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A pesar de que la denominación “Deglución Atípica” es poco orientadora de lo que está sucediendo, puede ser una denominación genérica para muchas especialidades y público en general: siempre se entenderá como algo no habitual y en esta misma línea puede ser adoptada la denominación de deglución patológica.
¿Deglución atípica o usamos otro nombre?
A pesar de que la denominación “Deglución Atípica” es poco orientadora de lo que está sucediendo, puede ser una denominación genérica para muchas especialidades y público en general: siempre se entenderá como algo no habitual y en esta misma línea puede ser adoptada la denominación de deglución patológica.
Pero cuando se habla entre expertos (logopedas, foniatras, ortodoncistas, dentistas, maxilofaciales) la denominación que se ajusta mejor a la fisiopatología pensamos que es “Desequilibrio de la estructura Estomatognática (DE)” o “Stomatognathic imbalance (SI). Este desequilibrio llevará a un cambio del cdg de la estructura que llevará a la lengua a colocarse unas veces adelante, otras adelante pero con grandes desplazamientos de estructuras óseas y otras hacia atrás.
En la deglución patológica es muy habitual que haya hipertrofia adenoidea o infección- inflamación. Tratar una maloclusión sin desinflamar este tejido y reducir su tamaño y su actividad inflamatoria es verse abocado a un posible fracaso o a una recidiva.
En estos vídeos podemos observar dos casos diferentes de maloclusión e hipertrofia de tejido linfático en el anillo de Waldeyer.
“Deglución atípica” es una denominación extraña y relacionada con los niños y la maduración de las funciones. Está cercana de la realidad el concepto de “Deglución patológica” y además, es aplicable a un adulto, incluso con trastornos neurológicos. Cualquier deglución patológica trae asociado una pérdida del equilibrio de fuerzas en el macizo cráneo- facial
¿Dónde colocar la lengua para favorecer el mejor equilibrio estomatognático?
¿Cuál es la posición lingual correcta? ¿Para todos es igual?
Fig. 8: TAC de cabeza y cuello.
Es muy habitual que la punta de la lengua (ápice lingual) se mande colocar por los especialistas en la zona alveolar del maxilar superior. Según nuestros criterios esto desequilibra mucho el sistema estomatognático aunque puede que el empuje sobre las piezas dentales sea pequeña y favorezca una ayuda en el tratamiento de las maloclusiones. Cuando se hace un TAC o una resonancia de cabeza el ápice lingual casi nunca lo vemos en la zona alveolar. ¿Estará todo el mundo equivocado y colocará mal la lengua? Quizá estén equivocados los libros que lo aconsejan. Y quizá la razón de aconsejarlo ha sido para conseguir unos mejores resultados de oclusión dental cuando se hacen los tratamientos ortodónticos, quizá sin importar el equilibrio estomatognático que influirá no sólo en la oclusión dental, sino en el habla, en la voz, en la masticación y otras funciones orofaciales. Nosotros pensamos que llevar la punta lingual hasta la zona retro-alveolar es una posición forzada, muy poco equilibrada y que modifica demasiado el centro de gravedad de la lengua.
Siempre que podemos enseñamos a colocar el predorso (la punta del cuerpo o de la base de la lengua) en la zona alveolar. Y dependiendo de la distancia entre ese punto y el ápice lingual, enseñamos a colocar este ápice por debajo de los incisivos inferiores. Esta posición reequilibra el sistema y hace que no tenga gastos energéticos difíciles de mantener.
Fig. 9: Posición ideal de la Lengua cuando la cavidad oral lo permita.
Pensamos que hay que estudiar mucho más la posición lingual y donde se localiza su cdg. Hay que recordar que el cdg de la estructura estomatognática se altera al respirar por la boca de forma constante, por infecciones e inflamaciones del anillo de Waldeyer (especialmente de amígdalas y adenoides hipertróficas e inflamadas) y en personas dispráxicas que tienen un centro de gravedad cambiante. Un cambio en el cdg hace que los empujes sean muy grandes y al tener una fuerza de muchos kilos, las alteraciones óseas y miofasciales que pueden producir son muchas.
Hay otra realidad y es cuando los órganos fonoarticulatorios y de la deglución deben adaptarse a una cavidad oral anormal. Aquí el mejor ajuste es el adecuado a ese caso y con reajustes continuos llevando la estructura al mejor equilibrio posible mediante una ortodoncia intensiva y una “terapia miofuncional adaptada” para conseguirlo en el mínimo tiempo posible, pero que siempre será de meses.
Tradicionalmente, para corregir las maloclusiones se le enseña al paciente una única postura de la lengua en reposo y en deglución. Esta suele ser elevando el ápice lingual y colocándolo en contacto con la arruga palatina, sin tocar los dientes incisivos superiores. Sin embargo, La fisiología no apoya esta postura. Y la experiencia clínica diaria muestra que para muchos pacientes no es fácil mantener esa posición lingual forzada en el tiempo y menos automatizarla a largo plazo.
Cada vez estamos más convencidos que la posición ideal de la lengua es el contacto del predorso de la lengua con las arrugas alveolares y el ápice se puede quedar en una posición baja y relajada contactando con la cara interna de los incisivos inferiores o con la mucosa del maxilar inferior.
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