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Una persona con una condición de vida “limitante”, no es solo aquella que usa una silla de ruedas o que carece de algún miembro o función de su cuerpo, las personas “estándar”, también tienen “limitantes”, como, por ejemplo, la carencia de habilidades académicas, sociales, de manejo de emociones, la falta de empatía, de valores, de un nivel de consciencia que les permita ser más inclusivas.
Si te consideras una persona “normal”, esto es para ti, seguramente aportará mucho a tu vida y a la de quienes te rodean.
Yo me consideraba una persona “normal” igual que tú, hasta que un día perdí la audición, eso me llevó a todo un proceso de aprendizaje que jamás imaginé. Me di cuenta de que las personas “normales” solemos ser muy pretenciosas y descuidadas en el trato que damos a todas aquellas otras que consideramos “diferentes”.
Antes déjame comentarte que este término de “normalidad”, está muy relacionado con el campo de las pruebas psicométricas, que se han utilizado desde tiempo atrás, para detección, valoración y/o filtro en diferentes contextos.
En este campo el término “normal”, obedece entonces a pertenecer a un cierto rango, conformado por un porcentaje de la población que participa en la validación de dichas pruebas, es decir, de una muestra.
Sin embargo, es bien sabido en el ámbito de la psicología, que el resultado de una prueba psicométrica no te define. Por ello es obligatorio que cuando se recurre a estas herramientas, se complemente la información con una entrevista para contextualizar los resultados obtenidos.
Al enfrentarme a la discapacidad auditiva, descubrí el peso de esa palabra “normal”, porque al principio sentí que me había vuelto alguien “anormal”. Gracias a un montón de procesos, de mucha investigación, pero sobre todo de diversas vivencias, me di cuenta de que hemos venido utilizando ese término de manera descuidada.
Es muy común que entre psicólogos nos cuestionemos ¿qué es normal?, porque nos forman para acompañar a las personas en sus procesos de descubrimiento personal, de todo aquello que las hace únicas e irrepetibles.
De un tiempo para acá, uso el término “estándar”, para referirme a todas aquellas personas que no han descubierto lo maravillosas que son, que no se han dado cuenta que todxs y cada unx de nosotrxs, tenemos condiciones de vida diferentes y merecemos el mismo respeto.
Una persona con una condición de vida “limitante”, no es solo aquella que usa una silla de ruedas o que carece de algún miembro o función de su cuerpo, las personas “estándar”, también tienen “limitantes”, como, por ejemplo, la carencia de habilidades académicas, sociales, de manejo de emociones, la falta de empatía, de valores, de un nivel de consciencia que les permita ser más inclusivas.
Por experiencia propia he descubierto que una “discapacidad”, no es más limitante que las barreras sociales que construyen las personas que se consideran “normales”, lo hacen al rechazar, burlar, agredir, expulsar a quién consideran diferente.
Al exasperarse cuando alguien no es tan hábil en tal o cual cosa, en lugar de facilitar sus procesos de aprendizaje.
Cuando sienten lástima por esas personas “distintas” y les dan una limosna considerando que eso solucionará sus necesidades, además de quedarse con el convencimiento de que al hacerlo se convierten en mejores humanos; pero en el fondo, no creen que tengan los mismos derechos, porque están “imposibilitadas”.
Aquellas personas “normales” que fingen ser inclusivas por normatividades que exigen las nuevas políticas constitucionales, pero lo hacen de manera simulada.
Como puedes ver sentirte “normal”, no siempre es un orgullo, puede ser el resultado del mal hábito de considerar a las otras personas diferentes, inferiores o inadecuadas.
Descubrir algunas verdades no siempre es cómodo, pero nos brinda la oportunidad de transformarnos y convertirnos en una mejor versión de nosotrxs mismxs.
Vivir con una “discapacidad” pone a prueba, todos tus paradigmas, te muestra un mundo que en algunos momentos se torna aterrador, pero estoy completamente segura de que también puede ser una oportunidad para volverte más humano.
Te permite estar consciente de que en cualquier momento la vida te puede cambiar, que las personas que amas pueden no volver a estar en un segundo, que tal vez atesoras o acumulas muchas cosas que son superficiales, que el nombre, el dinero, el prestigio, no sirven para asegurarte las cosas más importantes de la vida, como el amor verdadero, la salud, la solidaridad, el placer de vivir a plenitud.
Más que ser personas “normales”, comprometámonos a ser auténticos seres humanos.