En la reeducación debemos tener objetivos claros y observar la existencia y la evolución de las producciones incomprensibles y de las omisiones (más informativas que los errores).
Sin embargo, esta caracterización resulta en muchos casos difícil a causa de la gran diversidad. El origen de esta diversidad está en tres factores. En primer lugar, en la adquisición del lenguaje ya se observan mayores diferencias individuales que en otras habilidades como puede ser andar, el control esfínteres, etc. Además, hay que tener en cuenta que existen diferencias en los periodos sensibles en los que se da mayor interacción entre las habilidades y componentes.
Por último, está la dificultad de clasificación de estos trastornos debido a las diferentes sensibilidades y a los problemas terminológicos: Inmadurez, retraso, alteración, trastorno.
Durante muchos años a este trastorno se le ha llamado disfasia o disfasia del desarrollo, términos confusos por estar relacionados con la afasia en el área anglosajona, con las disartrias en Alemania y con los trastornos graves de la elaboración del lenguaje en el ámbito francés (Aguilar-Alonso, 1994). La línea anglosajona utiliza el término Trastorno Específico del Lenguaje, en inglés Specific Language Impairment (SLI), ya que actualmente es la denominación más extendida y menos confusa, aunque hay autores que abogan por la de Trastorno del Lenguaje, eliminando la denominación de “específica” por la presencia de alteraciones, más allá de las del lenguaje, en este trastorno (Johnston, 1994).
Adicionalmente, al tratar el tema del TEL, y debido a que su diagnóstico no se realiza hasta la edad de seis años por las diferencias individuales existentes, se ha utilizado dos términos más: el de Retraso del Lenguaje (Language Delay), para aquellos niños cuyo retraso es menos grave y desaparece con el tiempo y el de Inicio Tardío (Late tolkers) para aquellos niños que empiezan a adquirir tarde el lenguaje (2 años) pero enseguida se igualan al grupo de su edad en esta adquisición .
Uno de los principales problemas al que nos enfrentamos a la hora de definir y diferenciar estos dos tipos de desarrollo atípico, TEL y RL, es la falta de consenso respecto a su clasificación como distintos. Bishop (1997) señala el estado de desconocimiento de esta cuestión, no conociéndose aún si la evolución diferente es signo de dos subgrupos de sujetos. Señala, sin embargo, que existe evidencia para pensar en la existencia de un grupo de niños que presentan, sólo, una falta de maduración y que cabe denominarlos hablantes tardíos o de inicio tardío y no Trastorno del lenguaje. Independientemente de estos factores, nosotros creemos que es importante, de cara a la intervención, diferenciar entre los niños con RL y TEL.
Con el doble objetivo de esclarecer estos puntos e intentar diagnosticar el TEL de manera precoz con el fin de realizar intervenciones tempranas, llevamos a cabo una investigación longitudinal (Aguilar, 2002; Serra, Aguilar, y Sanz, 2002; Sanz, 2002). En este proyecto longitudinal de comparación entre Desarrollo normal, Retraso del Lenguaje y Trastorno Específico del Lenguaje nos planteamos preguntas acerca de las semejanzas y, los marcadores diferenciales entre el RL y el TEL para las distintas edades: 3, 4 y 5 años.
Entre las similitudes entre los niños con Retraso del Lenguaje y los niños con Trastorno Específico del Lenguaje a los 3 años se encuentran los criterios que usualmente se utilizan para definir el TEL:
- Coeficiente de inteligencia superior a 85.
- Ausencia de problemas auditivos.
- Ausencia de daño neurológico, lesión cerebral.
- Ausencia de problemas psicopatológicos.
- Buen ajuste socio-emocional.
- Retraso de mas de un año y medio en la adquisición de los componentes comunicativo, de habla y de lenguaje.
Por esta razón resulta muy difícil a edades tempranas saber si un niño presenta un Retraso del Lenguaje o un Trastorno del Lenguaje.
A la edad de 4 y 5 años ya empiezan a encontrarse marcadores diferenciales entre los niños con RL y los niños con TEL. En general los niños con RL muestran una mejora comunicativa y psicolingüística estable con inclusión en sus producciones de verbos y sus argumentos (complementos obligatorios), de artículos, de preposiciones, de pronombres (menos errores de comisión y de omisión) y de adjetivos, y un mayor y más correcto uso de la coordinación y subordinación (relativas).
Entre los marcadores sutiles, y por ello difíciles de identificar, que se han encontrado como diferenciadores de los niños con TEL y los RL (algunos encontrados ya a la edad de tres años) se encuentran:
- En inteligencia los niños con TEL presentan unas puntuaciones más altas que las de los niños con RL.
- En Comunicación se observa que los niños con TEL tienen un menor número de Iniciativas con información nueva.
- En Fonología los niños con TEL se diferencian de los niños con RL por omitir un mayor número de sílabas átonas, sobretodo iniciales y de codas. También se observa un mayor número de reducciones de grupos consonánticos que en los retrasos del lenguaje y un retraso en adquisiciones tempranas usuales; como las vocales, las oclusivas, nasales y la sílaba CV, al mismo tiempo que adquisiciones tardías ya han aparecido (desarrollo atípico).
- En Morfo-Sintaxis se ha observado la presencia de enunciados no comprensibles y omisiones de palabras de contenido y especialmente de función en los niños con TEL.
En la reeducación debemos tener objetivos claros y observar la existencia y la evolución de las producciones incomprensibles y de las omisiones (más informativas que los errores).
Por desgracia, el progreso sigue siendo el mejor predictor para el diagnóstico diferencial entre RL y TEL y la reeducación temprana la mejor forma de evitar cristalizaciones del problema por lo que aconsejamos ser prudentes, e iniciar de manera precoz una intervención lo menos invasible posible en el niño como las propuestas por las intervenciones naturalísticas .