados, se consolida, en el área internacional, como una herramienta alternativa y complementaria de carácter rehabilitador.
El Perro de Terapia ejerce, por encima de todo, como agente facilitador.
Estimulando la comunicación social, la liberación emocional y generando un clima de trabajo que transmite serenidad, confianza y sosiego en el paciente.
Ello nos permite, como profesionales, avanzar con mayores garantías en la consecución de nuestros objetivos terapéuticos.
La mejor terapia es aquella que no lo parece