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Los diagnósticos debieran aliviar la angustia; no incrementarla…(Parte III)

No olvidemos que los rótulos nos pueden marcar, estigmatizar, sentenciar y encasillar mientras que el respeto, la confianza y el amor pueden curarnos de muchos pesares…
Aprovecho esta breve historia para dejarles una reflexión sobre el encuentro con un niño o niña que se presenta junto a sus padres en un consultorio esgrimiendo dudas, inquietudes y temores, en busca de una respuesta y en lo posible, intentando hallar algún modo de resolver dicha problemática presente.
 
Así cuando recibimos a un pequeño que presenta alguna dificultad, motivo que conduce a sus padres a realizar una consulta en espera de una respuesta a la cual podríamos llamar diagnóstico; el dilema se presenta en el modo de expresar dicho “diagnóstico”. Cuál es el sentido de transmitirles a los padres nombres extraños que lejos de explicar lo que les sucede a sus hijos, suele angustiarlos aún más y por ende, agigantar la sombra que los acompaña. Esto no implica engañar ni ocultar información, se trata de ejercer la responsabilidad ética de contarles qué le está sucediendo a su pequeño, cuáles son las posibles razones que generan dicha dificultad, cuáles son los pasos a seguir en pos de ayudarlo a sortear esos obstáculos para que pueda seguir creciendo y aprendiendo.
 
En este sentido, resulta interesante que reflexionemos respecto de nuestras propias intervenciones terapéuticas; ya que desde el primer instante en el que nos encontramos con un niño y con sus padres, comenzamos a construir ese vínculo. Por lo cual, una buena manera de iniciar esa co- construcción es ofreciendo respeto, confianza y mostrando el deseo de que juntos podremos trabajar para que se produzcan ciertos efectos de cambio que promuevan el crecimiento de ese sujeto.
 
Además, no debiéramos olvidar que los profesionales de la salud solemos ser situados en un lugar de supuesto saber; por lo cual, debemos estar atentos al modo en que damos cuenta de ello. Los diagnósticos no debieran convertirse en una sentencia esgrimida con extrañas nomenclaturas que pocos pudieran comprender y a muchos, poco pudiera importarles. Para ello, las nuevas tecnologías le ofrecen información vasta y variada con hacer apenas un click. Por el contrario, los diagnósticos implican ese primer encuentro con otro, del cual se espera alguna respuesta que explique, que aclare, que despeje dudas, que alivie el temor a lo desconocido, que aliente a través del ofrecimiento de recursos para que aquel motivo de consulta encuentre uno o varios posibles caminos en pos de intentar resolverlo.
 
No olvidemos que los rótulos nos pueden marcar, estigmatizar, sentenciar y encasillar mientras que el respeto, la confianza y el amor pueden curarnos de muchos pesares…

 

 

Referencias

Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje", Oswald Ducrot y Tzvetan Todorov.
"Neuropediatria Neuropsicología y Aprendizaje", Ana Maria Soprano- Jaime Tallis.
"Los retardos del lenguaje en el niño", Juan Azcoaga.
"Lo que dicen los niños que no hablan", Fernando Baralo.
"Algunos silencios", Fernando Baralo.

 

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