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Las características generales del desarrollo motor del recién nacido nos proporcionan información acerca de su evolución, integridad del sistema nervioso central y su estado de madurez. La presencia y/o ausencia de los reflejos en el bebé juega un importante papel en la construcción de conductas motrices bien establecidas. Por ello conocer estos hitos en el desarrollo es un proceso trascendental y una base para las posteriores etapas de su vida.
Es necesario apuntar que estos descriptores se han desarrollo dentro de un marco de normalidad, es decir, atendiendo a niños y niñas nacidos a término y sin ninguna dificultad en su desarrollo pre-natal o post-natal.
Entre las consideraciones generales que debemos atender en el desarrollo normal de las destrezas motoras en el recién nacido son la ausencia y/o presencia de reflejos (reflejos primarios o arcaicos y los reflejos secundarios) además de las pautas evolutivas del tono muscular.
En primer lugar debemos conocer que este desarrollo se producirá de forma paulatina y secuencial. De esta manera el desarrollo motor procede de la cabeza a los pies (dirección céfalo-caudal) y del centro del cuerpo a las extremidades (próximo-distal). Por otro lado, estas destrezas progresarán de lo simple a lo complejo.
El desarrollo motor es céfalo-caudal y próximo-distal y se producirá de lo simple a lo complejo
En cuanto al tono muscular, en la primera etapa del crecimiento el tono del recién nacido es predominante de flexión, esto hace que sus piernas y sus brazos estén flexionados y doblados hacia el cuerpo (ante un estímulo o ruido brusco puede producir una respuesta breve de extensión en sus extremidades). A lo largo del tiempo, este tono va adquiriendo una postura de extensión (movimiento de enderezar las articulaciones).
Las primeras habilidades motoras del neonato son los reflejos, se tratan de movimientos involuntarios frente a un estímulo.