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Después de la exposición de las ideas principales de los artículos a revisar en el presente trabajo de revisión, se puede decir que los niños con SD presentan dificultades tanto en los prerrequisitos lingüísticos, como en las áreas que conforman el lenguaje oral.
Por un lado, en cuanto a los prerrequisitos lingüísticos, se ha observado que estos niños presentan dificultades en procesos cognitivos, esto es, en memoria, procesamiento verbal, etc., todos ellos íntimamente vinculados con la vía auditiva como se puede ver en los estudios de Bello et al. (2018), Mason-Aps et al. (2018), García et al. (2017) o Cediel et al. (2011).
RESULTADOS
A continuación, se incluyen los artículos que se han revisado para dicho trabajo. En primer lugar, se expondrán los factores predictores que influyen directamente en el desarrollo del lenguaje en niños con SD (Anexo II):
Si nos fijamos en la tabla del Anexo II, los procesos cognitivos son los predictores directos del desarrollo del lenguaje. Autores como Bello et al. (2018) sugieren con su investigación llevada a cabo a un niño con SD y otro con DT de 5 años ambos, que los niños con esta Discapacidad Intelectual tienen un menor rendimiento en procesos cognitivos relacionados con la modalidad auditiva, tanto en velocidad como en memoria y procesamiento; si son comparados con niños con DT; todos ellos, influyendo en el retraso en el desarrollo de las áreas del lenguaje. Asimismo, destacan que la intervención temprana en estos factores “potencia un inicio en la Escuela Primaria en óptimas condiciones” (pág. 126). Estos mismos factores han sido estudiados y corroborados en edades más tempranas en un grupo de lactantes con Síndrome de Down y DT, como se puede observar en el estudio de Mason-Apps et al. (2018) con el objetivo de estudiar las habilidades perceptivas y no verbales en esta población. De igual modo que los autores anteriores, señalan que los factores cognitivos influyen de forma directa en el desarrollo del lenguaje en esta población, es decir, si estos factores tienen un rendimiento menor, otras áreas como el lenguaje, tendrán un desarrollo menor. En la misma línea, apuntan que el progreso de estas áreas ocurre al mismo tiempo que el desarrollo sensorial y motor, por lo que todas están relacionadas entre sí.
Si se presta atención a que los niños de esta población estudiada presentan mayores dificultades en aquellos procesos cognitivos que van vinculados a la vía auditiva, encontramos el artículo de García et al. (2017) realizando un experimento a niños con SD y DT de edades comprendidas entre los 4 y los 6 años. Estos autores con su investigación defienden que estos niños presentan dificultades para realizar tareas en las que esté implicada la vía auditiva, además de un menor rendimiento en memoria y procesamiento verbal, coincidiendo de esta manera con las conclusiones expuestas por Bello et al. (2018), apuntando en la misma línea, que una intervención temprana mejora en estas habilidades ya que “poseen potencial para el aprendizaje” (pág. 94). También añaden un dato muy importante como es que se ven reforzados en la realización de tareas por el canal visual.
Por último, encontramos el trabajo realizado por Cediel et al. (2011). Estos investigadores sostienen el argumento de que los niños con SD son infantes que se distraen con facilidad, es decir, presentan interferencias auditivas, por lo que apoyan las conclusiones aportadas en los trabajos de Bello et al. (2018) y García et al. (2017). Además, señalan que dichos niños presentan dificultades orofaciales, esto es, hipotonía en los músculos de la boca y hay reflejos que desaparecen más tardíamente si lo comparamos con niños con DT, conclusiones sacadas del experimento con niños entre 1 y 5 años con SD. Estas estructuras orofaciales van madurando y no es hasta “los 5 años de edad” (pág.101) o un poco más adelante, cuando se observa un control del sistema oral-motor en estos niños. Este aspecto está muy relacionado con el desarrollo fonético - fonológico en chicos de esta población, que se ve retrasado debido a la inmadurez de las estructuras orofaciales como hemos mencionado antes.
A continuación, se exponen aquellos artículos referentes a las áreas del lenguaje oral en niños con SD a edades tempranas, es decir, a las áreas de fonética-fonología, léxico-semántica, morfosintaxis y pragmática (Anexo III):
Como se puede comprobar en la tabla del Anexo III, hay fundamentalmente, dos componentes del lenguaje oral alterados a edades tempranas en niños con SD: el vocabulario y la morfosintaxis.
Hay autores como Özçalışkan et al. (2017) que señalan los gestos como factor predictor directo del tardío desarrollo del vocabulario en estos niños. En su investigación llevada a cabo a niños con SD y sin ello de edades comprendidas entre los 18-30 meses con el fin de saber si los gestos abren las puertas al aprendizaje de estos niños, vieron que los bebés con esta discapacidad presentan un retraso en gestos, lo que desemboca después en un retraso en la aparición de las primeras palabras y en el desarrollo posterior del vocabulario. Un año antes, autores como Özçalişkan et al. (2016) ya observaron en su investigación que este déficit de signos producidos en estos niños, iba a predecir el retraso en el vocabulario, pero a edades un poco más avanzadas, ya entre los 1,6 y los 2,6 años, cuando el desarrollo del lenguaje está produciéndose y con el objetivo de saber si el gesto deíctico era factor predictor del vocabulario posterior.
En la misma línea, en bebés con esta discapacidad con edades comprendidas entre los 8-29 meses la mayoría de las palabras que producen son sustantivos como observaron Checa et al. (2016) en su experimento con el fin de conocer el vocabulario temprano en estos niños. Esta misma idea es apoyada por Galeote et al. (2018), los cuales, en su investigación, concluyen con que estos niños tienen una menor producción de verbos y palabras de clase cerrada, como observaron en su muestra de niños con SD entre los 9-29 meses si son comparados con niños con DT, apoyando así las conclusiones aportadas por Checa et al. (2016). Esta tendencia a producir menos este tipo de palabras se puede deber a dificultades directas con la morfología y la sintaxis según Galeote et al. (2018), destacando, además, la importancia del desarrollo morfosintáctico para aprender estas palabras en esta población.
Otro de los componentes del lenguaje oral más alterado en estos niños, es el área morfosintáctica. Una de las últimas investigaciones en este ámbito fue llevada a cabo por Draghi y Zampini (2018). Estos investigadores sacaron como conclusiones principales de su experimento realizado a niños con SD durante el intervalo de tiempo comprendido entre los 36 a 48 meses de edad que su desarrollo morfosintáctico iba mejorando gradualmente, aumentando el número de palabras expresadas de forma oral y el número de combinaciones de palabras, lo que provocaba un mayor empleo de la semántica. Por tanto, evidenciaron que el desarrollo morfosintáctico y de vocabulario están íntimamente relacionados, como se ha visto que también apuntaba esta idea Galeote et al. (2018).
Unos años antes, se encuentra el estudio de Checa et al. (2013), el cual, ya apoyaba la idea de que esta población presenta un desarrollo morfosintáctico tardío, comprobado en una muestra de niños con SD con edades comprendidas entre los 30 y 60 meses, en los que se les analizó su longitud media del enunciado y sus errores morfosintácticos producidos durante sus actos de habla, viendo que estos niños hacían emisiones cortas y sencillas. Estas mismas conclusiones fueron apoyadas y concretadas años antes por la investigación llevada a cabo por Galeote et al. (2010). Ellos observaron que estos niños con discapacidad intelectual a edades tempranas (ellos cogieron como muestra a niños entre los 16 y 29 meses) sus frases son más simples de lo que se esperaría en ese intervalo de edad. Además, apuntan que hacen emisiones en las que se observa dificultades en el componente morfológico.
CONCLUSIONES
Después de la exposición de las ideas principales de los artículos a revisar en el presente trabajo de revisión, se puede decir que los niños con SD presentan dificultades tanto en los prerrequisitos lingüísticos, como en las áreas que conforman el lenguaje oral.
Por un lado, en cuanto a los prerrequisitos lingüísticos, se ha observado que estos niños presentan dificultades en procesos cognitivos, esto es, en memoria, procesamiento verbal, etc., todos ellos íntimamente vinculados con la vía auditiva como se puede ver en los estudios de Bello et al. (2018), Mason-Aps et al. (2018), García et al. (2017) o Cediel et al. (2011). Por tanto, se puede decir que si aparece alguna dificultad en procesos cognitivos donde esté implicada la vía auditiva en estos niños, es probable que esto esté relacionado con el desarrollo tardío posterior del lenguaje oral. Asimismo, se ha de destacar que la hipotonía en las estructuras orofaciales en esta población repercute de forma directa en la inteligibilidad del habla como se destaca en la investigación de Cediel et al. (2011), lo que quiere decir que los niños con SD presentarán numerosos errores fonológicos durante sus actos de habla conversacionales a edades tempranas.
Por otro lado, en cuanto a las áreas del lenguaje oral, se puede decir que las áreas de vocabulario y morfosintaxis son las más alteradas en estos niños a edades tempranas.
Los sujetos con SD presentan un repertorio de gestos que serán predictores directos de la disminución de vocabulario a edades tempranas como apuntan los estudios de Özçalışkan et al. (2016) y Özçalışkan et al. (2017). Además, si se presta atención a las clases de palabras que usan estos niños a estas edades, se puede ver que la mayoría son sustantivos, evidenciando un menor número de palabras de clase cerrada como se comprobó en los estudios de Checa et al. (2016) y Galeote et al. (2018) apuntando este último, que este uso limitado de vocabulario, repercute de forma directa también en el desarrollo morfosintáctico.
Por tanto, estos niños durante los primeros años de vida, presentan oraciones más simples y sencillas de lo esperado, con omisión de ciertos elementos oracionales (palabras de clase cerrada) como destacaron Checa et al. (2013) o Galeote et al. (2010). Aun así, este área se va desarrollando poco a poco y mejorando como se comenta en la investigación de Draghi y Zampini (2018). Por todo ello, se puede decir que las áreas más alteradas en niños con esta Discapacidad Intelectual a edades tempranas son la léxico-semántica, morfosintaxis y fonética-fonología (por las alteraciones en las estructuras faciales), siendo el área pragmática la menos afectada en este intervalo de edad.
Como conclusión a destacar, varias investigaciones apuntan a la importancia de la intervención desde el ámbito de la Atención Temprana con el fin de ayudar a estos niños a solventar sus dificultades cuanto antes como se señala en el artículo de Bello et al. (2018) o García et al. (2017).
Si se tienen en cuenta los objetivos propuestos para la revisión que eran, determinar cuáles son los factores predictores del desarrollo del lenguaje en niños con Síndrome de Down y estudiar las dificultades que presentan estos niños a edades tempranas en las áreas del lenguaje oral, se puede confirmar que se han alcanzado los objetivos a perseguir. Así, cabe señalar los procesos cognitivos relacionados con la vía auditiva y la hipotonicidad de las estructuras orofaciales como factores predictores del lenguaje oral en niños con SD; y las áreas de vocabulario y morfosintaxis con mayores dificultades en estos niños a edades tempranas.
Si ponemos el foco de atención a las limitaciones de los estudios, cabe señalar que sería recomendable coger a un mayor número de muestras comparando a niños con SD con niños con otras discapacidades intelectuales, con el fin de compararlos entre ellos, sacar sus características comunes y distintivas y poder así, realizar intervenciones tempranas individualizadas de mayor eficacia.
Como futuras propuestas que se plantean en referencia a esta propuesta de revisión, son varias:
Por una parte, se recomienda seguir investigando sobre este tema a edades tempranas, con el fin de seguir profundizando tanto en los prerrequisitos lingüísticos como en las áreas del lenguaje oral en esta población y de este modo, poder ayudarlos en su día a día a superar sus limitaciones.
En la misma línea, como propuesta de futuro, se espera que dicho trabajo haya servido para estimular la motivación de los investigadores a seguir estudiando esta población, con el fin de proporcionar una intervención temprana en todas las áreas de su desarrollo, es decir, tanto en las áreas del lenguaje, cognitivas; como en otras áreas no estudiadas en este trabajo, como puede ser la psicológica, dentro de la terapia ocupacional, etc.
Por otra parte, sería muy recomendable estudiar a estos niños a edades más avanzadas, ya que hay estudios que demuestran que siguen teniendo dificultades en todas estas áreas, y en otras como en la lecto-escritura y en el discurso como se puede ver en los estudios de Troncoso y Flórez (2011) o López y Álvarez (2009).
Por último, se recomienda realizar estudios longitudinales hasta entrada la adultez con el fin de observar el curso que siguen estas dificultades y ver si mejoran o se agravan con el tiempo.
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