El niño reconoce el espacio en la medida en que aprende a dominarlo. Baldwin, Stern , distinguen en los niños un
El desarrollo sensorial en el niño.
Al nacer los aparatos receptores en el niño, están dispuestos para su función.
En los últimos meses de gestación maduran las vías sensoriales, primero las del sentido táctil y muscular, pero también las del sentido del olfato y gustativo, y más tarde las del sentido visual y finalmente las del sentido auditivo. Sin embargo en la corteza algunas partes están listas para usarse, al momento del nacimiento, pero otras se desarrollan después del nacimiento. Es por esto que no se puede hablar de un desarrollo de los órganos sensoriales y de su específica actividad, la cual se manifiesta en la percepción.
Según Krasnogorski y Rählmann los niños a partir del sexto mes de vida, a partir del período en el que empiezan a coger algún objeto, de distinta manera a todos los colores, por lo tanto se dice que ya los distinguían.
Sin embargo estos experimentos no han tomado en cuenta que las ondas de diferente longitud producen sensaciones no solamente de color, sino también de una determinada claridad. Según el fenómeno de Purkine, en la visión crepuscular, lo mismo que en la visión diurna en los adultos con ceguera de colores congénita, aumenta el grado de la relativa claridad de los colares según sea su distancia del extremo rojo del espectro; por esto es posible que el lactante no distinga los colores como tales, sino solamente su grado de luminosidad.
Peiper examinó la sensibilidad a los grados de luminosidad en lactantes prematuros, se vio que en ellos se observaba el mismo desvío de la claridad o luminosidad del extremo rojo al violeta del espectro que en los adultos., así demostró que en el ser humano ya se desarrollaba, antes de nacer, la facultad de la sensación o sensibilidad a los grados de luminosidad. Supone que el órgano auditivo en el recién nacido, e incluso en el feto, es sensible a los estímulos acústicos. Krasnogorski, con el método de los reflejos condicionados, comprobó que el lactante todavía no distingue todavía bien los tonos ni los acordes. Los niños de siete a ocho meses pueden distinguir el olor del alcanfor de los perfumes. La sensibilidad cutánea alcanza muy prematuramente una gran diferenciación. No solamente durante la edad preescolar, sino también en la escolar se produce un ulterior desarrollo y perfeccionamiento de las diferenciaciones ópticas acústicas. Según Foucalt, la agudeza óptica y auditiva se incrementa en los escolares de seis hasta catorce y quince años.. en tal época supera a la agudeza óptica y auditiva de los adultos. La distinción de la claridad o luminosidad se incrementa de los seis a los diecisiete años (según Gilbert) en dos veces y media.
La contradicción que se haya en los diferentes datos sobre el desarrollo sensorial del niño se explica por que la madurez de los órganos sensoriales, está vinculada en primer lugar, a la facultad de emplear mejor los órganos debido al ejercicio, y a que juega un papel importante en el desarrollo sensorial del niño la facultad de interpretar, cada vez con mayor inteligencia, los datos sensoriales. Este hecho esta relacionado con el general desarrollo intelectual del niño.
El desarrollo intelectual del niño no se debe a su sensibilidad individual, demasiado limitada para este fin a pesar de la existencia de todos los tipos de sensaciones, sino al conocimiento social, que por medio del lenguaje y del trato de los seres humanos entre sí se convierte en propiedad personal de todo individuo.
Dentro del desarrollo de las sensaciones y percepciones del niño juega un papel importante el desarrollo de la percepción del espacio y tiempo.
Referencias
Rubinstein, J.L. (1982). Principios de psicología general. México. Grijalbo