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Trastorno de la articulación por alteración neurológica: Disartria. Implicaciones y consecuencias.

En este artículo se realiza una fundamentación teórica de la disartria, tras la revisión de estudios e investigaciones, a través de fuentes bibliográficas y artículos de internet, mediante la cual aportar mayor definición de un marco científico sobre el trastorno de articulación por alteraciones neurológicas. En él se detalla el complejo proceso que  realiza el sistema nervioso para la producción del lenguaje y del habla y cuáles son las implicaciones que resultan de la afectación, tanto estructurales en los órganos del aparato fonoarticulatorio, como en las capacidades cognitivas, psicomotrices y lingüísticas

 

La disartria es una alteración del habla que tiene como base un trastorno neurológico, el cual, generalmente, se acompaña de alteraciones de las funciones de los órganos orofaciales y, en ocasiones, de incoordinación fono-respiratoria.

En este sentido, se trata de un trastorno que fundamentalmente afecta al habla y que ocasiona perturbaciones anatómicas como alteración de la respiración, succión, deglución o masticación; incluso, en casos extremos en los que el habla se hace totalmente incomprensible, también afecta a la comunicación. 

En este artículo se realiza una fundamentación teórica de la disartria, tras la revisión de estudios e investigaciones, a través de fuentes bibliográficas y artículos de internet, mediante la cual aportar mayor definición de un marco científico sobre el trastorno de articulación por alteraciones neurológicas. En él se detalla el complejo proceso que  realiza el sistema nervioso para la producción del lenguaje y del habla y cuáles son las implicaciones que resultan de la afectación, tanto estructurales en los órganos del aparato fonoarticulatorio, como en las capacidades cognitivas, psicomotrices y lingüísticas

I.    MARCO CLÍNICO DE LOS DAÑOS NEUROLÓGICOS.
I.1. Base neurológica del lenguaje y el habla.

    Según el “Modelo Neurofisiológico para la programación motora del habla” (Darley, Aronson y Brown, 1978, p. 248-274) el lenguaje puede definirse como “la comprensión y la formulación de palabras y la secuencia de palabras con significado para la comunicación de ideas y sentimientos. Por tanto, comprende palabras y gramática o las unidades y secuencia ordenada de unidades”.

    Pero cómo se llegan a establecer en nuestro cerebro esas unidades llamadas palabras y el orden específico que requieren esas unidades.

    El lenguaje se origina, como tantos otros procesos, en nuestro cerebro. Tal como determina Blasco Tamarit (2006), anatómicamente, desde la neurofisiología del lenguaje se establece que es en el hemisferio izquierdo donde se pueden encontrar las dos zonas responsables del lenguaje:

•    Zona posterior: Comprende la parte media y posterior del lóbulo temporal, el lóbulo parietal inferior adyacente y el lóbulo occipital anterior adyacente. Contiene un analizador para la recepción del habla y un procesador que integra todas las modalidades del lenguaje.
•    Zona anterior: Incluye la base de la tercera circunvolución frontal y la circunvolución de Broca. La principal función que lleva a cabo esta región es la programación motriz del habla.

    Para su adecuado funcionamiento estas dos zonas están conectadas mediante el fascículo arciforme y su continuación en el lóbulo frontal. Asimismo, se enlazan con las áreas homólogas del hemisferio opuesto por haces fibrosos del cuerpo calloso.

    Será en la parte posterior del lóbulo temporal dominante y una parte de los lóbulos mesotemporal, parietal inferior y occipital anterior adyacentes donde se realice el proceso central del lenguaje, el cual cumple unas funciones esenciales:

-    Transforma el lenguaje recibido en un contenido significativo.
-    Convierte el contenido significativo interno en un lenguaje para ser exteriorizado.
-    Contiene un vocabulario de palabras y las reglas adecuadas para ordenar significativamente esas palabras.

    Por su parte, en el lóbulo mesotemporal del hemisferio dominante se integra el analizador del habla auditiva, cuya función será analizar la producción y las secuencias de fonemas que componen las palabras.

    En última instancia, cuando el procesador central del lenguaje ha realizado sus funciones, convierte las secuencias significativas de palabras en un código nervioso, el cual ordenará las indicaciones para el programador motor del habla, donde se seleccionan los aproximadamente 100 músculos que se precisan en la producción del habla en el momento, orden y duración adecuados para producir los sonidos verbales en la secuencia deseada.

    Tal como aseveran Paredes Duarte y Varo Varo (2006), aunque en la mayor parte de operaciones es el procesador central del lenguaje el que guía al programador motor del habla, este también puede ser dirigido por el analizador del habla. Por ejemplo: una persona puede repetir (analizador del habla auditiva) o leer (analizador del habla visual) una palabra sin comprender su significado.

    Podemos encontrar cierta disparidad de criterios pero la dificultad en el control y la producción motora del habla parece ser resultado de una lesión en la tercera circunvolución frontal del hemisferio dominante (en la región del área de Broca). Esta región es también conocida como el “área de Brodmann 44/45”.

    Blasco Tamarit (2006, p.4) describe el habla en términos más elementales, es decir, como “la recepción y producción de fonemas y de secuencias de fonemas con significado para la transmisión del lenguaje”.

    Para que las secuencias del habla se realicen correctamente, se precisa la acción coordinada de todo un conjunto de estructuras que gobiernen la respiración, la fonación y la articulación. De este modo, tal como expone Ponces (1990), la articulación clara y correcta requiere una serie de elementos y condiciones que la constituyan:

*    Núcleos cerebrales, cerebelosos, bulbares y medulares, de células nerviosas.
*    Vías motoras piramidales y extrapiramidales, y vías sensoriales.
*    Fibras de comunicación entre los núcleos.
*    Nervios periféricos motores conectados con los núcleos encefálicos.
*    Músculos correspondientes inervados correctamente.

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