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A pesar de la estrecha relación que existe entre el lenguaje oral y la escritura, sus orígenes y estructuras son completamente diferentes.
El lenguaje humano se organiza y desarrolla dentro de los parámetros de normalidad, mediante un proceso que no es consciente para el sujeto que lo aprende.
La lecto-escritura en cambio, es el resultado de un aprendizaje muy particular. El sujeto que aprende debe, sobre todo en el principio de esa actividad, detenerse y reflexionar para poder entender este sistema de representación, y construir consecuentemente todas las acciones que le son inherentes.
Mirando hacía atrás, recordemos por un momento nuestro propio desarrollo. Por más que me esfuerce, disponiendo del máximo de mi voluntad, no puedo recordar como hablaba yo a los tres o cuatro años de edad, que palabras decía, cómo me comunicaba cotidianamente.
Y muchísimo menos recuerdo, como fui aprendiendo mi lenguaje, es decir como se fue dando este proceso.
Sin embargo, puedo relatar con todos los detalles, como si este hecho se hubiese producido en el día de ayer, como aprendí las primeras letras en la escuela a la edad de cinco años. Cómo mi maestra de primer grado nos enseñó las vocales, cómo las dibujé en el pizarrón, y cómo se fue dando progresivamente el proceso de aprender la escritura.
Porque el sujeto que construye la escritura opera sobre ella de una manera reflexiva.
En un primer momento el niño esta más preocupado por descubrir como se escribe a tratar de expresar sus ideas mediante la escritura. Cuando más adelante cuenta con el manejo de este sistema, debe esforzarse por explicitar de la manera más clara y entendible para el otro, lo que quiere expresar. Para ello debe recurrir a las formas que la gramática exige, porque no puede descuidar cuando quiere comunicar una idea, la estructura que le impone la sintáxis.
La reglas gramaticales necesariamente utilizadas en la escritura, no se cumplen en el lenguaje oral. Prueba de esto son las desgrabaciones que se realizan de conferencias, o disertaciones.
Cuando una exposición grabada se pasa al papel de una manera fiel, lo que resulta es una escritura mal cohesionada, redundante, sin respeto por la normativa de la gramática, con características tan evidentes para quien lo lee, que inmediatamente descubre su procedencia.
Cuando uno escribe, se detiene y elige deliberadamente, busca y asocia, recuerda y actualiza, relee, constata agrega, quita, mejora. Hace pausas para pensar en el otro ausente, y ponerse en su lugar.
Cuando uno habla, si se detiene el silencio siempre es invadido ya sea por las palabras del otro o porque en ese espacio se instala la sorpresa, la curiosidad, el desinterés..... Uno busca y asocia recuerda y actualiza, pero el otro le allana el camino; esta ah¡, para responder con su mirada, con su gesto, su indiferencia o su sonrisa.
Lenguaje, lectura y escritura
La posibilidad de la palabra de nominar aun en ausencia de las cosas, tal como lo expresa Lev Vigotzky, tiene indudablemente sus orígenes en el lenguaje hablado, pero esta propiedad de alejarse del objeto y poder igualmente referirse a él, se favorece con el lenguaje escrito, a la vez que le aporta los circuitos necesarios para promover el desarrollo cognitivo.
Esto es: tanto la lectura como la escritura si bien son instrumentos sociales, y como tales de carácter convencional, implican y promueven procesos cognitivos, actuando a su vez en las producciones lingüísticas, donde encuentran su forma de expresión y trascendencia.
La escritura por su condición de permanencia en el tiempo y en el espacio, permite la constatación permanente por parte del sujeto que produce. A. Luria expresa:"....el lenguaje escrito es desde el mismo comienzo un acto voluntario consciente, en el cual los instrumentos de expresión aparecen al comienzo como principal objeto de la actividad..." "...la individualización de los fonemas en letras, las síntesis de las letras en palabras, el paso de una palabra a otra, que nunca se tornan conscientes en el lenguaje oral, en el lenguaje escrito son por largo tiempo el objeto de la acción consciente...".
Es innegable que el lenguaje es el elemento, no único pero si substancial al que se apela para la construcción de la escritura y de la lectura.
En el inicio del aprendizaje de la lectura y de la escritura, el lenguaje se brinda para que estos procesos puedan construirse, luego este sistema de representación social le permite al lenguaje una forma estable y fecunda de permanencia en el tiempo y en el espacio, de trascendencia y meditada expresión. Se establece un circuito, un camino redondo, espiralado, que no se cierra nunca porque se alimentan recíprocamente.
En relación a la tríada Lenguaje-Lengua-Habla y el proceso de construcción de la lectura y de la escritura, podemos decir que cuando el niño hace su entrada en la institución escolar, ya se ha apropiado de la oralidad de la Lengua perteneciente a la cultura en la que está inmerso, no puede hablar acerca de las reglas y de las leyes que la rigen, pero hace uso de ella y se comunica con los otros de una manera adecuada. Su lenguaje sigue aún en proceso de organización, pero si la construcción de su lenguaje hasta ese momento no ha tenido alteraciones , el niño debe hablar bien y comprender el mensaje del otro de la misma manera. Es decir expresa y entiende en forma correcta las construcciones lingüísticas acordes con su edad.
Para que la apropiación de la Lengua haya tenido lugar en ese niño de una manera eficaz fue imprescindible que anteriormente, en los primeros momentos de su desarrollo haya organizado también su Lenguaje de manera correcta.
Si entendemos que el lenguaje humano necesita para su organización de una adecuada maduración biológica y de procesos de interacción con los otros, le estamos confiriendo una estructuración de carácter universal: en este momento de la evolución filogenética es inherente a la raza humana. En tal sentido un argentino, un alemán, un egipcio y un japonés organizan su lenguaje de exacta manera, desde el mismo momento del nacimiento. Todos ellos necesitan de la misma y adecuada madurez biológica y de los procesos de interacción con los otros de su cultura; en ellos y con ellos se sustentará el proceso de su aprendizaje .
Las diferencias comenzarán en relación con la apropiación de las distintas lenguas que obviamente difieren dependiendo de los distintos entornos geográficos y culturales.
A diferencia del Lenguaje, universal, la Lengua tiene un carácter regional.
Luego el Habla se constituye en la forma individual que el hombre le imprime al uso de su Lengua. Las características de entonación y ritmo, por ejemplo hacen que dos personas usuarios de la misma Lengua tengan Hablas diferentes.
A modo de ejemplo que incluya estos conceptos podemos decir que un niño japonés comparte con un niño argentino el proceso de organización neurofisiológico del Lenguaje, no comparten la Lengua, y cada uno tendrá una forma de usarla ( Habla) que diferirá con respecto a sus pares del país en el que vive.
En los primeros momentos de la apropiación de la escritura existe por parte de quien aprende, una tarea reflexiva acerca de los sonidos de las palabras en relación con los grafemas que necesita para escribirlas. Su preocupación reside en como se construyen las palabras eslabonando sus grafemas pues la escritura no significa todavía para él una manera de expresar ideas.
Más adelante, cuando logra un dominio más seguro de la escritura, debe respetar la normativa de la Lengua, la cual le exige una manera determinada de escribir y no otra.
La escritura requiere una gramática absolutamente ajustada a la convención. Vaca se escribe necesariamente con V, como Bote se escribe con B, y la Hache existe aunque nos pese, gitano se escribe con G y aunque " suenen" igual, lamentablemente jinete se escribe con J, lo mismo ocurre con Cielo y Silla. Y luego descubre que debe respetar la concordancia de género y de número entre las distintas unidades de la sintaxis, y que las palabras se deben escribir de una manera absolutamente organizada. Aunque Lavandera y La bandera, oralmente se expresen exactamente igual, se escriben de distinta forma y además sus significados son absolutamente diferentes. Debe aprender como se escriben, atendiendo a sus significados y adecuándolos a los contextos correspondientes.
Las palabras se amalgaman de una manera pre-establecida. Cuando en los primeros años de la vida, el niño está en proceso de organización de su lenguaje, ya existe una Lengua que circula en su entorno. Asimismo cuando el niño inicia su escolaridad primaria tiene mejor dominio del uso de su Lengua y ya existe un sistema de representación convenido -lectura y escritura- del que debe apropiarse tal como está , él no puede modificarlo.
Entendiendo que el Habla tiene un carácter estrictamente individual es irrelevante para el proceso de aprender.
Porque un niño nasalice su Habla, o le de una entonación diferente a otros, o el ritmo que le imprima a su hablar sea más r pido o más lento no implica que su proceso de aprendizaje de la lectura y de la escritura se modifique.
En ocasiones sucede que un niño al hablar sustituya u omita algún fonema. Cuando esta alteración no tiene su origen en la organización de su lenguaje y se debe a un trastorno de la articulación periférica, no tiene incidencia alguna en el proceso de aprender. El niño podrá escribir dosa en lugar de la palabra rosa, porque en la expresión oral sustituye la R por la D, pero esto no implica una distorsión en el proceso de aprendizaje.
Para que ese proceso de aprendizaje desemboque en la apropiación de la lectura y de la escritura el niño debe interactuar con la Lengua a través de su Lenguaje, el Habla queda afuera de esta situación.
Los procesos madurativos que se desarrollan en el período comprendido entre la iniciación de la vida intrauterina hasta aproximadamente los dos años de edad guardan, aunque puedan aparecer muy lejanos en el tiempo, estrecha vinculación con los procesos constructivos que se dan en el ámbito escolar.
En este lapso se produce el inicio de la organización de la función linguística del hombre.
Este proceso le permitirá al lenguaje la posibilidad de concretarse en" su expresión obligada: la lengua "., tal como lo expresa R. Barthes.
Para que la lengua se construya adecuadamente, el lenguaje como proceso psico-neurofisiológico debe organizarse sin alteraciones. Luego la lengua escrita, de manera consecuente necesita de una adecuada estructuración de la lengua oral para que el niño pueda interactuar de manera eficaz con este objeto de conocimiento que es la lectura y la escritura.