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Actualmente, son pocos las asociaciones de familiares de enfermos de Alzheimer, o residencias de tercera edad con una elevada población diagnosticada de Enfermedad de Alzheimer (a partir de ahora, EA) que cuenten con logopedas que permitan una intervención cognitiva específica del lenguaje lo más eficaz posible. La aparición de trastornos del lenguaje, y más específicamente, de la capacidad de denominación aparecen en los primeros estadios de la enfermedad, y se hace más evidente a medida que evoluciona la enfermedad.
La EA es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso, provocando un deterioro gradual y constante de las funciones cognitivas. Los primeros síntomas de la EA son la pérdida progresiva de la memoria reciente, además de la dificultad de adquirir nuevos conocimientos. Otra de las áreas más afectadas es el lenguaje, siendo la anomia uno de los síntomas más frecuentes, perceptible en las primeras fases de la enfermedad.
La EA fue descrita por primera vez por el joven doctor Alois Alzheimer en el año 1906, donde narraba sus experiencias con la paciente Auguste D. cinco años atrás, evidenciando alteraciones tanto en la comprensión como en la expresión del lenguaje.
Ya en fases tempranas de la EA pueden aparecer dificultades en la función del lenguaje. Sin embargo, muchas veces pasan desapercibidos, asociándolos a características propias del envejecimiento. El lenguaje es una de las funciones ejecutivas que más tarde se afectan en el envejecimiento normal; por el contrario, los trastornos del lenguaje constituyen una de las primeras manifestaciones de demencias en personas con EA (Subirana y cols. 2009). El nivel de deterioro del lenguaje se ha correlacionado con el grado de deterioro de la EA, existiendo una correlación positiva, es decir, cuanto mayor es el deterioro, mayor déficit del lenguaje presentarán (Cummings y cols. 1985). Las personas con EA presentan una mayor alteración en las tareas de denominación, siendo la anomia uno de los signos característicos de la enfermedad
La anomia se puede definir como la incapacidad en la selección de una palabra o, más en concreto, en la recuperación de los nombres de los conceptos (Diéguez Vide & Peña-Casanova, 2012). Nos podemos encontrar con tres tipos de anomia, siendo esta la clasificación más extendida, (Cuetos, 2003): a) Anomia semántica, cuando la incapacidad se encuentra en la activación las representaciones de los conceptos; b) Anomia léxica, presentando dificultad en la recuperación de la palabra; y c) Anomia fonológica; cuando la alteración se encuentra en la activación de los fonemas que componen la palabra.
Para estratificar la EA se utiliza la Escala de Deterioro global o GDS de Reisberg, que establece una equivalencia con las puntuaciones del Mini-Mental State Examination. Para segmentar la EA en fase leve, moderado y grave es necesario realizar otro tipo de pruebas (como el test de fluidez verbal, el test del reloj, etc.), de baterías como el Alzheimer´s Disease Assesment Scale, de la historia clínica del paciente, y de la entrevista previa tanto de los familiares como de los especialistas que trabajan con él.
En la fase leve de la Enfermedad de Alzheimer es frecuente que cometan un elevado número de parafasias verbales semánticas en tareas de denominación por confrontación visual, ya sea por relación con el objeto o por categoría supraordinadas. Es probable que los errores semánticos aparezcan cuando todavía conservan parte del concepto y la activación de esos rasgos les aproxima hacia él, pero no lo suficiente como para distinguirlo de otros conceptos similares con muchos rasgos en común.
En las primeras fases también son frecuentes el uso de circunloquios (sustitución de una palabra por una frase que describe la forma o la función del objeto) cuando no pueden acceder a la palabra. Este tipo de error evidencia que son capaces de activar los rasgos semánticos del objeto, pero presentan dificultades en el acceso al nombre del objeto.
El hecho de que las parafasias verbales y los circunloquios sean los tipos de errores más frecuentes en la primera fase de la EA indica una afectación a nivel léxico-semántico en los estadios iniciales, que puede apreciarse en fases previas a la EA como en el deterioro cognitivo leve.
En la fase moderada de la Enfermedad de Alzheimer, aumenta la frecuencia de estos errores y nos encontramos con una mayor tasa de no respuesta, o de respuestas no relacionadas con el estímulo (parafasias verbales o circunloquios no relacionados). Esto indica que uno de los principales problemas cognitivos que sufren los pacientes con EA es la desintegración del sistema semántico.
En la fase EA grave se aprecia un mayor número de no respuestas y de respuestas no relacionas que en las fases anteriores. El paciente no es capaz de activar la información semántica del objeto y por ello responde que no sabe, o con otro nombre que le sea más accesible.
Por consiguiente, en las primeras fases la dificultad se encuentra en el nivel léxico-semántico; a medida que evoluciona la enfermedad, el sistema semántico de las personas con EA se va deteriorando en mayor medida, como consecuencia de una degradación de la memoria semántica (Pekkala, 2004) más que de una dificultad de acceso al léxico.
Por lo tanto, la evaluación en la EA debería incluirse diversas funciones además de la memoria, prestado especial atención a los cambios en las funciones ejecutivas puesto que permiten discriminar entre el deterioro cognitivo leve y la EA (Subirana, 2009), y permite diferencias las distintas fases de la EA del sujeto. Por ello, es fundamental contribuir al estudio acerca de los diferentes cambios de denominación que se producen en personas con EA a medida que evoluciona la enfermedad, ya que además permite desarrollar técnicas de intervención que mejor se adecuen en función de la fase de la enfermedad.
Referencias
Cuetos Vega, F. (2003). Anomia. La dificultad para recuperar las palabras. Madrid: TEA Ediciones.
Cummings, J.L., Benson, F., Hill, M. A., & Read, S. (1985). Aphasia in dementia of the Alzheimer type. Neurology, 35(3), 394-397.
Dieguez Vide, F., & Peña-Casanova, J. (2012). Cerebro y lenguaje. Sintomatología neurolingüística. Madrid: Edición Médica Panamericana.
Subirana, J., Bruna, O., Puyuelo, M., & Virgili, C. (200). Lenguaje y funciones ejecutivas en la valoración inicial del deterioro cognitivo leve y la demencia de tipo Alzheimer. Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología., 29(1), 13-20.
Pekkala, S. (2004) Semantic fluency in mild and moderate Alzheimer´s disease. Tesis Doctoral. University of Oulu, Finlandia.