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Porque nadie nos enseña a ser papás. Marcar límites (Parte II)

Al marcar límites claros y firmes vamos a lograr que nuestro niño o alumno se autocontrole. Al lograrlo le será más fácil prestar atención, seguir indicaciones, participar con gentileza y respeto en los juegos, esperar turnos, no actuar con impulsividad, reflexionar mejor sus opciones, evitar accidentes.

Porque nadie nos enseña a ser papás.

Marcar límites.

En el artículo anterior se explicaba la importancia de marcar límites y por qué para algunos padres es difícil. Una vez que se ha entendido la necesidad de hacerlo, te explico algunas acciones que puedes poner en práctica para lograrlo:

 

  1. Establecer normas.
    • Claras: lo conveniente es empezar con tres y una vez que se logren, aumentarlas. Para su implementación, el niño y los todos los involucrados en su cuidado participan, para que todos estén enterados y de acuerdo. Pueden hacerse dibujos y pegarlos en un lugar visible. Por ejemplo, las normas para la hora de la comida pueden ser permanecer sentado hasta terminar, comerse todo lo que se le sirva y llevar sus trastes al fregadero al terminar. Cada día antes de empezar a comer se revisan los dibujos que se elaboren al respecto y se comentan las normas. De esa manera el niño sabrá qué se espera de él.

    • Firmes: una vez establecidas con claridad, deben respetarse en todo momento y en todo lugar. Siguiendo con el mismo ejemplo, las normas aplicarían no solo en casa sino en el restaurant, en casa de los abuelos, en la fiesta. Conforme el niño coopere y las respete, será posible ser flexibles y modificarlas.

    • Alcanzables: tanto para los niños como para los papás, de tal manera que sea posible respetarlas y no pierdan efectividad.
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  2. Establecer horarios.
    Para los niños, el tiempo es un factor abstracto, por lo que, al establecer momentos para hacer las cosas, los ayudamos a estructurarse. Si por ejemplo, después de comer está somnoliento, no será un buen momento para hacer la tarea, pero sí pasada media hora y antes de jugar.
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  4. Recompensas.
    • Cuadros: se puede elaborar un cuadro con una columna por cada día de la semana y una fila por cada conducta que se quiera lograr (como se dijo antes, empezar con tres); en cada casilla se coloca una pegatina cuando logre la conducta.

    • Boletos: se puede otorgar uno cuando logre respetar la norma. Acordar cuántos debe reunir para intercambiarlo por una recompensa.

    • Caminos: se puede dibujar una carretera en donde un cochecito avance cada vez que se respete la norma y logre la conducta. Puede ser que su personaje favorito avance casillas para lograr un objetivo.


    Estas son maneras visuales de presentar la información, y no solo de manera auditiva, por lo que es más efectivo que solo decirle cuál es la norma. El riesgo que se corre es que si no son aplicadas con disciplina, pierden efectividad. No se busca que los niños hagan lo que se les pide solo por ganar la recompensa, sino que poco a poco se retire el premio y la norma siga surtiendo efecto; por eso también es importante que no sean regalos costosos, sino momentos de gozo, como unos minutos más del programa que le gusta o un paseo al parque, por ejemplo. Tampoco se trata de condicionar al niño, sin embargo, cuando estamos inculcando hábitos, sobre todo con niños pequeños, esta es una buena herramienta.
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  6. Consecuencias.
    Tanto positivas como negativas. Es importante que el niño sepa qué va a suceder si cumple con la norma o qué pasará si no lo hace. Lejos de amenazar, la idea es que desde pequeño aprenda a tomar buenas decisiones. Por ejemplo, si el momento de hacer la tarea es un problema, antes de empezar marcamos las reglas como se explicó antes, se establece el horario en que se hará, y se explican las consecuencias que pueden ser: “si te apuras podrás tener más tiempo para jugar” y “si no terminas en el tiempo estipulado, puedo avisarle a tu maestra para que con ella decidas cuál será el mejor momento de hacerla en el colegio”. “DECIDE BIEN”.
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  8. No caer en su juego.
    Cuando un niño hace berrinches es porque le está funcionando; sabe que al hacer la rabieta va a conseguir lo que quiere. No lo permita.

Al marcar límites claros y firmes vamos a lograr que nuestro niño o alumno se autocontrole. Al lograrlo le será más fácil prestar atención, seguir indicaciones, participar con gentileza y respeto en los juegos, esperar turnos, no actuar con impulsividad, reflexionar mejor sus opciones, evitar accidentes. Espero que te sea de mucha utilidad.

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