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Introduccion a la parálisis cerebral. (Parte III)

Los elementos etiológicos de la parálisis cerebral, según su momento de aparición, se pueden dividir en tres grupos: Prenatales, Perinatales y Postnatales.
Influencia de la depresión materna en la rehabilitación de un hijo con parálisis cerebral. (III Parte)

1.2. Etiología

Existen diferentes factores que ponen al niño en peligro de tener problemas en su desarrollo.

Los elementos etiológicos de la parálisis cerebral, según su momento de aparición, se pueden dividir en tres grupos:

A) Prenatales
B) Perinatales
C) Postnatales

A) Los factores de riesgo en la etapa prenatal que podrían ocasionar parálisis cerebral que se han identificado hasta ahora son: infecciones de la madre que afecten el sistema nervioso del feto; intoxicaciones; desórdenes en el metabolismo durante el embarazo como la diabetes y la toxemia que se dan en los últimos tres meses de gestación y anomalías congénitas en el cerebro; la edad de los padres al momento de la concepción y aspectos físicos y mentales de la madre; anoxia fetal debido a un mal desarrollo de la placenta, hemorragias de la madre por herida, placenta previa, etc.; reacciones debidas a la incompatibilidad del factor RH; prematurés, nacimiento antes de los nueve meses de gestación o que el producto pese menos de dos kilos y medio.

B) En la etapa perinatal los factores de riesgo más comunes son la falta de oxígeno al nacer (hipoxia) debido al mal uso de analgésicos o anestésicos, neumonía congénita, funcionamiento deficiente del útero o parto prolongado por un conducto estrecho (sufrimiento fetal); el empleo inadecuado de los fórceps o presión de la cabeza, el tórax, etc. y el estado de salud de la madre.


C) En la etapa postnatal, hasta los dos o tres años, la parálisis cerebral puede ser ocasionada por intoxicaciones, infecciones (meningitis, encefalitis y meningoencefalitis agudas de origen viral) y traumatismos craneales., fracturas en el cráneo o hemorragias en el cerebro debidas a algún accidente; anoxia cerebral; hemorragias cerebrales espontáneas debidas a accidentes vasculares; o por tumores cerebrales (Fait, Escambro, Aguirre, Montes de Oca, Fernández, Finherberg y Villarreal, 1976).

A nivel familiar, los insuficientes recursos económicos que impiden cubrir las necesidades básicas y a la vez provocan tensiones familiares; el hecho de tener numerosos hijos y a intervalos cortos (menos de dos años entre nacimientos) que reduce la posibilidad de atenderlos adecuadamente; y una pobre calidad en las relaciones interpersonales dentro de la familia que produce “un clima emocional negativo” o un ambiente de conflicto y rechazo pueden agravar el problema.

Así como existen factores que ponen en peligro el desarrollo del niño, también existen otros que favorecen su desarrollo. En éste proceso influyen a su vez la personalidad de los padres y su deseo inconsciente, aspectos que se manifiestan en actitudes hacia el hijo. Por ello, el tratamiento adecuado es vital, pues aunque el daño cerebral como causa no empeora, las manifestaciones o síntomas sí se agravan con el tiempo.

Podemos darnos cuenta que existe un problema de este tipo si el niño en el primer año de su vida no levanta la cabeza, no mira a su alrededor, no extiende sus manos para asir un objeto, no adquiere coordinación ojo-mano o no se sienta ni explora su ambiente por medio del gateo.

1.3. Tipos de Parálisis Cerebral

Por el lugar de la lesión la parálisis cerebral puede clasificarse en:

Espástica: La lesión se encuentra a nivel de los haces piramidales, es decir, están afectadas las vías motoras que descienden desde la corteza y rigen los movimientos voluntarios. Se caracteriza por el incremento en el tono muscular, lo que ocasiona contracciones involuntarias en masa de tipo flexor o extensor, dificultando o imposibilitando el movimiento voluntario. El paciente espástico tiene reflejo de extensión exagerado, por lo que responde a la estimulación pasiva con una vigorosa contracción muscular. Los movimientos normales están sustituidos por movimientos en grupo que involucran a todo el cuerpo, encontrándose generalmente todo el cuerpo estirado con las piernas en posición de tijera cuando el niño está acostado boca arriba y con el cuerpo doblado cuando está acostado boca abajo. Frecuentemente los músculos pierden su elasticidad debido a que las diferentes partes del cuerpo se encuentran “duras o tensas” durante un tiempo prolongado. No hay un crecimiento normal en el niño debido a la presión anormal de los músculos sobre los huesos y articulaciones. Se les dificulta mucho o no pueden enderezar la cabeza ni sentarse. Sus movimientos son incoordinados y están presentes movimientos anormales dependiendo de la posición en que se encuentre el niño. El lenguaje puede ser casi imposible o producirse con gran esfuerzo, explosividad y falta de claridad. La mímica es rígida, inadecuada, deficiente y lenta y hay trastornos en la succión, deglución y en la respiración.

Atetósica: La lesión se halla a nivel de los ganglios basales, y se manifiesta por la falta de equilibrio y coordinación; el tono muscular es subnormal y los movimientos son incontrolables. El niño cambia rápido y constantemente de la hipertonía a la hipotonía y viceversa; este cambio se nota en las piernas, tronco, brazos, cuello, cara, boca y lengua. Cuando el niño quiere hacer movimientos por él mismo, éstos son mal coordinados, dirigidos y bruscos. Además se presentan otros movimientos que él no puede controlar y le dificultan lo que quiere hacer. Estos movimientos pueden presentarse en las partes más cercanas al tronco como hombros y caderas o en las partes más alejadas como pies y manos. El niño alterna sus movimientos bruscos y mal orientados con las posturas rígidas como las del niño espástico, pero sólo las mantiene por segundos. Cuando hace un movimiento se presentan otros en otras partes del cuerpo, por ejemplo, al mover una pierna presenta muecas y movimientos involuntarios en los brazos. Cuando está muy contento o algo le da mucho gusto su cuerpo se mueve todo y no lo puede controlar. No puede mantener una misma posición por mucho tiempo. Estando boca arriba su cuerpo tiende a estar estirado; estando boca abajo tiende a estar doblado. Se encuentra afectada la respiración, alimentación y el lenguaje.

Ataxica: La lesión se encuentra a nivel del cerebelo. En éste tipo de parálisis los músculos del niño están un poco “aguaditos” (hipotónicos). No hay o está afectado el equilibrio y la coordinación. No puede controlar la dirección de sus movimientos ni calcular el tamaño de éstos. Sus movimientos voluntarios son amplios, no rítmicos e irregulares. Hay trastornos en la succión, deglución y en la respiración.

Mixta: La lesión se encuentra en dos regiones de las antes mencionadas. Es muy frecuente que los tipos de parálisis cerebral no se presenten con sus características en forma pura, sino que existen combinaciones de éstas, encontrándose por ejemplo espasticidad con atetosis, ataxia con atetosis, etc.

Por los miembros afectados la parálisis cerebral se clasifica en:

Monoplejia: Se encuentra afectada una extremidad.
Paraplejia: Involucra a las dos extremidades inferiores.
Hemiplejia: Están afectados la pierna y el brazo del mismo lado.
Cuadriplejia: Las cuatro extremidades están comprometidas.
Diplejia: Las extremidades superiores están más afectadas que las inferiores.
Hemiplejia Doble: Las extremidades inferiores se encuentran más afectadas que las superiores.

El sufijo "plejia" denota pérdida total del movimiento activo y/o sensibilidad de un músculo, de un grupo de ellos o de la totalidad de los músculos del cuerpo, por lo que, en el caso de parálisis cerebral, sería más adecuado emplear la terminación "paresia" que indica una disminución de la fuerza muscular y/o sensibilidad, con conservación de una cierta actividad voluntaria, vaya ésta seguida o no de movimiento (Barraquer, B., Corominas, V., Noguer, R., Ponces, V. y Torras, B.; 1966).


Por el grado de compromiso motor la parálisis cerebral puede ser:

Leve: Cuando existe limitación para realizar las actividades de la vida diaria pero no afecta su escolaridad.

Moderada: Si las actividades de la vida diaria se encuentran limitadas y su escolaridad es parcialmente afectada.

Severa: Cuando las personas son incapaces de realizar las actividades de la vida diaria, su escolaridad es totalmente afectada, por lo que son personas totalmente dependientes.

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