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La nueva función del profesor como mediador del aprendizaje y arquitecto del conocimiento. (Parte II)

El profesor como mediador del aprendizaje elige y selecciona los contenidos (formas de saber) y los métodos (formas de hacer) más adecuados para tratar de desarrollar las capacidades previstas.
b.- El profesor animador socio – cultural tampoco tiene futuro

La Escuela Activa se centra en actividades (de ordinario muchas) para aprender métodos o formas de hacer con algunos contenidos (con frecuencia pocos). La actividad (de ordinario entretenida) suele ser el centro del aula y las dinámicas de grupo el motor del aprendizaje. Trabajo en gran grupo o grupo pequeño,... para “investigar”. Este modelo de escuela se basa en la acción (muchas veces, externa y no mental) y el profesor reduce su función a la “mera animación socio – cultural”, creando dinámicas de grupo interesantes, activas y de “búsqueda de información”.

Es evidente que este planteamiento es más socializador que la Escuela Clásica, que se aprenden formas de hacer, pero en una sociedad competitiva el nivel de contenidos se reduce substancialmente. Las formas de hacer prevalecen sobre las formas de saber, la acción sobre la reflexión, el trabajo en equipo sobre el trabajo individual. El desarrollo de capacidades suele ser intuitivo y con sentido común profesional de los profesores (que por cierto suele ser alto), pero está claro que este modelo también es insuficiente en la actualidad y está agotado.

Muchas de las lecturas constructivistas del mismo y de aprendizaje por descubrimiento suelen ser también “un mero descubrimiento superficial” (a menudo repetitivo) y el desarrollo de capacidades también es indirecto. La construcción del conocimiento, por parte de los aprendices, se suele basar sobre todo en la inducción, donde la deducción queda relegada a un segundo plano.

Por otro lado el profesor explicador de la Escuela Clásica y el profesor animador socio – cultural de la Escuela Activa se suelen llevar como “el perro y el gato” a nivel profesional, con velados (a veces no tanto) reproches como éstos: mis alumnos aprenden y los tuyos no,... Está claro que el modelo profesional de la Escuela Clásica no tiene futuro y el de la Escuela Activa tampoco. Emergen, en la actualidad (aunque muy lentamente), nuevos modelos de profesores como mediadores del aprendizaje y de la cultura social e institucional y arquitectos del conocimiento (mediadores del conocimiento).

c.- El profesor como mediador del aprendizaje

La mediación en el aprendizaje sólo es posible cuando está claro ¿cómo aprende el que aprende? y ello supone identificar con qué capacidades, destrezas y habilidades aprende un aprendiz en una situación determinada. Para ello, se deben identificar previamente estos procesos cognitivos, para tratar posteriormente de desarrollarlos. Está claro que los aprendices aprenden con unas 30 – 40 capacidades y una centena de destrezas (capacidades pequeñas) y el profesor mediante contenidos y métodos / procedimientos trata de desarrollarlas. Desde esta perspectiva las capacidades y las destrezas actúan como fines y objetivos. Hablamos, por tanto de objetivos cognitivos por capacidades y objetivos cognitivos por destrezas.

El profesor como mediador del aprendizaje elige y selecciona los contenidos (formas de saber) y los métodos (formas de hacer) más adecuados para tratar de desarrollar las capacidades previstas. Desde esta perspectiva el profesor de Matemáticas como mediador del aprendizaje debe saber que un aprendiz en esta asignatura aprende, sobre todo, con dos capacidades básicas que son razonamiento lógico y orientación espacial y con, entre otras, estas destrezas, calcular, operar, representar, inducir, comparar, medir, elaboración de planos, codificar / decodificar, clasificar,... y estas capacidades y destrezas actúan como objetivos compartidos con los aprendices. Una vez identificados estos objetivos el profesor selecciona contenidos (números, operaciones, medidas, geometría,...) y los orienta a la consecución de los mismos. Y aquí la metodología mediacional es importante: el profesor como mediador del aprendizaje debe saber administrar sus silencios y callar “a tiempo y a destiempo”. Este tipo de procesos mentales, suponen una intensa actividad por parte del aprendiz, pero las tareas deben estar muy bien seleccionadas y definidas. El profesor como mediador debe definir la acción mental y orientarla, pero no interrumpirla o diluirla, pues no se interioriza ni se desarrolla.
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