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El diagnóstico en el Síndrome de Asperger. (Parte II)
Hay una gran variabilidad en la manifestación de los síntomas, de ahí la dificultad de su diagnóstico. En el caso del Síndrome de Asperger el niño levemente afectado a menudo pasa desapercibido y no es diagnosticado, puede parecer simplemente tímido, raro o excéntrico.
Las personas con SA tienen serias dificultades para “ponerse en el lugar del otro” e intuir su mundo mental. Esto explica muchas de las limitaciones que muestran principalmente en el ámbito de las interacciones sociales.
Los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA).
El Síndrome de Asperger, como ya se ha dicho anteriormente, pertenece a un conjunto de trastornos que se engloban dentro del espectro del autismo. El término espectro del autismo se utiliza para designar a una amplia variedad de sintomatología en la que existen unos rasgos definitorios para todos ellos: el trastorno central en el desarrollo de las áreas social y de la comunicación y un patrón repetitivo y restringido de conductas e intereses. Se puede decir, para su mayor comprensión, que se trata de un continuo fenomenológico entre la condición de autismo y el Síndrome de Asperger (P. Martín Borreguero, 2004). Hay una gran variabilidad en la manifestación de los síntomas, de ahí la dificultad de su diagnóstico. En el caso del Síndrome de Asperger el niño levemente afectado a menudo pasa desapercibido y no es diagnosticado, puede parecer simplemente tímido, raro o excéntrico.
A lo largo de la historia, y desde diferentes disciplinas, se ha debatido intensamente la relación del Síndrome de Asperger con otros conocidos trastornos y su validez diagnóstica. La relación entre el S.A. y el autismo es un hecho ampliamente aceptado por la comunidad científica internacional (P. Martín Borreguero, 2004). Acerca del debate sobre la validez del Síndrome de Asperger como entidad diagnóstica independiente continúa existiendo controversia y, en la actualidad, no se han encontrado soluciones definitivas (P. Martín Borreguero, 2004). No obstante, en mi opinión (y en consonancia con algunos expertos), la distinción del S.A. y el autismo resulta adecuada para fines prácticos.
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