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¿Cura la Música? (Parte III)

No debemos olvidar que cualquier disciplina terapéutica, aborda de manera parcial a la persona. Quiero decir que no podemos hacer de una disciplina o especialidad terapéutica, como es el caso de la Musicoterapia, un todo o único campo que aborde el proceso de una persona.

Estos dos aspectos me parecen muy importantes para poder desarrollar dentro de la Musicoterapia un esquema de trabajo, de valoración de resultados y sacar finalmente las conclusiones. No debemos olvidar que cualquier disciplina terapéutica, aborda de manera parcial a la persona. Quiero decir que no podemos hacer de una disciplina o especialidad terapéutica, como es el caso de la Musicoterapia, un todo o único campo que aborde el proceso de una persona. Este es otro de los errores que cometen las llamadas medicinas suaves, y también algunos Musicoterapeutas, que quieren abordar en la totalidad, un proceso. En mi opinión esta totalidad de la persona, es la suma de todas las parcialidades, es decir, los diferentes aspectos de la persona, físico-psíquico-espiritual, y la musicoterapia debe abordar su parte parcial teniendo en cuenta esta globalidad.
 
A estos límites de la Musicoterapia, debemos añadir los límites del musicoterapeuta. Asociando a lo que decía anteriormente de la acción terapéutica, debemos saber que existirán buenos, mediocres y malos musicoterapeutas, como en cualquier especialidad, como existen buenas, mediocres y malas músicas. Por ello, no debemos confundir una desafortunada acción terapéutica, con la terapia en sí.
 
La Musicoterapia, ya definida hasta hoy en unas hipótesis de trabajo, necesita de una mayor profundidad de conceptos y trabajos prácticos, para poder seguir y evolucionar. Este proceso corresponde ahora a aquéllos que practican la musicoterapia, que a veces no corresponde exactamente con aquéllos que enseñan la musicoterapia. Como decía un conocido músico, "el músico que no practica o ejerce su arte, se dedica a enseñarlo". A veces ocurre lo mismo con los terapeutas que no ejercen, que son los que enseñan o tratan de hacerlo.
 
Está claro que la Musicoterapia, es una terapia que se acerca a lo sonoro, a la música, y debemos aplicar sencillamente estas bases en nuestra práctica cotidiana. Saber sencillamente a quién le puede beneficiar esta terapia, quién lo necesita y quién no la necesita y debe acudir a otra especialidad. Este diagnóstico diferencial es esencial, antes de pasar al proceso y la intención terapéutica. Debemos saber antes lo que vamos a realizar o experimentar, tener unos objetivos y sacar unas conclusiones.
 
Hay que ser conscientes de que la historia de la Musicoterapia, como disciplina científica tienepocos años de vida, si lo comparamos con cualquier otra disciplina terapéutica. Es por ello que es fácil agarrarse a los únicos principios e hipótesis existentes, dogmatizarlos, hacer escuela de ellos, etc... y más difícil es aportar cosas nuevas. Esta es la intención de este artículo, crear bases de discusión y alejarse de dogmatismos. Siempre desde los límites del musicoterapeuta, es decir de la persona.
 

  

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