Por estas razones, cuando se trata de un niño que tiene síntomas autistas, me parece siempre preferible empezar a trabajar con él y su familia, para ver como evoluciona y poder tener una idea sobre su estructura psíquica, es decir sobre el grado del daño y la eventual posibilidad de resiliencia (Cyrulnuik) cuando los síntomas son “solamente” una reacción a una carencia afectiva y/o educativa importante.


La prevención permite:

- No fijar el futuro en términos de patología;
- Un diálogo del profesional con la familia y el entorno (escuela, etc.) más que una posición de saber aplastante
- Dejar tiempo para ver como la situación evoluciona en su globalidad y observar cómo se puede ayudar a ese niño y sus padres de la mejor manera posible (sin tener que tomar decisiones radicales desde el principio)
- Tomar informaciones en los lugares que frecuenta ese niño (hay veces se comportan de manera muy distinta según los lugares y la gente que tienen enfrente)
- Dar un sentido a unos comportamientos considerados como patológicos, por ejemplo: en el área de la comunicación para justamente poder entrar en una mejor relación con el niño y que pueda haber intercambios con él, a partir de sus producciones, incluso si son especiales
- Introducir la palabra, donde en general está solamente el cuerpo en acción y ver si las cosas cambian o si los síntomas continúan igual.


Incluso, a veces :

- No alcanza para poner en marcha lo que se falta
- Deja el entorno más inquieto, por no tener un diagnóstico establecido (el diagnostico no es una explicación sino una constatación).


En realidad, me parece que es como siempre en nuestros trabajos, depende mucho de cómo se dicen y se explican las cosas, el sentido que atribuimos a las manifestaciones del niño y el tiempo que dedicamos a los padres para explicar cómo se vincula su hijo, porque reacciona así en éste momento (frustración, separación, imposibilidad de ser comprendido) y cómo se puede ayudar a que no sea tan difícil, que pueda entender un poco más de lo que le pasa (autonomía, ubicación en el tiempo y el espacio, verbalización, etc.).
De todos modos, me parece que con o sin diagnóstico, lo importante es trabajar y trabajar con la familia.
Para hacer eso podemos apoyarnos sobre la teoría (que sirve para entender las manifestaciones del niño), pero es muy importante, a mi parecer ver un ser humano antes que un autista. Así podremos ser más útiles en el sentido de los aprendizajes además de la comunicación y de las relaciones sociales.
Tenemos que tener en cuenta toda la vida de esos chiquitos, no solamente el momento de la sesión y guardar lo más posible un porvenir abierto.

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