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La integración sensorial es un proceso neurológico en el cual procesamos la información que se encuentra en el ambiente y damos una respuesta natural ,sin embargo; hay personas que este proceso les cuesta mucho más .Es decir que hay una alteración en el equilibrio que debe haber y se presentan conductas fuera de lo habitual.
Cuando escuchamos el término Integración Sensorial, nos parece un término científico y tedioso. Pero para un padre de familia, un profesional de la salud o un profesor, este término se le hará familiar porque lo habrá escuchado dentro de las recomendaciones hacia un niño.
La integración sensorial empieza en la matriz cuando el feto siente los movimientos del cuerpo de su madre. Una enorme cantidad de integración sensorial debe ocurrir y desarrollarse para que podamos gatear y ponernos de pie, y esto sucede durante el primer año de vida. Los juegos de la infancia conducen a mucha integración sensorial, a medida que el niño organiza las sensaciones de su cuerpo y de la gravedad junto con la vista y el oído.
La Teoría de Integración Sensorial es un marco de referencia propio y exclusivo de la carrera de Terapia ocupacional en donde nos dice que las dificultades para procesar la información proveniente del ambiente, pueden impedir al niño la adquisición del aprendizaje conceptual y motor, ante lo cual el terapeuta incorpora actividades significativas que proveen al niño de un estímulo sensorial específico para provocar la aparición de una respuesta adaptativa, ayudando así al niño en su aprendizaje motor y conceptual de manera global.
Es decir, la integración sensorial es un proceso neurológico en el cual procesamos la información que se encuentra en el ambiente y damos una respuesta natural ,sin embargo; hay personas que este proceso les cuesta mucho más .Es decir que hay una alteración en el equilibrio que debe haber y se presentan conductas fuera de lo habitual como por ejemplo : Llorar al escuchar el sonido de un claxon o una licuadora, andar descalzos , ser muy selectivos al alimentarse , balancearse o aplaudir , les cuesta mantenerse sentados y seguir indicaciones, y en casos extremos, llegar a agredir a los demás o a él mismo.
Ahí es donde entra el terapeuta ocupacional, encargándose de evaluar por medio de instrumentos calificados y empezar con el trabajo en un área de I.S. con el niño en sus 8 sentidos (vestibular, propioceptivo, táctil, auditivo, olfato, gusto, vista e interocepción). Este último siendo el más importante, ya que controla las funciones fisiológicas como control de esfínteres, hambre, nivel de alerta y estrés. Así mismo, el terapeuta, indicará una “Dieta sensorial” que corresponde a sugerencias de actividades concretas para realizar en base a ciertos tipos de estímulos y tambien sugerirá a los padres de familia: “Modificaciones ambientales” las cuales corresponden a qué aspectos del ambiente cotidiano se sugiere adecuar.
Con ayuda del terapeuta ocupacional y con padres que lo entiendan y apoyen, el niño tendrá la posibilidad de llevar una vida normal, de disfrutar de las interacciones sociales y de contribuir con la sociedad. Ya que al poder tener un procesamiento sensorial más regulado y en orden podrá iniciar su camino hacia todo lo que implique el uso de funciones cognitivas superiores como: atención, memoria, lenguaje, percepción y pensamiento.
Referencias
Ayres A, Robins J. La integración sensorial en los niños. Madrid, 2008.
Serrano P. La integración sensorial en el desarrollo y aprendizaje infantil.