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Este método fue ideado por la Dr. Dora Kalff, quien lo utilizó como una herramienta de trabajo pionero con niños.La arena es un elemento que utilizado como recurso psicopedagógico, nos permite activar el mundo simbólico, imaginativo, comunicativo y metafórico de las persona. No es magia, aunque se lo parezca, sino un camino enraizado hacia el conocimiento biopsicosocial del individuo.
“En ocasiones, las manos saben cómo solucionar un dilema con el que el intelecto ha luchado en vano”.
Jung, (1961) Memories, Dreams, Recollections. New York. Pantheon Books
La arena ha sido utilizada por diferentes culturas como rituales para representar el universo humano, sus acciones, sus aspiraciones y sus idealizaciones. Fue una fuente de creatividad, por un lado y por otro, una indescifrable tabla de conocimiento, experiencias frente a lo desconocido y aprendizaje conceptual. Así lo han contextualizado, por ejemplo: los Indios Navajos (USA), los budistas en el Tíbet creando hermosos mándalas o los aborígenes australianos realizaron pinturas y escenas sobre la arena.
La arena es un elemento que utilizado como recurso psicopedagógico, nos permite activar el mundo simbólico, imaginativo, comunicativo y metafórico de las persona. No es magia, aunque se lo parezca, sino un camino enraizado hacia el conocimiento biopsicosocial del individuo. La caja es más que un recipiente para el niño, posibilita colocar objetos en miniatura, favoreciendo la resilencia; hablar de lo que le acontece y de aquello que puede preocuparle. Este método fue ideado por la Dr. Dora Kalff, quien lo utilizó como una herramienta de trabajo pionero con niños.
Esta técnica nos pone en contacto directo con: imágenes, recuerdos, emociones y vivencias que nos marcan a lo largo de la vida. El tocar la arena humedecida con agua, nos permite crear escenarios, transformar la arquitectura de los mismos a través de la experimentación, del tacto y del juego simbólico.
El arenero es el límite. Un espacio de confianza, protector, en donde el niño puede explayarse a gusto, sentir que lo que construye es importante, decodificador de miedos, angustias y situaciones que le bloquean. Hay una libertad contenida por el adulto, un dejarse llevar y comunicar su mundo.
¿Quién no ha tenido la posibilidad alguna vez de jugar en la playa con la arena? ¿Quién no ha construido un castillo, una isla, un puente, un cuenco? Cualquiera de estos continentes, abren el espacio de forma cuidadosa y sanadora, son las llaves y el enlace con nuestras emociones más vitales, aquellas que están en el interior, que solo nosotros conocemos.
El psicopedagogo, es el terapeuta, quien por medio de la técnica de observación directa, es capaz de desplegar el mapa del proceso de construcción, descubrir las imágenes y escuchar la resonancia de la profundidad de lo que el infante quiere decir sin censura. Sin duda, es la figura contenedora, que acompaña sin interferencias, lo que sucede en la bandeja de arena, respeta al máximo el juego del niño, empatiza sin juzgar y hace de espejo de las emociones que afloran y sobretodo, valida la experiencia del niño.